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Steve McCurry

¿Dónde estará la niña afgana?

Sharbat Gula, la niña afgana de 12 años que Steve McCurry fotografió para National Geographic y ella en 2016. Fotos nationalgeographic.com.es

¿Qué pasará con las mujeres, las niñas y las adolescentes afganas?, ¿dónde queda la responsabilidad internacional y moral con ellas?

 

@dhayanamatos

Lamentablemente, la población afgana ha transcurrido su vida de guerra en guerra. Durante siglos, distintas potencias se han disputado ese territorio, han puesto y quitado gobernantes.

En 1978 hubo un golpe de Estado y el presidente afgano Mohamed Daud fue asesinado. Los comunistas aprovecharon para tomar el poder. Esto generó enfrentamientos con facciones rebeldes, opositoras al régimen.

Para evitar que el régimen comunista cayera, la Unión Soviética envió tropas al país, mientras que Estados Unidos, de forma encubierta, enviaba armas a las fuerzas rebeldes.

Para la URSS, esto fue su Vietnam particular; gastaron grandes cantidades de dinero durante el conflicto armado que duró diez años.

En medio de la guerra, la población civil afgana se trasladaba hacia el vecino Pakistán, donde en la década de los ochenta se comenzaron a instalar campos de refugiados.

La niña afgana

En esa época, Steve McCurry, de National Geographic, fotografió a Sharbat Gula, una niña afgana de poco más de 10 años quien vivía en un campo de refugiados en Pakistán y su rostro apareció en la portada de junio de 1985 de la prestigiosa revista.

La foto de la niña afgana es quizás una de las más famosas de esta publicación. ¿Quién no se ha topado en algún momento, navegando por la red, con la cara de esa pequeña con unos impresionantes ojos verdes que resaltan en su piel morena?

Hay quienes dicen que sus ojos transmitieron al mundo lo que vivía la población afgana de una forma mucho más clara que lo que decían los diplomáticos de este país.

Sharbat se convirtió en un ícono de la guerra de los ochenta, pero como en otros casos, pronto la opinión pública se olvidó de ella.

La invasión estadounidense de comienzo de siglo

Luego de los ataques contra las Torres Gemelas en Nueva York el 11 de septiembre de 2001, de la rápida identificación de Osama Bin Laden como responsable y de la negativa de los talibanes, quienes gobernaban Afganistán en ese momento, a entregarlo a Estados Unidos, este país lanzó una ofensiva aérea que dio comienzo al conflicto armado que duró casi 20 años.

Nuevamente el país se enciende (aunque en realidad los conflictos siempre han estado presentes en este territorio) y la población civil, principalmente las mujeres, las niñas y las adolescentes son las principales víctimas. Es en ese contexto en el que Steve McCurry encuentra a Sharbat Gula luego de 17 años.

Para encontrarla, se usó una técnica de reconocimiento del iris, inventada por el profesor de la Universidad de Cambridge John Daugman, que resulta tan efectiva como las huellas dactilares.

Fue el iris de los ojos lo que permitió corroborar que efectivamente la mujer de rostro cansado, era la misma niña retratada en el pasado.

La encontraron en Afganistán, su rostro y su piel mostraban las huellas de una vida llena de sufrimiento. La casaron cuando tenía entre 13 y 16 años, ni ella misma sabía con certeza su edad. Tuvo cuatro hijas mujeres, una de ellas se le murió. ¡Hijas, mujeres en Afganistán!

Sharbat una mujer cansada y enferma

En 2017, la BBC publicó un artículo sobre Sharbat Gula. Para ese momento vivía en Afganistán, pero no podía volver a su pueblo natal porque estaba en un territorio dominado por el Estado Islámico (ISIS).

Fue arrestada por el gobierno de Pakistán por la falsificación de documentos de identidad pakistaníes, estuvo privada de libertad por 15 días, contrajo hepatitis y volvió a Afganistán.

