La Organización de Estados Americanos (OEA) vuelve a escuchar este viernes la versión del gobierno venezolano sobre una crisis que acumula seis semanas y 31 muertos. Eso sÃ, esta vez, el foro americano contará con el relato de la oposición venezolana, gracias o por la culpa de, Panamá.
Justamente, una solicitud panameña hecha a principios de marzo de tratar la crisis polÃtica venezolana, que ha implicado la detención de cientos de personas y el encarcelamiento de varios lÃderes opositores, llevó al presidente Nicolás Maduro a romper relaciones con el gobierno de Ricardo Martinelli.
Lejos quedaron los apretones de mano y las sonrisas entre Maduro y Martinelli de julio pasado en Caracas, cuando el panameño fue a hacer gestiones para el pago de la deuda que Caracas mantiene con empresarios de la Zona del Canal.
Ahora, al ofrecer su silla y la palabra a la diputada opositora Maria Corina Machado en la OEA, Panamá se coloca como el paÃs más activo de la región respecto a la crisis en Venezuela, lejos de la discreción que se percibe en Brasil o Colombia y más allá de las habituales muestras de solidaridad inquebrantable de aliados como Bolivia o Nicaragua.
Por eso muchos se preguntan por qué un paÃs que usualmente mantiene un bajo perfil diplomático es tan activo cuando se trata de cosas de Venezuela.
“La democracia”
Cuando Panamá pidió en febrero una reunión extraordinaria y urgente de los cancilleres de la OEA, hacÃa poco más de un año que habÃa despedido al que era su embajador en el órgano, Guillermo Cochez, precisamente por criticar la “democracia enferma” de Venezuela.
De esa manera, la cancillerÃa se distanciaba de lo que parecÃa ser una posición personal de Cochez, un duro crÃtico del fallecido presidente Hugo Chávez.
Pero el embajador panameño ante la OEA, Arturo Vallarino, justificó la actitud de su paÃs en la actual coyuntura como una de defensa de la libertad y los derechos humanos.
“Panamá sufrió una dictadura y por eso insistimos”, dijo Vallarino. “Lo que sucede en Venezuela nos recuerda muchÃsimo a la lucha que tuvimos que librar en defensa de los derechos humanos, la libertad de expresión, de la libertad de reunión”.
Ese espÃritu lo cuestiona Miguel Antonio Bernal, analista y profesor de Derecho Constitucional de la Universidad de Panamá, quien le recordó a BBC Mundo la represión de indÃgenas en Bocas del Toro en 2010 o de Colón en 2012.
“Al gobierno de Martinelli no le ha preocupado los derechos humanos de los panameños, ¿cómo le va a preocupar los derechos de los venezolanos?”, le dijo Bernal a BBC Mundo.
¿El dinero?
Ahora, sin relaciones diplomáticas, Venezuela dio por rota incluso la negociación por el pago de la deuda que empresarios de su paÃs tienen con los de la Zona de Libre Comercio de Colón, en Panamá.
Según el cálculo panameño, empresarios venezolanos adeudan US$1.000 millones a los exportadores del puerto de Colón.
El canciller venezolano, ElÃas Jaua, ha denunciado que buena parte de esa deuda es ilegÃtima, supuestamente viciada por hechos de corrupción, lo que reducirÃa sensiblemente la cantidad.
Los venezolanos, aseguran, no han pagado porque no han conseguido divisas de su gobierno. En el paÃs rige un estricto control de cambios: empresarios y ciudadanos sólo acceden a dólares después de un engorroso trámite con el gobierno.
Sin embargo, desde 2013, con devaluaciones incluidas, el gobierno ha ralentizado el suministro de dólares a la economÃa, algo que afectó tanto a empresarios importadores como a otros sectores, como por ejemplo las lÃneas aéreas internacionales.
