MEXICO (AP) — El presidente mexicano Enrique Peña Nieto visitó el jueves el convulsionado estado sureño de Guerrero por primera vez desde la desaparición hace más de dos meses de 43 estudiantes, que provocó la mayor crisis de los dos primeros años de su sexenio.
Un día después de que su gobierno anunció que policías federales y soldados asumían el control de la seguridad de una treintena de localidades afectadas por el crimen organizado, el mandatario viajó al puerto turístico de Acapulco donde anunció que su gobierno promoverá un plan para intentar reactivar las actividades económicas del estado.
El gobierno ha recibido críticas por no responder más rápidamente ante la noticia de la desaparición, y la visita del mandatario es vista ahora también como un reflejo de una reacción tardía de las autoridades.
La atención nacional e internacional se ha mantenido en Guerrero desde que el 26 de septiembre policías corruptos atacaron y detuvieron a estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa, que luego fueron entregados a sicarios de un grupo del narcotráfico, según las investigaciones oficiales.
“El crimen organizado se ha extendido en algunas partes de nuestro territorio y ha llegado a cooptar a las propias autoridades y a las propias policías”, dijo el presidente en Acapulco, cuya seguridad también quedó bajo control de policías federales y militares.
Acompañado de miembros de su gabinete, Peña Nieto dijo que para asegurar la tranquilidad también se necesita promover el desarrollo y anunció un plan de reactivación económica que incluye una campaña de promoción turística, la creación de un fondo para empresas pequeñas en riesgo de cerrar, y la reducción en un 50% la cuota que se paga en la autopista de la ciudad deMéxico al puerto de Acapulco.
Poco antes, en la localidad de Coyuca, cercana a Acapulco, llamó a superar “esta etapa de dolor” de un caso que ha desatado indignación a lo largo del país y provocado protestas crecientes contra las autoridades.
Erubiel Tirado, experto en seguridad y profesor de la Universidad Iberoamericana, dijo a la Associated Press que la visita de Peña Nieto más de dos meses después de la desaparición es una muestra de que “están reaccionando tarde” frente a la crisis desatada.
“(El presidente) es el líder natural del Estado mexicano (y) era importante que estuviera ahí desde los primeros días”, comentó. “Debieron haber generado el mensaje de que había presencia”.
Para Tirado, las protestas y manifestaciones también muestran “esta impotencia, de sentirnos abandonados por nuestros dirigentes, por nuestras autoridades y de exigir que hagan algo”.
El presidente divulgó la semana pasada un plan anticrimen que incluyen propuestas para desaparecer las policías locales y disolver gobiernos municipales infiltrados por el narcotráfico, pero el anuncio fue recibido con escepticismo y críticas por tratarse varias de propuestas ya hechas por gobiernos anteriores que no avanzaron.
El control de las fuerzas federales de la seguridad en varias localidades de Guerrero es parte de ese plan anticrimen.
Aparejado a los efectos de la presencia criminal, algunas de las manifestaciones se han traducido en bloqueos de autopistas que han afectado actividades económicas, incluido el turismo del que dependen lugares como Acapulco.
A finales de noviembre, la embajada de Estados Unidos recomendó a sus ciudadanos a evitar viajes no necesarios al puerto, por tierra o aire.