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Fallido lanzamiento de servicio telefónico en Cuba

CUBA TELECOMUNICACIONES

LA HABANA (AP) — Lisandra Ayala, una guionista de 36 años, pensó en las jugosas conversaciones que tendría con su prima favorita, que vive en Canadá. Soñaba con mensajes electrónicos de ida y vuelta inmediatos, apretando un botón en su celular, como se hace en el resto mundo.

“Al comienzo estaba tan ilusionada”, comentó Ayala a la Associated Press, aludiendo a un anuncio de la compañía de telecomunicaciones sobre la apertura del servicio en la isla, que tenía un acceso limitado y costoso a la internet.

“Pero la experiencia se convirtió en un desastre total”, agregó.

Una semana después del lanzamiento del servicio el 3 de marzo, Ayala no podía abrir la cuenta. Cuando lo hacía, debía repetir seis o siete veces la operación para lograr el envío. Nada parecía funcionar: llamadas que no sonaban, audio distorsionado que parecía venir del fondo del mar y mensajes de texto urgentes que llegaban al día siguiente.

Miles de cubanos que hicieron largas colas para firmar el contrato –que cuesta 1.50 al cambio en dólares– con la empresa estatal Etecsa experimentaron la misma frustración y como ellos todos los usuarios de telefonía celular que sufrieron las mismas afectaciones.

Las quejas fueron de tal envergadura que en un inusual gesto, la propia Etecsa salió a pedir disculpas, alegando que la demanda por la activación del servicio Nauta en los celulares desbordó las capacidades previstas con consecuencia para todos sus clientes.

La crisis puso de manifiesto la avidez de los cubanos por una mayor conectividad y planteó interrogantes sobre la capacidad de la nación para manejar la carga de datos que se generará si cumple su promesa de abrir internet pleno a la población –móvil y doméstica– este año.

“Nosotros veníamos preparándonos desde hacía más de un año”, explicó a periodistas Hilda Arias, directiva de Etecsa. “(Pero) La expectativa de los clientes superó realmente nuestra visión”, lamentó la ejecutiva, quien aseguró que el colapso era pasajero y paulatinamente iría mejorando.

Según Etecsa, desde que en marzo se abrió Nauta en los móviles hasta finales de abril, unos 100.000 usuarios contrataron el servicio.

“El problema con el que más se ha tenido que enfrentar la población es el acceso a las radiobases, que es el elemento más cercano al usuario de los que componen la red móvil”, señaló Arias. “Con la transferencia de datos se están consumiendo más recursos de esa red”.

Internet fue muy lento desde que llegó a Cuba en 1996. Las autoridades cubanas culparon reiteradamente a las sanciones de Estados Unidos, que inicialmente los obligó a contratar un caro e ineficiente satélite –desde el año pasado se usa también una fibra óptica que viene desde Venezuela– y les impide comprar infraestructura, aunque para los críticos del gobierno se trata de una forma de controlar la disidencia.

Algunos observadores aseguran que la explicación es menos política y atribuyen los problemas a la falta de infraestructura en telecomunicaciones en una isla con pocos recursos y en la cual Etecsa es una fuente de dinero inestimable, pero que no siempre reinvierte sus utilidades en modernizar sus redes.

“La infraestructura de Cuba – móvil y fija – es anticuada”, comentó a la AP Larry Press, profesor de sistemas de información y experto en materia de telecomunicaciones de Cuba en la Universidad Estatal de California en Dominguez Hills.

Etecsa fijó el precio de su Nauta móvil en un peso convertible (igual en dólares) por cada MB de datos transferidos.

Justo para esa fecha la empresa ofreció promociones con rebajas de tarifas en salidas internacionales y recargas pagaderas desde el extranjero, recurso que usan muchos emigrados para tener a su familia comunicada y la situación se puso peor.

El profesor Press dijo que “evidentemente” la demanda superó la capacidad instalada de la infraestructura para atender a Nauta y muchos empleados de las oficinas de Etecsa no estaban preparados para ayudar a los usuarios.

No es la primera vez que las autoridades se topan con un boom de telecomunicaciones en la isla de 11 millones de habitantes.

Hace seis años, los cubanos no estaban autorizados a contratar una línea móvil, las cuales sí estaban disponibles para extranjeros, dirigentes de firmas o funcionarios de alto rango, y según cifras oficiales en 2007 había unas 330.000 cuentas de celulares, que subieron a 466.000 en 2008, cuando el presidente Raúl Castro autorizó a sus compatriotas a contratar el servicio.

