Fotos y perfil | Fidel Castro contra el olvido - Runrun
Fotos y perfil | Fidel Castro contra el olvido

Líder de la revolución cubana, fue el caudillo latinoamericano que más tiempo duró en el poder

 

@boonbar

CUANDO FIDEL CASTRO SE ENFERMÓ GRAVEMENTE en julio de 2006, jamás pensó que viviría 10 años más. Lo confesó por escrito el 16 de agosto de 2013, en un extenso artículo publicado en el diario oficial Granma, en ocasión de su 87 cumpleaños. En ese entonces, cuando se activaron una vez más los rumores de su muerte alrededor del mundo, el líder cubano, el jefe de estado con mayor permanencia en el poder en Latinoamérica, asumió que todo podría terminar. Que a sus 80 años y después de casi cinco décadas al mando de la isla podría ser vencido. Pero no: la vida le dio un tiempo extra en el que pudo atestiguar algunos desenlaces que torcerían su proyecto vital: la revolución.

Hasta la noche de este viernes 25 de noviembre de 2016, cuando fue anunciada su muerte por las autoridades cubanas, un Castro retirado de las tribunas pudo presenciar el restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Washington y La Habana, que dio pie no sólo a la reapertura de las embajadas, sino también a la realización del primer vuelo comercial entre ambas naciones en más de 50 años o a al arribo del primer crucero proveniente de costas norteamericanas en medio siglo.

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También vio los primeros pasos de la apertura económica. La misma que progresivamente implantó su hermano Raúl luego que asumiera el control del Estado en 2008, cuando Fidel dejó definitivamente la Presidencia de Cuba (de la que se había apartado provisionalmente cuando cayó enfermo dos años antes). Una serie de reformas llevadas a cabo por la vieja guardia abrieron puertas a la iniciativa privada y al mercado pusieron en entredicho el modelo comunista que quiso implantar desde triunfó la revolución en 1959.

También, fue testigo directo de la agonía y muerte en 2013 de su más notable pupilo, el expresidente venezolano Hugo Chávez, en quien proyectaba la continuación de su influencia en América Latina.

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En los últimos años de su vida, Castro pudo conocer la expansión de una nueva generación de la disidencia cubana, que burló los límites de la isla en un mundo globalizado. Además, conoció la apertura de vuelos comerciales, los «cuentapropistas» y el levantamiento del veto los deportistas cubanos.

Castro, figura fundamental de la historia del siglo XX y una de las más controversiales, sobrevivió a once presidentes de Estados Unidos (desde Eisenhower hasta Obama) y a cinco de la ex Unión Soviética (desde Jruschov hasta Gorbachov), bloque político-económico al cual la revolución cubana estuvo aliada hasta su caída en los 90.

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Obsesionado con la trascendencia, se dedicó a justificar su lugar en la historia en los últimos años. Supervisó la publicación de cuatro libros autobiográficos: «Biografía a dos voces» (2006) de Ignacio Ramonet; «La ofensiva estratégica» (2010); «La victoria estratégica» (2010) y «Guerrillero del tiempo» (2012), de la periodista cubana Katiushka Blanco. Todas repasan episodios conocidos de la vida del líder de la revolución cubana.

Pero en sus últimas horas, el nombre de Fidel Castro ya no circulaba en las redes sociales. Limitó sus apariciones ante la prensa al mínimo y la publicación de sus «reflexiones» se espaciaron en el Gramma, el diario oficial de la revolución. Su muerte fue una larga y discreta despedida desde que cedió el mando a Raúl en 2006. Esta transición no significó el cambio radical del sistema como muchos vaticinaban. «Fidel fue convirtiéndose en un viejito anodino que presenció en vida cómo Raúl deshacía todo lo que él logró a lo largo de casi 60 años», comentó el periodista y editor cubano, Fausto Masó.

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«Ejerció durante casi 70 años una enorme influencia en Latinoamérica y algunos países africanos», comenta Héctor Pérez Marcano, ex líder guerrillero venezolano que comandó la invasión de Cuba a Machurucuto (1967). «Pero la historia no lo absolverá como sentenció en el juicio al ataque del cuartel Moncada (1953) porque traicionó el ideario político de Martí que enarboló en la lucha revolucionaria. Dio un viraje de 180 grados a los argumentos humanistas y cubanos para iniciar un proceso político que llevó a Cuba a una situación de pobreza extraordinaria, que en un principio se sostuvo por el subsidio soviético y en los últimos años por el del régimen chavista».

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Pérez Marcano considera que «la gesta de Castro que el mundo entero saludó con euforia terminó en un proceso totalitario que ahora viene de regreso al intentar copiar el modelo chino, que bien puede calificarse de capitalismo salvaje. Esa figura de indudable prestigio mundial cedió el mandato a su pragmático hermano, creando una especie de dinastía que hace esfuerzos desesperados para salir del atolladero económico, resultado del mal llamado modelo cubano».

La última vez que Castro se dejó ver en público fue el 15 de noviembre de 2016, día en que recibió en La Habana (Cuba) al presidente de la República Socialista de Vietnam, Tran Dai Quang. En la foto que circuló estaba sentado mientras le entregaban un cuadro que retrataba su estampa de juventud y su habano en los labios. Ya no vestía el altivo uniforme verde oliva de otros tiempos, sino una chaqueta deportiva blanca sobre una camisa a cuadros blancos y negros. El pelo y la barba ya eran blanquecinas.

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Desde joven, el comandante asumió su predestinación para cambiar el destino de su país. Así lo registró el periodista Tad Sluck registró en el libro «Fidel, un retrato crítico» (1986). «La revolución aportó a Cuba extraordinarias realizaciones en materia de justicia social y de igualdad, adelantos en sanidad pública y educación y una equitativa distribución de la riqueza nacional. El mérito corresponde por entero a Fidel Castro», afirmó el escritor. Su maniobra en episodios que desafiaron al poder de Estados Unidos como emblema del sistema adverso al comunismo le valieron consideraciones de ser un «genio político» y «brillante estratega». Pero también, sobre el carismático dirigente y notable orador pesa la acusación de ser el dictador que destruyó a un pueblo por su obsesión por el poder.

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Este obituario fue escrito originalmente para el diario Últimas Noticias.