Para tratar el asunto, Martinelli viajó a Caracas para pedir a Maduro que agilice el cambio de divisas que requieren los empresarios de su paÃs para cancelar su deuda.
Asà pues, se puede ver el activismo del Ejecutivo de Martinelli respecto a Venezuela como algo Ãntimamente relacionado con esa deuda. Aunque también lo contrario, como es el caso de Rolando Gordón, decano de la Facultad de EconomÃa de la Universidad de Panamá.
Para Gordón, en tanto socio comercial, más allá de la zona libre, “Venezuela no tiene gran importancia, no hay mucha relación”. “Usan el Canal muy poco, están en el décimo segundo lugar o por allá, asà que no impacta tanto”, le dijo el economista a BBC Mundo.
“Donde sà es relevante es en la zona libre, pero eso es mercancÃa de Europa y EE.UU. que se ‘reexporta’ y no paga impuestos ni entra a territorio nacional. Ahà Venezuela era el segundo usuario, entonces sà importaba”, agregó.
Cortina de humo
El analista ve las gestiones de Martinelli a favor de los empresarios de su paÃs, más que por el impacto económico, porque “lo quiso aprovechar polÃticamente”. “Estamos en un proceso electoral, las elecciones son el 4 de mayo, su partido cree que consigue ventaja atacando a Venezuela”, opinó.
Coincide el profesor Bernal, que considera la actitud de su gobierno “fundamentalmente una cortina de humo”, quien recuerda que esa situación en relación a Venezuela tiene lugar al mismo tiempo que se retoma en Italia un juicio por supuestos sobornos a funcionarios panameños que ha salpicado al propio Martinelli.
“Muchos interpretamos en Panamá, la actitud hacia Venezuela, como una manera de desviar la atención de graves problemas que se confrontan a escasos 50 dÃas de las elecciones”, agregó Bernal.
Cierto o no, sà es verdad que Venezuela ha formado parte de la agenda electoral panameña, sobre todo desde que el miércoles pasado el presidente Martinelli pidiera a Maduro “no meter sus manos” en las elecciones.
En un comunicado, Martinelli escribió que Maduro “deberÃa estar resolviendo los problemas de desabastecimiento de su paÃs y no metiendo sus manos en Panamá”.
Asà respondÃa a que Maduro hubiera dicho que “espera que el próximo gobierno de Panamá sea torrijista”.
¿Washington?
El otro factor que podrÃa explicar la actitud de Panamá hacia Venezuela es su claro alineamiento con la polÃtica exterior estadounidense.
“El gobierno definitivamente se han identificado mucho o casi totalmente con la corriente estadounidense de asediar a Venezuela”, le dijo a BBC Mundo Julio Yao, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad de Panamá.
“Nos aÃsla de paÃses con los que tenemos la obligación de mantener relaciones lo más cordiales sin dejar de hacer los señalamientos pertinentes dentro de los parámetros correspondientes”, opinó Bernal.
“Pero no debemos actuar solos, no nos acompañó ni Colombia”, dijo en alusión al voto en la OEA del 7 de marzo, cuando Panamá quedó con Estados Unidos y Canadá como los únicos paÃses que rechazaron expresar su apoyo al gobierno de Venezuela.
Según el abogado e internacionalista Julio BerrÃos, la actitud panameña responde a la “petición de los estadounidenses, que no querÃan encender el ‘combo’ en América”.
“Si Washington presentaba la solicitud de la OEA se iba a levantar el continente”, agregó.
“Se han puesto a pelear con Maduro. EE.UU. quiere tumbar a Maduro a como dé lugar”.
Sea por ese supuesto alineamiento con Washington, por el cobro de la deuda, las elecciones o el interés en la defensa de los derechos humanos, lo innegable es que Martinelli parece dispuesto a dedicar los últimos dos meses de su mandato a incomodar a Maduro.
Y eso, por ahora, es de lo poco a lo que se puede agarrar la oposición venezolana fuera de sus fronteras.