Texto y fotos @boonbar
Berlín. Por un segundo se hizo el silencio seguido por un bufido de estupor en la sede del partido socialdemócrata de Alemania (SPD) de Berlín apenas se proyectaron en pantalla gigante los resultados de las elecciones del parlamento alemán. Ni la esperada nueva victoria de la canciller Angela Merkel como líder del partido democristiano (CDU) generó la misma reacción que produjeron los números logrados por el emergente partido de extrema derecha, Alternativa para Alemania, (UfD), convirtiéndose en la tercera fuerza dentro del Bundestag, por encima de la izquierda (Die Linke), los liberales (FDP) y los verdes (Grüne).
Las cervezas que comenzaron a servirse desde la tarde del domingo 24 de septiembre en la contemporánea Casa Willy Brandt de Berlín ayudaron a pasar el trago amargo a los militantes del otrora partido de masas alemán, que obtuvo los peores resultados de su historia reciente: sumido en la crisis de la socialdemocracia en Europa, perdió 5 puntos porcentuales con respecto a las elecciones de 2013.
Media hora después de las 6 pm, cuando estrictamente se cierran los centros de votación de toda Alemania, el candidato perdedor, Martin Schulz, admitió que los resultados habían sido amargos ante una sala de prensa abarrotada por medios internacionales. Acompañado por su equipo, anunció que se concentraría en renovar la organización mientras rechazazaba una gran coalición de gobierno con el partido de Merkel, con lo cual SPD pasaría a ser el mayor bastión de oposición para hacerle frente al avance de la ultraderecha de AfD.
Luego una sincronizada seguidilla de declaraciones de los líderes de los partidos alemanes tras el cierre de los centros electorales a las 6 pm en punto, la triunfadora Merkel, quien pese a ganar por cuarta vez consecutiva las elecciones, reconoció que esperaba “un mejor resultado”, sin dejar de recordar que “somos el partido más fuerte y no puede haber coalición de Gobierno sin nosotros”. El rechazo manifiesto del SPD a formar coalición con el CDU (que obtuvo 33,5% en el primer conteo de votos) obliga entonces a Merkel a aliarse con los liberales y los verdes, lo que en el argot político alemán se conoce como la fórmula Jamaica.
Lejos de los vaticinios y encuestas que daban todo por seguro, las elecciones del Bundestag 2017 perturban el panorama político alemán. La sorpresa mayor ha sido la irrupción del AfD como el primer partido de extrema derecha que con 13% de los votos entrará al Parlamento alemán por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial.
Junto a las mesas de biergarten dispuestas a un costado del emblemático edificio de los socialdemócratas, Hassan, un joven alemán de origen tunesino e italiano, se consuela justificando que su partido pasará ahora a la oposición: “Me parece importante que SPD haga oposición desde el parlamento para recordar a Merkel que no lo está haciendo todo bien. Si lo comparamos con el fútbol, Schultz hace lo que hizo Neymar, que dejó el Barça para irse al París Saint Germain para demostrar que es un gran jugador en un equipo diferente al que lidera Messi”.