En 2013 se reportaron 1,9 millones de abonados a la telefonía celular, con tarifas altas de 0,35 centavos de pesos convertibles (igual en dólares) por minuto para el servicio de voz.

“En Cuba hay pocas empresas que trabajan como Etecsa… con esa entrada de dinero impresionante”, dijo a la AP en entrevista telefónica Emilio Morales, un ingeniero en sistema formado en la isla y presidente de The Havana Consulting Group con sede en Miami.

Según Morales, Etecsa está valorada en unos 3.500 millones de dólares y desde 2008 hasta 2013 ingresó 2.000 millones de dólares. Unos 500 millones corresponden a lo recaudado el año pasado.

Estimados realizados por un estudio de The Havana Consulting Group al cual la AP tuvo acceso mostraron que el 54% del soporte financiero “de este negocio lo sustenta la diáspora cubana”, principalmente aquellos que viven en Estados Unidos y aprovechan las “recargas” que la empresa ofrece por internet o invierten en este sector buena parte de las remesas que la consultora estimó en unos 2.600 millones de dólares.

Esto explicaría por qué pese al escaso poder adquisitivo de los salarios en la isla, con un sueldo promedio de unos 20 dólares –a los que se suman subsidios o gratuidades como alimentación o salud– los cubanos pueden darse el lujo de mantener sus celulares o de correr a contratar nuevos servicios como el de Nauta móvil.

Es visible también que los nuevos trabajadores independientes, unos 400.000 autorizados en medio de las reformas de Castro, están usando cada vez más los celulares para publicidad que llega en forma de mensajes o para la toma de decisiones.

Pero con todo, las autoridades insistieron que para fin de año sí será posible contratar algún tipo de servicios de internet a Etecsa de manera liberada –posiblemente en los móviles para navegación o accesos domésticas que hasta ahora son limitados pues los cubanos deben ir a cibersalas o tener accesos a través de centros de trabajo y universidades–, aunque no ofrecieron detalles.

Muchos cubanos consultados por AP comentaron que en los días recientes el servicio fue mejorando.

“Pero algo anduvo mal” en el lanzamiento, dijo la joven usuaria Indira Pérez, de 24 años. “Nauta falló e hizo que no funcionara todo el sistema de conexión móvil”.

“Si no se preparan bien, cuando quieran ampliar a internet va a ser una locura total”, indicó Pérez.

Copyright 2014 The Associated Press. All rights reserved. This material may not be published, broadcast, rewritten or redistributed.

 

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LA HABANA (AP) — Lisandra Ayala, una guionista de 36 años, pensó en las jugosas conversaciones que tendría con su prima favorita, que vive en Canadá. Soñaba con mensajes electrónicos de ida y vuelta inmediatos, apretando un botón en su celular, como se hace en el resto mundo.

“Al comienzo estaba tan ilusionada”, comentó Ayala a la Associated Press, aludiendo a un anuncio de la compañía de telecomunicaciones sobre la apertura del servicio en la isla, que tenía un acceso limitado y costoso a la internet.

“Pero la experiencia se convirtió en un desastre total”, agregó.

Una semana después del lanzamiento del servicio el 3 de marzo, Ayala no podía abrir la cuenta. Cuando lo hacía, debía repetir seis o siete veces la operación para lograr el envío. Nada parecía funcionar: llamadas que no sonaban, audio distorsionado que parecía venir del fondo del mar y mensajes de texto urgentes que llegaban al día siguiente.

Miles de cubanos que hicieron largas colas para firmar el contrato –que cuesta 1.50 al cambio en dólares– con la empresa estatal Etecsa experimentaron la misma frustración y como ellos todos los usuarios de telefonía celular que sufrieron las mismas afectaciones.

Las quejas fueron de tal envergadura que en un inusual gesto, la propia Etecsa salió a pedir disculpas, alegando que la demanda por la activación del servicio Nauta en los celulares desbordó las capacidades previstas con consecuencia para todos sus clientes.

La crisis puso de manifiesto la avidez de los cubanos por una mayor conectividad y planteó interrogantes sobre la capacidad de la nación para manejar la carga de datos que se generará si cumple su promesa de abrir internet pleno a la población –móvil y doméstica– este año.

“Nosotros veníamos preparándonos desde hacía más de un año”, explicó a periodistas Hilda Arias, directiva de Etecsa. “(Pero) La expectativa de los clientes superó realmente nuestra visión”, lamentó la ejecutiva, quien aseguró que el colapso era pasajero y paulatinamente iría mejorando.

Según Etecsa, desde que en marzo se abrió Nauta en los móviles hasta finales de abril, unos 100.000 usuarios contrataron el servicio.

