En la OPEP hasta Irán desmontó la “falsa” denuncia de Venezuela: No habrá reunión extra
En la OPEP hasta Irán desmontó la “falsa” denuncia de Venezuela: No habrá reunión extra

IRÁN NI LE PARÓ a la petición venezolana de solicitar una reunión urgente de la OPEP para considerar “la política del imperialismo que amenaza nuestros países y sus economías al impulsar los precios del barril hacía abajo”. Aún peor, contestaron los iraníes que era innecesaria. Lo mismo asumió Arabia Saudita que sigue bombeando petróleo para no perder sus mercados. Los Emiratos Árabes están en la misma posición. Por todo esto, la pancada de ahogado lanzada por Maduro y sus ministros encabezados todavía por Rafael Ramírez, el ex de energía y hoy canciller, ni siquiera fue considerada por la Secretaria General de la OPEP en Viena.

Como el gobierno rojo ha manejado la opinión pública venezolana como le ha dado la gana en tres lustros, trataron de montar una matriz de opinión acusando a Estados Unidos y Europa de conspirar contra los miembros de la OPEP, principalmente y más duro contra el país bajo la bota militar-cívica Cabello-Maduro.

Razones de la inundación de petróleo en los mercados globales pulsan el precio del barril hacia abajo. China el gigante comprador y voraz consumidor del oro negro está pasando aceite en su empuje económico. Otros países recurren al gas y la energía nuclear como fuentes alternas. La energía eólica y solar avanza en Europa y África respectivamente. Tan negro como el mineral es el futuro para Venezuela.

Para algunos analistas los tiempos de la OPEP impulsada por los adecos Juan Pablo Pérez Alfonzo y Rómulo Betancourt con los jefes de estado y  jeques árabes del momento  en la Conferencia de Bagdad  de septiembre de 1960. Irán, Iraq, Kuwait, Arabia Saudita y Venezuela fueron los cinco originales.

Este es el artículo publicado en las páginas de opinión de The New York Times por el analista económico de amplia experiencia en medios de negocios como Fortune y el mismo NYT:

 

UN MUNDO SIN LA OPEP

 Por Joe Nocera

Hace cuarenta y un años este mes, comenzó el embargo petrolero árabe. Los países que formaban parte del mismo pertenecían, por supuesto, a la Organización de Países Exportadores de Petróleo – OPEP – que se había unido hacía 13 años para fortalecer su capacidad de negociación con las compañías petroleras internacionales. El embargo dio lugar a una escasez generalizada en los Estados Unidos, los precios más altos y largas colas en las gasolineras. En el momento en que terminó, el ​​precio del petróleo había subido a $ 12 por barril desde $ 3.

Quizás más importante que el precio del aumento en sí mismo era el nuevo orden mundial que el embargo disparó. “El embargo, ambientado en circunstancias geopolíticas en movimiento fue lo que finalmente permitió  a la OPEP arrebatar el control de la producción mundial de petróleo y los precios de las gigantes compañías petroleras internacionales – marcando el comienzo de una era de precios del petróleo significativamente más altos», como Amy Myers Jaffe y Ed Morse observaron en un artículo en la revista Foreign Policy que fue publicado el año pasado en el 40º aniversario del cartel. Dos veces al año, los ministros de petróleo de la OPEP se reunirían en Viena, donde se establecería la política petrolera  de decidir bien fuera retener o aumentar la producción de petróleo. Siempre había trampa entre los miembros, pero por lo general tenían suficiente disciplina en las filas para mantener los precios más o menos donde la OPEP quería.

Si llega el caso, el título de ese artículo de Foreign Polícy era «El fin de la OPEP.» Jaffe y Morse son ambos expertos mundiales en energía – ella es la directora ejecutiva de Energía y Sostenibilidad de la Universidad de California, Davis, y es el jefe mundial de investigación de materias primas de Citigroup – que dicen que si América juega bien sus cartas, el dominio de la OPEP sobre el mercado del petróleo podría acabarse. Creo que ese día ya ha llegado.

«La OPEP no va a sobrevivir otros 50 años», me dijo Morse. «Probablemente ni siquiera sobrevivir otros 10. Se ha vuelto muy difícil para ellos poder forjar un acuerdo.»

Cuando Morse y Jaffe escribieron su artículo del año pasado, el precio del petróleo era más de $ 100 el barril. Hoy en día, el precio del barril está entre medio y bajo de los $ 80. Ha bajado más de un 25 por ciento desde junio. Hubo un momento en que los 80 dólares por barril habrían sido más que satisfactorio para los miembros de la OPEP, pero esos días se han quedado atrás. Necesidades presupuestarias de Venezuela exigen vender su petróleo a muy por encima de 100 dólares el barril. La primavera árabe provocó que una serie de importantes miembros de la OPEP – incluyendo Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos – tuvieran que aumentar el gasto presupuestario para mantener a sus propias poblaciones en calma. Según el Fondo Monetario Internacional, los Emiratos Árabes Unidos necesitan un precio de más de $ 80 para cumplir con sus obligaciones presupuestarias. Esa meta después de haber tenido a menos de 25 dólares el barril en 2008.

No hace mucho tiempo, Venezuela solicitó una reunión de emergencia de la OPEP para discutir la disminución de la producción. Irán ha dicho que esa reunión no es necesaria. Mientras tanto, Arabia Saudita ha dejado claro que se ocupará principalmente de no perder sus cuotas de mercado, por lo que continuará bombeando petróleo, independientemente de las necesidades de otros miembros de la OPEP. Esto no es exactamente un comportamiento de “cartel”. La próxima reunión de la OPEP está prevista para finales de noviembre, pero hay poca probabilidad de un acuerdo.

Hasta aquí el artículo en cuestión. Los comentarios que se le añadieron en la página editorial del NYTimes incluyeron esta respuesta: ¿Por qué se encuentra en desbandada la OPEP? Simplemente la oferta de petróleo es más grande que la demanda y la OPEP ha perdido su habilidad de controlar esa oferta. Parte de la razón es la disminución de la demanda global. La economía de China se ha desacelerado como también su voraz apetito por el petróleo. Mientras tanto Japón aumenta cada día su dependencia del gas natural y la energía nuclear.