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Reporteros sin Fronteras

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Según la agencia Andes (Feb. 12, 2014) en la edición 2014 sobre clasificación mundial de libertad de prensa, la organización Reporteros sin Fronteras afirma que el Ecuador ha experimentado un “notable avance” en esta materia. Pareciera un chiste, pero si la noticia es fidedigna, constituye una burla a los miles de comunicadores, reporteros e investigadores, que trabajan en el país, y que siguen entendiendo su oficio con rigurosidad, independencia, crítica y autocrítica, sin allanarse ante ninguna presión del poder. De ese tipo de periodistas hay muchos en el Ecuador; son trabajadores cotidianos en la defensa de una democracia cada vez más esquiva. Pero su práctica, a diferencia del cuadro cínico que presenta esta noticia, hoy se desenvuelve con cada vez más dificultades.

¿Acaso Reporteros sin Fronteras y sus informantes analizaron la aprobada Ley de Comunicación y sus reglamentos? ¿Acaso creen que en un país en que se ha legalizado la figura de linchamiento mediático puede la libertad de prensa registrar un “notable avance”, sin mencionar la larga lista de normas vigentes que sobrerregulan la práctica del periodismo y ponen a los medios en la parrilla de que se los sancione, por una entidad dirigida por un delegado presidencial? ¿Acaso no tuvieron conocimiento de que en el Ecuador, la creada Superintendencia de Comunicación, ordenó rectificar una caricatura y sancionó al periódico en la que apareció por publicarla sin “fundamento”, como si las opiniones se pudieran rectificar? ¿Acaso esta organización no conoce que en el país se abolió la trasparencia de la información pública y que la ley pertinente no se aplica cuando se trata de proteger información sensible para el Gobierno? ¿Acaso no saben que nuestro país vive invadido de publicidad y propaganda gubernamental, que en la Ley aprobada no tiene límites ni regulación, y que la máxima autoridad del Estado vulnera sabatinamente la honra y los derechos de ciudadanos disidentes? ¿Acaso estos señores han revisado el nuevo Código Integral Penal y las normas que criminalizan la protesta, acercándola a figuras penales como el sabotaje y el terrorismo? ¿Acaso no conocen de los juicios planteados por el Presidente en contra de ciudadanos, acusándolos de injuria, en investigaciones de corrupción como el Gran Hermano o hechos públicos como el 30S? ¿Acaso no hablaron con quienes hacen periodismo independiente en el Ecuador sobre el clima de miedo y autocensura que incentiva la aplicación del vigente marco legal en contra de la libertad de expresión? Si la noticia no es falsa Reporteros sin Fronteras habla de otro país y se burla de nosotros. Su informe significaría un gesto de reverencia con el poder político de turno, que contradice la práctica de un periodismo sin compromisos ni condescendencias con los poderosos. Esta organización debería rectificar su informe y disculparse con los comunicadores ecuatorianos. A los reporteros (con o sin fronteras), como a todos los periodistas, les queda pésimo la cara de cortesanos.

El Comercio


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Según la agencia Andes (Feb. 12, 2014) en la edición 2014 sobre clasificación mundial de libertad de prensa, la organización Reporteros sin Fronteras afirma que el Ecuador ha experimentado un “notable avance” en esta materia. Pareciera un chiste, pero si la noticia es fidedigna, constituye una burla a los miles de comunicadores, reporteros e investigadores, que trabajan en el país, y que siguen entendiendo su oficio con rigurosidad, independencia, crítica y autocrítica, sin allanarse ante ninguna presión del poder. De ese tipo de periodistas hay muchos en el Ecuador; son trabajadores cotidianos en la defensa de una democracia cada vez más esquiva. Pero su práctica, a diferencia del cuadro cínico que presenta esta noticia, hoy se desenvuelve con cada vez más dificultades.

¿Acaso Reporteros sin Fronteras y sus informantes analizaron la aprobada Ley de Comunicación y sus reglamentos? ¿Acaso creen que en un país en que se ha legalizado la figura de linchamiento mediático puede la libertad de prensa registrar un “notable avance”, sin mencionar la larga lista de normas vigentes que sobrerregulan la práctica del periodismo y ponen a los medios en la parrilla de que se los sancione, por una entidad dirigida por un delegado presidencial? ¿Acaso no tuvieron conocimiento de que en el Ecuador, la creada Superintendencia de Comunicación, ordenó rectificar una caricatura y sancionó al periódico en la que apareció por publicarla sin “fundamento”, como si las opiniones se pudieran rectificar? ¿Acaso esta organización no conoce que en el país se abolió la trasparencia de la información pública y que la ley pertinente no se aplica cuando se trata de proteger información sensible para el Gobierno? ¿Acaso no saben que nuestro país vive invadido de publicidad y propaganda gubernamental, que en la Ley aprobada no tiene límites ni regulación, y que la máxima autoridad del Estado vulnera sabatinamente la honra y los derechos de ciudadanos disidentes? ¿Acaso estos señores han revisado el nuevo Código Integral Penal y las normas que criminalizan la protesta, acercándola a figuras penales como el sabotaje y el terrorismo? ¿Acaso no conocen de los juicios planteados por el Presidente en contra de ciudadanos, acusándolos de injuria, en investigaciones de corrupción como el Gran Hermano o hechos públicos como el 30S? ¿Acaso no hablaron con quienes hacen periodismo independiente en el Ecuador sobre el clima de miedo y autocensura que incentiva la aplicación del vigente marco legal en contra de la libertad de expresión? Si la noticia no es falsa Reporteros sin Fronteras habla de otro país y se burla de nosotros. Su informe significaría un gesto de reverencia con el poder político de turno, que contradice la práctica de un periodismo sin compromisos ni condescendencias con los poderosos. Esta organización debería rectificar su informe y disculparse con los comunicadores ecuatorianos. A los reporteros (con o sin fronteras), como a todos los periodistas, les queda pésimo la cara de cortesanos.

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