CAMBRIDGE, Gran Bretaña (AP) — Los documentos estuvieron escondidos años en un tarro lechero enterrado en una dacha rusa y parecen una enciclopedia del espionaje de la Guerra Fría.
La información original de una de las mayores filtraciones de inteligencia en la historia —un directorio del espionaje soviético— se hizo pública el lunes tras mantenerse en secreto durante dos décadas.
Vasili Mitrokhin, oficial de alto rango de la KGB, sacó de contrabando en 1991 los expedientes de Rusia. En los documentos se mencionan planes para sabotaje, alijos de explosivos y ejércitos de agentes secretos en Occidente, todos elementos reales para los espías soviéticos de ficción que salen en la serie televisiva “The Americans”.
En el mundo real quizá sea muy difícil conseguir espías de primer nivel. En los documentos se revela que la URSS, en agradecimiento, concedió a algunos honores comunistas y pensiones, pero otros se volvieron personas ebrias, poco fiables o que no sabían guardar secretos.
El historiador de espionaje Christopher Andrew dijo que el vasto dosier que ha difundido el Centro de Archivos Churchill de la Universidad de Cambridge fue descrito por las autoridades británicas y estadounidenses como “la fuente particular de inteligencia más importante de todos los tiempos”.
Mitrokhin fue un archivista de alto rango en la sede de inteligencia extranjera de la KGB y un disidente secreto. Durante más de una década, Mitrokhin se llevó en secreto expedientes a su casa, donde los copió a mano, después los mecanografió y los compiló en volúmenes.
Mitrokhin escondió los documentos en su dacha. Colocó algunos en el tarro lechero y lo enterró.
Después del derrumbe de la Unión Soviética en 1991, Mitrokhin viajó a un estado del Báltico —no se ha precisado cuál— y llevó una muestra de los documentos a la embajada estadounidense, pero lo rechazaron.
Después intentó en la embajada británica, donde un diplomático de bajo rango le pidió que tomara asiento y le preguntó si quería una taza de té.
“Esa fue la frase que cambió su vida (de Mitrokhin)”, dijo Andrew.
Mitrokhin fue sacado en secreto de Rusia y pasó el resto de su vida en Gran Bretaña con un nombre falso y protección policial. Falleció en el 2004 a los 81 años.
El mundo no sabía nada de Mitrokhin hasta que Andrew publicó en 1999 un libro basado en los archivos del exoficial de la KGB. El libro causó sensación porque expuso las identidades de agentes al servicio de la KGB, como Melita Norwood, de 87 años, la “abuelita espía” que había pasado durante años secretos atómicos británicos a los soviéticos.
En los archivos de Mitrokhin se describe a Norwood como una “agente leal, confiable y disciplinada” a la que se concedió por sus servicios la Orden de la Bandera Roja del Trabajo.
Ella era más confiable que los famosos “Espías de Cambridge”, los funcionarios británicos de inteligencia de alto rango que trabajaban en secreto para los soviéticos.
En los archivos se describe a Guy Burgess como una persona “constantemente ebria” y a Donald Maclean como alguien “que no es bueno para mantener secretos”.
Los documentos difundidos recientemente incluyen una lista que abarca varias décadas con los nombres de los agentes de la KGB que estuvieron en Estados Unidos. Las 40 páginas contienen unos mil nombres.
Uno de los espías más notables tenía el nombre código de “Dan”. Se trata de Robert Lipka, un empleado de la Agencia de Seguridad Nacional al que pagaron 27.000 dólares por la entrega de secretos a Rusia en la década de 1960.
Después que Gran Bretaña pasó a los servicios de inteligencia de Estados Unidos la información de Mitrokhin, Lipka fue arrestado y sentenciado a 18 años de prisión.
Los volúmenes revelan además que agentes soviéticos escondieron armas y equipo de comunicaciones en lugares secretos alrededor de países de la Organización del Tratado del Atlántico Norte. Incluyen un mapa de Roma mostrando tres escondites, así como instrucciones detalladas para encontrarlos. No está claro cuántos escondites de armas fueron localizados por autoridades de Occidente.
Aunque algunos agentes se enfocaron en Occidente, muchos más fueron desplegados dentro del bloque soviético. Los archivos contienen listas de agentes encubiertos que fueron enviados a la entonces Checoslovaquia para infiltrar a disidentes que alentaban la insurrección pro democracia denominada Primavera de Praga de 1968. Otros se centraron en el séquito del clérigo polaco Karol Wojtyla, quien se convertiría en el papa Juan Pablo II. La KGB notó con desaprobación “los puntos de vista extremadamente anticomunistas” del futuro pontífice.
El Archivo Churchill está dando acceso a investigadores a 19 cajas que contienen miles de archivos en lengua rusa, mecanografiados por Mitrokhin de sus notas manuscritas originales. Las notas en sí siguen estando restringidas.
Hay atisbos de la forma de pensar de Mitrokhin en los títulos que dio a los volúmenes, incluidos “El régimen maldito” y “La ratonera”.
Andrew dijo que Mitrokhin tomó riesgos enormes, sabiendo que “una sola bala en la parte posterior de la cabeza” sería su destino s era atrapado.
“El material le importaba tanto a él que estaba preparado a poner en riesgo su vida por él”, agregó Andrew.
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