No hay guerra sucia que detenga la fuerza del cambio por Henrique Capriles Radonski
Cada acción que toman contra nosotros desde Miraflores es una demostración más de cuánto miedo tienen y de que hasta ellos saben que este país cambió y que saben muy bien lo que va a pasar en las elecciones del 8 de diciembre si el pueblo sale a votar.
Han iniciado una cadena de persecuciones, acosos, amedrentamientos y agresiones que incluso han intentado comprometer la vida de quienes lideramos el cambio que los venezolanos piden. Su única intención es doblegarnos e intentan asustarnos, porque como dicen por ahí “cada ladrón juzga por su condición” y ellos se han acostumbrado a usar el miedo como única estrategia.
Por eso, cuando ven que no nos amedrentan se sienten perdidos. Pero lo que verdaderamente no saben cómo manejar es que el pueblo que nos acompaña en lugar de bajar la guardia se envalentona más. Usaron durante años al pueblo como excusa, chantajeándolo y manipulando sus esperanzas. Hoy se han quedado sin pueblo, sin credibilidad y sin la confianza de sus propias bases, que han visto cómo nos han hundido en una crisis sin precedentes.
Mientras eso pasa, mientras en el partido de gobierno la gente se decepciona y se niega a seguir siendo chantajeada, en el país que queremos construir entre todos somos cada vez más. Desde el 14 de abril eso les retumba y los asusta: que quienes queremos que en Venezuela haya un cambio somos la mayoría, que quienes quieren trabajar para sacar este país adelante somos muchos más que la manada de sinvergüenzas que brincan de un puesto a otro saqueándolo y robándose todo lo que pueden. Y por estar pendientes de cuánto podían llevarse, dejaron al pueblo abandonado y lo perdieron.
Ya nadie les cree los embustes. Ya nadie les compra el discursito del gobierno regional como apóstol del gobierno nacional, porque el gobierno nacional no es otra cosa que un completo desastre. Y ahí es donde está la clave, señores: ahí es donde está la razón por la que no nos meten miedo. No nos meten miedo porque el pueblo está con nosotros, porque los venezolanos quieren un cambio y saben que ni Nicolás Maduro ni sus cómplices son capaces de lograrlo.
Donde sea que nos intentan agredir, sale el pueblo a defendernos y a acompañarnos porque esta es su misma lucha. Pasó, pasa y va a seguir pasando. Y por eso es que cada vez que volvemos a visitar una región la cantidad de personas que se unen a este camino aumenta más y más. Y por eso es que nuestra gente va a votar masivamente el 8 de diciembre. Y por eso es que ustedes, señores del partido de gobierno, deberían estar prestándole atención al hecho de que la gente quiere las soluciones que no puede darle un modelo fracasado.
Este es un gobierno de pantalla, que no sabe hacer otra cosa que amenazar, gritar e intentar que la gente les preste atención como sea. Pero no lo han logrado ni sacándonos de los medios ni metiéndoles más televisores a la gente en sus casas. Ni lo lograrán, porque el sueldo que no alcanza, el mercado incompleto, la escasez de los productos y las fallas en los servicios públicos no están en el rating de la televisión, sino en el día a día de los venezolanos que ya no quieren seguirse calando esta tragedia de un gobierno que genera más problemas que soluciones.
Este gobierno abandonó al resto del país y se decidió a armar su pantalla en Caracas. Pero resulta que ahora hasta la propia militancia del partido del gobierno quiere que visitemos sus regiones, porque aprovechándose de la escasez, el gobierno hambreador hace que a los estados llegue la comida para distraer a la gente del mensaje que queremos llevarle. Lo que ignoran en el gobierno es que ese mensaje llega igualito, porque aunque nos sacaron de los medios de comunicación no pueden sacarnos de la realidad y del día a día de la gente que está pasando trabajo.
A los violentos, a los fascistas, a los corruptos del gobierno, los vamos a vencer con esa fuerza, la fuerza de millones de venezolanos cansados de este desastre. Ese mismo pueblo que no han logrado arrodillar nunca, ni siquiera con la crueldad económica en la que nos hundieron estos incapaces. Y a esa cantidad de personas se le seguirán sumando aquellos que se cansaron de tener miedo, que se cansaron de estar arrodillados, que se cansaron de tener que rogar por sus derechos. Y esos también son cada vez más. Muchos más. Y ellos también votan este 8 de diciembre y aunque los movilicen con su franela roja y con el dinero del Estado, en el secreto del voto sé de más de uno que va a darle una lección a este gobierno fracasado.
Cada uno de los venezolanos de bien está decidido a no permitir que sigan destruyendo al país y a convencer a quien haga falta de su entorno para acompañarlo en esa lucha, porque el futuro de uno se vuelve el futuro de todos cuando pensamos que la única manera de sacar a Venezuela de este atolladero es trabajando juntos. Basta tener un poquito de sentido común para saber que quien está en una cola es porque sabe que lo que va a comprar se va a acabar.
El plan del gobierno es acabar con todo: que no quede nada y que cada venezolano tenga que rogar por lo que necesita. Un partido que quiere decidir por nosotros qué vamos a comer y cuándo vamos a hacerlo y dónde vamos a comprarlo y a quién le vamos a empeñar nuestro tiempo y nuestro dinero. ¡Pero ese plan se puede evitar! Y el 8 de diciembre es la oportunidad para desmontarlo de una vez. ¡Ustedes tienen la fuerza para lograrlo! Por eso nuestro voto va a traducirse en un cambio verdadero: de modelo, de visión del país y de verdaderas oportunidades para todos.
Sabemos qué va a pasar de aquí al 8 de diciembre: ellos van a arreciar la guerra sucia porque es su manera de hacer política, sobre todo cuando sienten que están perdidos. Van a incitar a la violencia, pero en ese terreno van a quedarse solos. ¡Que nadie caiga en provocaciones! ¡Vayamos con fuerza el 8-D a demostrarles de una buena vez que quién manda en Venezuela es el pueblo y no un partido!
¡Que nada nos detenga y sigamos adelante! Dios bendiga a Venezuela.