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¿Una ética para lingüistas?

LL

El reciente antejuicio a Leopoldo López, basado en la experticia de un lingüista experto, ha dado un vuelco en Venezuela a la importancia de la Lingüística en el destino de los venezolanos. El lenguaje no era hasta ahora algo que en los juicios hubiera preocupado mucho. Ahora sí lo es, lo cual es  comprensible cuando la libertad de expresión se va acorralando cada vez más.

El peritaje que forma parte de la acusación de López está plagado de falacias. En efecto, tiene toda la apariencia de ser un riguroso examen científico, pero no lo es. No lo es porque, ni  el análisis está bien hecho, ni las conclusiones concuerdan con el análisis.

El análisis se basa en muy pocas pruebas, es una generalización apresurada, una forma de falacia. En efecto, el lingüista anuncia un procedimiento propio del análisis de corpus (de materiales que contienen millones de palabras) como hubiera podido hacerse sobre el Aló Presidente, pero toma en cuenta solo cuatro videos. Además, insiste en llamar “colocaciones”, a las concurrencias en el discurso de López de ciertos conceptos como Venezuela, Salida, Cambio, Calle etc.,  cuando  las colocaciones pertenecen a la norma, al uso general de la lengua, y no al discurso de una persona: error de definición y por lo tanto de metodología.

A partir de esas coocurrencias, muestra, en esta parte del escrito, que Leopoldo López habla a favor de sí mismo y en contra del gobierno. Esto forma parte de las características esenciales del discurso político: la legitimación de lo propio y la deslegitimación del adversario que, si se está en la oposición, obviamente es el gobierno. Al proponer  una salida constitucional del gobierno de Maduro, con argumentos en contra de su gestión, Leopoldo López se muestra como un político. Chocolate por la noticia.

Hasta aquí el análisis del experto. Luego vienen sus conclusiones, que no se desprenden del análisis anterior y en esto radica la falacia mayor del peritaje.

En primer lugar sostiene que los hechos que ocurrieron después de los videos de López fueron consecuencia de su discurso, otro tipo de falacia, pues adjudica una causalidad a lo que puede ser una correlación cuando dice: A mi entender, y por los hallazgos que arrojan los textos analizados, los discursos del ciudadano Leopoldo López (los días previos al 12 de febrero del presente año) pudieron preparar a sus seguidores para que activaran lo que él llamó #LaSalida del día 12 de febrero y los días subsiguientes. Pero ni su análisis contiene hallazgos significativos, ni demuestra que el discurso de López haya sido la causa de los hechos violentos, como no se podría mostrar en un análisis discursivo.

Asimismo se basan sus conclusiones en dos análisis ulteriores. Uno de ellos, un análisis entonativo  que no aparece por ninguna parte del texto, del que deduce que el discurso de López trasluce la ira y esta ira podría haber sido inoculada a los seguidores del político; pero no se comprueba ni lo uno ni lo otro. Luego el experto se gradúa de jurista y concluye que el discurso del político es anticonstitucional, pero lo  que se proponía la experticia no era un análisis jurídico sino lingüístico, y lo jurídico no forma parte del cuerpo del análisis.

El documento de la fiscalía debe poner a pensar a los lingüistas del país en la necesidad de incluir, en los requisitos de grado, un juramento donde se afirme que se hará y bien y no se hará daño a los seres humanos. En un régimen totalitario es urgente que se establezca dado que una experticia lingüística puede condenar a un individuo judicialmente, y hay que garantizar que entre el lingüista y su texto no se interpongan consideraciones relativas a su forma de pensar, ni a sus convicciones políticas.

Alexandra Álvarez-Muro

 

 

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El reciente antejuicio a Leopoldo López, basado en la experticia de un lingüista experto, ha dado un vuelco en Venezuela a la importancia de la Lingüística en el destino de los venezolanos. El lenguaje no era hasta ahora algo que en los juicios hubiera preocupado mucho. Ahora sí lo es, lo cual es  comprensible cuando la libertad de expresión se va acorralando cada vez más.

El peritaje que forma parte de la acusación de López está plagado de falacias. En efecto, tiene toda la apariencia de ser un riguroso examen científico, pero no lo es. No lo es porque, ni  el análisis está bien hecho, ni las conclusiones concuerdan con el análisis.

El análisis se basa en muy pocas pruebas, es una generalización apresurada, una forma de falacia. En efecto, el lingüista anuncia un procedimiento propio del análisis de corpus (de materiales que contienen millones de palabras) como hubiera podido hacerse sobre el Aló Presidente, pero toma en cuenta solo cuatro videos. Además, insiste en llamar “colocaciones”, a las concurrencias en el discurso de López de ciertos conceptos como Venezuela, Salida, Cambio, Calle etc.,  cuando  las colocaciones pertenecen a la norma, al uso general de la lengua, y no al discurso de una persona: error de definición y por lo tanto de metodología.

A partir de esas coocurrencias, muestra, en esta parte del escrito, que Leopoldo López habla a favor de sí mismo y en contra del gobierno. Esto forma parte de las características esenciales del discurso político: la legitimación de lo propio y la deslegitimación del adversario que, si se está en la oposición, obviamente es el gobierno. Al proponer  una salida constitucional del gobierno de Maduro, con argumentos en contra de su gestión, Leopoldo López se muestra como un político. Chocolate por la noticia.

Hasta aquí el análisis del experto. Luego vienen sus conclusiones, que no se desprenden del análisis anterior y en esto radica la falacia mayor del peritaje.

En primer lugar sostiene que los hechos que ocurrieron después de los videos de López fueron consecuencia de su discurso, otro tipo de falacia, pues adjudica una causalidad a lo que puede ser una correlación cuando dice: A mi entender, y por los hallazgos que arrojan los textos analizados, los discursos del ciudadano Leopoldo López (los días previos al 12 de febrero del presente año) pudieron preparar a sus seguidores para que activaran lo que él llamó #LaSalida del día 12 de febrero y los días subsiguientes. Pero ni su análisis contiene hallazgos significativos, ni demuestra que el discurso de López haya sido la causa de los hechos violentos, como no se podría mostrar en un análisis discursivo.

Asimismo se basan sus conclusiones en dos análisis ulteriores. Uno de ellos, un análisis entonativo  que no aparece por ninguna parte del texto, del que deduce que el discurso de López trasluce la ira y esta ira podría haber sido inoculada a los seguidores del político; pero no se comprueba ni lo uno ni lo otro. Luego el experto se gradúa de jurista y concluye que el discurso del político es anticonstitucional, pero lo  que se proponía la experticia no era un análisis jurídico sino lingüístico, y lo jurídico no forma parte del cuerpo del análisis.

El documento de la fiscalía debe poner a pensar a los lingüistas del país en la necesidad de incluir, en los requisitos de grado, un juramento donde se afirme que se hará y bien y no se hará daño a los seres humanos. En un régimen totalitario es urgente que se establezca dado que una experticia lingüística puede condenar a un individuo judicialmente, y hay que garantizar que entre el lingüista y su texto no se interpongan consideraciones relativas a su forma de pensar, ni a sus convicciones políticas.

Alexandra Álvarez-Muro

 

 

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