Así habla el barrio Blandín sobre la escasez y las colas (Videos exclusivos)
Así habla el barrio Blandín sobre la escasez y las colas (Videos exclusivos)

@AdrianitaN

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Para llegar al barrio Blandín hay que recorrer una sinuosa carretera, para la cual el asfalto parece no ser más que un buen recuerdo. Una decena de casas con techos de zinc, una estación de policía y un módulo de Barrio Adentro, aparentemente abandonado, dan la bienvenida a los visitantes. Unos cien metros más adentro, un anciano con traje militar resguarda la gran reja del Centro de Distribución de la Productora y Distribuidora Venezolana de Alimentos (Pdval) de la carretera vieja Caracas-La Guaira.

El «miliciano» no pone mayor resistencia para dar acceso, confiesa estar agotado tras tres días de «guardia». «A veces, las personas vienen a hacer cola desde las diez de la noche, para agarrar número para el día siguiente», explica. Los compradores del mercado dan cuenta de un proceso más sencillo: se reparten 200 números en la mañana y 80 para la tarde; para garantizar la compra deben empezar a hacer la cola desde antes de las seis de la madrugada.

Un par de funcionarios de la Guardia Nacional Bolivariana se mantienen atentos a cualquier movimiento sospechoso. Otros dos, con armas largas guindadas al cuerpo, revisan con recelo las bolsas de los que ya tuvieron la dicha de comprar. El señor Rubén Carrillo y su esposa se ganaron la lotería hoy: pudieron comprar cuatro pollos, margarina, aceite, leche en polvo -¡lo más importante!, acota la esposa de Carrillo- atún y arroz. Cinco bolsas llenas de alimentos por, aproximadamente, 1.200 bolívares.

José Osorio llegó a las seis de la mañana y calcula que los militares revisarán sus bolsas a eso de las tres de la tarde. Se toma las nueve horas de espera «con soda». No está muy seguro de qué va a poder comprar, pero cree que el Pdval está «bien surtido». Saber que a partir de la próxima semana (tercera de enero de 2015) las ventas serán por número de cédula no lo tiene nada contento. «¿Y si yo tengo que trabajar? Eso es otro problema», afirma.

En ocho días el ciclo se repetirá tanto para la pareja Carillo, como para Osorio: tendrán que volver al supermercado de su comunidad, antes de que salga el sol, a hacer una cola para comprar alimentos. En otras ciudades del país, miles de venezolanos comparten su experiencia.