Integrantes de las parrandas de San Pedro de Guarenas y Guatire, del estado Miranda, recibieron este miércoles los diplomas que certifican el ingreso oficial de esta manifestación a la lista representativa de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco por sus siglas en inglés).
El pasado 5 de diciembre de 2013, Venezuela celebró el ingreso de la Parranda de San Pedro a esta lista oficial, convirtiéndose en la segunda manifestación cultural en ser reconocida como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad luego de los Diablos Danzantes de Corpus Christi.
El diploma que este miércoles recibieron los representantes de cinco parrandas (cuatro de Guatire y una de Guarenas), contiene la firma de la directora general de la Unesco, hecho que certifica el ingreso definitivo de esta representación a la lista del patrimonio decretada por la organización.
Durante un encuentro con los cultores en la sede del Centro de la Diversidad Cultural en Caracas, el presidente de la institución, Benito Irady, agradeció a los parranderos cumplir la promesa de una esclava llamada María Ignacia, quien cada año salía con sus mejores trajes a bailarle a San Pedro por la sanación que le concedió a su pequeña hija enferma.
La Parranda de San Pedro, afirmó Irady, es parte del “inmenso tesoro cultural que identifica nuestro patrimonio venezolano”. “Su reconocimiento certifica la unión existente entre el poder popular y el Gobierno, el cual desde la llegada de Hugo Chávez se ocupó en promover la cultura y los valores del pueblo para de esta manera reforzar la identidad nacional”.
Los sampedreños que asistieron al encuentro vistieron sus trajes y sombreros oscuros, sus rostros pintados con tinta negra, y bailaron y cantaron en alabanza a San Pedro al ritmo de la música.
La entrega de estos reconocimientos coincidió con el Día Mundial de la Diversidad Cultural para el Diálogo y el Desarrollo, fecha también decretada por la Unesco.
La celebración consiste en un baile realizado por parranderos con levita, y los “tucusitos”, dos niños que visten de rojo y amarillo, que acompañan a un hombre vestido de mujer, llamado “María Ignacia”, quien carga a la muñeca de trapo “Rosa Ignacia”, que representa a la niña enferma por la cual se paga la promesa.
