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Venezuela

Ni el asueto de Carnaval detiene las manifestaciones en Venezuela

Luisana Solano
Hace 11 años

Protestas en Venezuela 2014

Las calles de Caracas han vuelto a llenarse en una nueva jornada de protestas a pesar de los siete días festivos por el Carnaval

Decenas de miles de personas se movilizaron otra vez en Caracas este domingo para mantener la presión desde las calles sobre el Gobierno del presidente Nicolás Maduro. El movimiento estudiantil universitario, que desde el 12 de abril lidera las protestas que en todo el país ya se han cobrado 18 vidas, convocó a una marcha que partió desde cuatro puntos de la ciudad –simbolizando los cuatro temas de las principales reivindicaciones estudiantiles- para reunirse en la Plaza Brión de Chacaíto.

Aunque estos días se han producido varios eventos multitudinarios y la marcha del domingo se limitó a recorrer los tradicionales cantones de clase media contestataria, la nutrida asistencia al acto representó una victoria para los sectores opositores en otra escaramuza de lo que podría denominarse la Batalla del Carnaval en Venezuela.

El Gobierno, puesto en jaque por los focos persistentes de disturbios durante casi tres semanas, apostó a que el asueto de carnaval –aprovechado regularmente por los venezolanos para ir a la playa o salir de excursión- serviría para desmovilizar a los protestas y dejar en evidencia a la vanguardia que organiza las manifestaciones. Para reforzar ese esperado efecto de congelación, el presidente Maduro declaró “no laborables” otros tres días más, incluyendo el próximo miércoles (miércoles de ceniza) en el que se celebra el primer aniversario del fallecimiento de Hugo Chávez.

Que los estudiantes hayan conseguido llenar las calles de Caracas y otras ciudades del país – como Mérida y Barquisimeto – un domingo de carnavales y frente a una oferta tentadora de siete días de vacaciones, habla ya de la capacidad organizativa y política del movimiento.

“Nosotros no estamos cansados ni nos cansaremos, el compromiso de este movimiento estudiantil es con el país y es el país el que nos moviliza a seguir en las calles”, dijo en la escala final de la marcha Juan Requesens, presidente de la Federación de Centros Universitarios (FCU) de la Universidad Central de Venezuela (UCV), estatal, la más antigua e importante del país. Requesens, el único orador en el acto, aprovechó también su discurso de media hora para responder en público a las invitaciones que diversas autoridades gubernamentales, que incluyen al presidente Maduro y al vicepresidente Jorge Arreaza, han venido haciendo para celebrar una mesa de diálogo con los jóvenes rebeldes. El vocero universitario se mostró dispuesto a acudir a una reunión con los altos funcionarios de la revolución, siempre que se cumplan determinadas condiciones, como la transmisión del evento en cadena nacional de radio y TV, la adopción de una agenda previa, y el conocimiento de quiénes serían sus interlocutores, entre otras. “Pero si se piensa que vamos a ir a Miraflores”, dijo Requesens en referencia al palacio desde donde despacha el presidente de la República, “para desmovilizar al pueblo, no vamos a ir a Miraflores”.

Casi en simultáneo, el presidente Maduro se dirigió al país en transmisión televisada. Se encontraba en el Paseo de Los Próceres, un circuito para desfiles militares al suroeste de Caracas, donde insistía en reanimar unas celebraciones de carnaval que ya pueden darse por perdidas. “Ha vencido el pueblo de Venezuela, porque han vencido la felicidad y la paz”, se congratuló de todas maneras el mandatario, “Venezuela está en paz, disfrutando en los ríos, en las montañas y en las playas”.

Usuarios de las redes sociales y operadores turísticos han reconocido que ha habido un flujo discreto de visitantes a los sitios tradicionales de vacaciones. Hasta se han reportado protestas opositoras en enclaves turísticos como la Isla de Margarita y la Colonia Tovar, un poblado fundado por inmigrantes alemanes a las afueras de Caracas en el siglo XIX. En esta última localidad, el bloqueo de caminos –en el que participaban visitantes- fue dispersado por cuerpos policiales mediante el uso de gases lacrimógenos.

El domingo, grupos desprendidos de la gran marcha opositora protagonizaron choques contra fuerzas antimotines en las zonas de Las Mercedes, Santa Fe y Altamira de la capital venezolana. En Mérida –ciudad capital del estado homónimo e importante centro universitario-, protestantes repelieron desde sus barricadas las embestidas de grupos de base del chavismo. También en los Andes venezolanos, pero en San Cristóbal (Estado de Táchira), los grupos rebeldes parecían controlar amplias áreas del área urbana.

Que el desplazamiento de turistas por el territorio venezolano haya sido durante este carnaval menor que en otras temporadas, no significa que se trate de un trasvase de ciudadanos para las protestas. En realidad, muchos venezolanos han debido quedarse en casa atenazados por el alto costo de la vida, la lucha diaria por el abastecimiento, o el simple miedo a la inseguridad en las carreteras o a los bloqueos de vías por parte de los manifestantes. La falta de diversos productos de consumo diario se hace sentir con más virulencia por estos días, cuando las fechas de fiesta han sacado de circulación buena parte de la insuficiente flota de camiones de distribución de alimentos e insumos, o –como en el caso del Táchira- el suministro se ha visto interrumpido por las barricadas o la amenaza de la violencia.

Dubitativo, en apariencia, sobre la forma en que extinguirá las protestas, el Gobierno de Maduro pone cada vez mayor atención en el control del relato sobre la crisis, antes que en la gestión de la propia crisis

El viernes, 41 personas fueron detenidas por soldados de la Guardia Nacional al aplacar protestas en la Plaza Francia de Altamira, baluarte opositor. Aunque en un principio los medios del Estado alertaron que durante la redada se había capturado a “ocho terroristas internacionales”, luego se supo que eran dos ciudadanos extranjeros, uno de ellos, la fotógrafa italiana Francesca Comissari. Luego de permanecer detenida por un día y ser presentada ante el tribunal correspondiente, quedó libre sin cargos. Ya en libertad, sin embargo, la reportera gráfica denunció que no le fue devuelto su equipo de trabajo, que los militares le confiscaron.

El domingo, el Gobierno también denunció una campaña a través de redes sociales “de la derecha” para conseguir que algún astro del cine se refiriera a la situación de Venezuela durante la gala de entrega de los premios Oscar, desde Los Ángeles, California (Estados Unidos). Este evento es uno de los de mayor sintonía televisiva en Venezuela, una nación adicta a los certámenes de belleza y otras ocasiones de lentejuelas. Como medida de precaución, Venevisión, el principal canal comercial de televisión, adscrito a la poderosa Organización Cisneros, que desde hace décadas transmite en vivo la gala, anunció que no lo haría este año. Aunque a última hora adujo estrecheces financieras como excusa para hacer mutis, Venevisión se ha destacado desde 2004 por sus esfuerzos para evitar cualquier fricción con el Gobierno bolivariano.

FUENTE: Impacto CNA

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