Ex embajador noruego vuelve a desmentir al cubano sobre 12A2002 - Runrun
Ex embajador noruego vuelve a desmentir al cubano sobre 12A2002

AQUÍ EN OSLO DESAYUNO con quien fuera embajador de Noruega en Venezuela durante los días del golpe de estado de Abril 2002. Dag Mork Ulnes está retirado de la diplomacia y se dedica a cultivar tierra en el campo de su país natal. Desde que comenzó el gobierno de Chávez mantuvo una excelente relación con quien era viceministro de energía y minas, Bernardo Álvarez. Recordemos que Noruega es un país petrolero y desde el gobierno venezolano, mucho antes de la llamada V República, se habían establecido negocios entre las empresas estatales petroleras de los dos países Statoil y Pdvsa. Muchos encuentros tuvieron el embajador noruego y Álvarez y así desarrollaron una buena amistad. Llegado el 12 de abril, en medio de la incertidumbre oficial con Chávez entregado en Fuerte Tiuna, a Bernardo no se le ocurrió mejor idea que pedirle a Mork Ulnes que lo refugiara como asilado en su residencia en Valle Arriba pues tenía inmunidad diplomática al ser parte de la embajada noruega. Álvarez llegó con un amigo y así fue recibido por el diplomático noruego. Ese día 12 estaban viendo la televisión y observaron que la embajada de Cuba en Chuao estaba sufriendo un acoso por personas que gritaban contra el gobierno de Fidel Castro y pedían entrar para buscar a «los funcionarios chavistas que están allí adentro». Álvarez le pidió a Dag que llamara al embajador cubano Germán Sánchez Otero para «ayudarlo en esas circunstancias» y le marcó él mismo en su celular el teléfono celular del cubano quien tenía a su lado al alcalde Baruta Henrique Capriles. Lo que allí hablaron quedó grabado en la televisión y en las cámaras y celulares que estaban dentro del recinto diplomático cubano. Reitera Mork Ulnes lo que ya ese año declaró a este diario: «hablé con el embajador de Cuba en español. Le dije cuál era el propósito de mi llamada. Y me contestó en muy breves palabras: Muchas gracias señor embajador, muy amable que usted haya ofrecido su asistencia, pero todo está tranquilo aquí… perdón, dijo, todo está bien aquí, estamos conversando los dos, pero no hay necesidad de su intervención. Volvió a repetir muy amable y gracias. Ese fue el final de la conversación con él -con el embajador de Cuba- y la conversación duró quizás unos 25 segundos, o algo así. Y eso fue todo lo que sucedió ese día y lo puedo confirmar».

Sánchez Otero refirió luego a otros que también lo llamaron que todo estaba bien y que el alcalde de Baruta, Henrique Capriles, había ayudado a bajar la tensión existente y le estaba muy agradecido. Capítulo cerrado. Sánchez Otero y su embajada estaban bien y sin problemas. La madrugada del 13, cuando se volteó la tortilla golpista, Bernardo Álvarez agradece al noruego haberlo escondido y se va con el amigo que con él había llegado. Luego, el día 14, el mismo Álvarez lo llama a su celular y el lo atiende desde su carro, en Las Mercedes, camino a la residencia. Bernardo me dice: «Dag has cometido un terrible error con lo que has declarado a la prensa. Necesitamos que rectifiques cuanto antes y digas que estas confundido en tu declaración. Te ponemos cámaras de VTV donde quieras y transmitimos en directo cuanto antes. Tienes el tiempo que quieras en el aire para que rectifiques». Esta última palabra me resuena todavía pues me la repitió varias veces. Le dije que no podía hacer eso pues no iba a mentir y además todo estaba grabado y había sido visto por el público. Además, todo eso se lo informe a mi cancillería a medida que se sucedían las cosas y está en los «récords oficiales de mi gobierno».

Una mentira más que vuelve a caerse, cuando al «enpijamao» Sánchez Otero es traído como un héroe, rescatado por Chávez de su prisión doméstica, para presentar un libro contra Henrique Capriles. No se dan cuenta que la mentira tiene piernas cortas…y muchos testigos.