Como relata su hermano, en su vida nunca ha sido feliz y en alguna de las entrevistas que le hicieron, Sharbat manifestó que lo que quería era paz para su país y que sus hijas pudieran educarse. Parece que ninguno de sus sueños se hará realidad…

La salida de las tropas estadounidenses

La retirada de Estados Unidos de Afganistán y la recuperación del poder por parte de los talibanes han ocupado los titulares de la prensa mundial y han sido tendencia en las redes sociales.

Desde distintas instancias, Naciones Unidas, organizaciones de mujeres, académicas, feministas, activistas de derechos humanos, algunos gobiernos y en general muchas personas, han levantado su voz por la situación de las mujeres afganas.

La forma cómo se ha coordinado la retirada muestra una vez más que la situación de las mujeres afganas no fue un tema evaluado ni considerado importante a la hora de tomar una decisión.

Es cierto que hubo avances en los derechos de las mujeres durante los últimos 20 años; algunas pudieron educarse y ocupar puestos públicos de importancia, pero Afganistán seguía siendo uno de los peores países del mundo para ser mujer.

¿No sabía Estados Unidos esta situación?, ¿desconocía que salir de Afganistán y dejarla en manos de los talibanes significaba dejar a las mujeres en una situación de absoluta vulnerabilidad y negarle la posibilidad de ejercer algún derecho como persona? ¡Claro que lo sabía, pero eso no importó!

Personas expertas en el conflicto afgano que analizan los intereses de las distintas potencias mundiales en la región, que saben de la disputa entre talibanes, ISIS y otros grupos extremistas, han señalado que no había forma de que se diera una retirada que asegurara una convivencia pacífica. ¿Pero quién pensó en la vida de las mujeres afganas?

¿Y ahora qué pasará?

El estrepitoso fracaso en lograr la estabilidad de la región y con una derrota mucho mayor que la sufrida en Vietnam, Estados Unidos deja al país y trata de salvar a sus nacionales, lo cual es válido. Se sabe el destino que pueden tener si caen en manos de los talibanes, pero ¿qué pasará con las mujeres, las niñas y las adolescentes afganas?, ¿dónde queda la responsabilidad internacional y moral con ellas?, ¿es que hay alguna potencia mundial a la que de verdad le importe sus vidas?

Las imágenes de la población afgana pasando niñas a través de un muro a soldados estadounidenses para salvarlas resultan brutales. Las entregan sin saber el destino que tendrán, pero creyendo que en cualquier lugar del mundo tendrán mayores posibilidades que en su propio país. Ojalá que la comunidad internacional les responda a estas niñas y no pasen a engrosar las cifras de personas abandonadas, en situación de pobreza extrema del planeta.

Si eres mujer, pudiste nacer en Afganistán

En las redes sociales se les cuestiona a las feministas que no hagan nada contra lo que está sucediendo, ¡como si de verdad fueran mujeres maravillas para resolver problemas que no han podido los países más poderosos del mundo!

Se les increpa por no actuar, lo cual es falso, hacen lo único que pueden hacer: levantar la voz, sensibilizar, mantener el interés por el tema y apoyar a las mujeres afganas.

Sí a esas mujeres que, contrariamente a lo que señalan los dioses del Olimpo venezolano que las tachan de ilusas, salieron a protestar y a levantar su voz, estando claras a lo que se exponen: a ser asesinadas, pero con la convicción de que no hacer nada, no decir nada, es una especie de muerte en vida, porque lo que les espera ahora les trunca sus sueños, sus esperanzas y sus proyectos vitales.

Y pudimos ser nosotras. Pudimos nacer en Afganistán y tener una vida como la de Sharbat Gula; que nos casaran a los trece años, que no nos dejaran estudiar, que hasta un niño varón de pocos años pudiera decidir sobre nuestras vidas. Por eso, debemos seguir haciendo visible esta realidad y “buscando” a todas las niñas afganas.

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