“El problema con el que más se ha tenido que enfrentar la población es el acceso a las radiobases, que es el elemento más cercano al usuario de los que componen la red móvil”, señaló Arias. “Con la transferencia de datos se están consumiendo más recursos de esa red”.

Internet fue muy lento desde que llegó a Cuba en 1996. Las autoridades cubanas culparon reiteradamente a las sanciones de Estados Unidos, que inicialmente los obligó a contratar un caro e ineficiente satélite –desde el año pasado se usa también una fibra óptica que viene desde Venezuela– y les impide comprar infraestructura, aunque para los críticos del gobierno se trata de una forma de controlar la disidencia.

Algunos observadores aseguran que la explicación es menos política y atribuyen los problemas a la falta de infraestructura en telecomunicaciones en una isla con pocos recursos y en la cual Etecsa es una fuente de dinero inestimable, pero que no siempre reinvierte sus utilidades en modernizar sus redes.

“La infraestructura de Cuba – móvil y fija – es anticuada”, comentó a la AP Larry Press, profesor de sistemas de información y experto en materia de telecomunicaciones de Cuba en la Universidad Estatal de California en Dominguez Hills.

Etecsa fijó el precio de su Nauta móvil en un peso convertible (igual en dólares) por cada MB de datos transferidos.

Justo para esa fecha la empresa ofreció promociones con rebajas de tarifas en salidas internacionales y recargas pagaderas desde el extranjero, recurso que usan muchos emigrados para tener a su familia comunicada y la situación se puso peor.

El profesor Press dijo que “evidentemente” la demanda superó la capacidad instalada de la infraestructura para atender a Nauta y muchos empleados de las oficinas de Etecsa no estaban preparados para ayudar a los usuarios.

No es la primera vez que las autoridades se topan con un boom de telecomunicaciones en la isla de 11 millones de habitantes.

Hace seis años, los cubanos no estaban autorizados a contratar una línea móvil, las cuales sí estaban disponibles para extranjeros, dirigentes de firmas o funcionarios de alto rango, y según cifras oficiales en 2007 había unas 330.000 cuentas de celulares, que subieron a 466.000 en 2008, cuando el presidente Raúl Castro autorizó a sus compatriotas a contratar el servicio.

En 2013 se reportaron 1,9 millones de abonados a la telefonía celular, con tarifas altas de 0,35 centavos de pesos convertibles (igual en dólares) por minuto para el servicio de voz.

“En Cuba hay pocas empresas que trabajan como Etecsa… con esa entrada de dinero impresionante”, dijo a la AP en entrevista telefónica Emilio Morales, un ingeniero en sistema formado en la isla y presidente de The Havana Consulting Group con sede en Miami.

Según Morales, Etecsa está valorada en unos 3.500 millones de dólares y desde 2008 hasta 2013 ingresó 2.000 millones de dólares. Unos 500 millones corresponden a lo recaudado el año pasado.

Estimados realizados por un estudio de The Havana Consulting Group al cual la AP tuvo acceso mostraron que el 54% del soporte financiero “de este negocio lo sustenta la diáspora cubana”, principalmente aquellos que viven en Estados Unidos y aprovechan las “recargas” que la empresa ofrece por internet o invierten en este sector buena parte de las remesas que la consultora estimó en unos 2.600 millones de dólares.

Esto explicaría por qué pese al escaso poder adquisitivo de los salarios en la isla, con un sueldo promedio de unos 20 dólares –a los que se suman subsidios o gratuidades como alimentación o salud– los cubanos pueden darse el lujo de mantener sus celulares o de correr a contratar nuevos servicios como el de Nauta móvil.

Es visible también que los nuevos trabajadores independientes, unos 400.000 autorizados en medio de las reformas de Castro, están usando cada vez más los celulares para publicidad que llega en forma de mensajes o para la toma de decisiones.

Pero con todo, las autoridades insistieron que para fin de año sí será posible contratar algún tipo de servicios de internet a Etecsa de manera liberada –posiblemente en los móviles para navegación o accesos domésticas que hasta ahora son limitados pues los cubanos deben ir a cibersalas o tener accesos a través de centros de trabajo y universidades–, aunque no ofrecieron detalles.

Muchos cubanos consultados por AP comentaron que en los días recientes el servicio fue mejorando.

“Pero algo anduvo mal” en el lanzamiento, dijo la joven usuaria Indira Pérez, de 24 años. “Nauta falló e hizo que no funcionara todo el sistema de conexión móvil”.

“Si no se preparan bien, cuando quieran ampliar a internet va a ser una locura total”, indicó Pérez.

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