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Oposición venezolana en el exilio acumula millas viajeras
Según una base de datos elaborada por Runrunes, desde las protestas de 2014, 21 políticos opositores han pasado al exilio
La mitad pertenece a Voluntad Popular y siete son de Primero Justicia.
11 partieron en el segundo semestre de 2017
Hay siete alcaldes, ocho diputados y dos concejales
Con la estampida se neutraliza el poder de convocatoria de la dirigencia opositora, debilitan partidos y obstaculizan liderazgos emergentes

 

Francisco Zambrano | @franzambranor

Infografía: Juan Carlos Hernández | @ideografiko

EL EMPUJÓN POR LA ESPALDA que le dio el coronel Bladimir Lugo a Julio Borges, entonces presidente de la Asamblea Nacional, fue una especie de preludio de lo que iba a pasar meses después. Borges, que había ido a mediar con Lugo luego de la agresión a varios diputados por parte de la Guardia Nacional Bolivariana, caminó fuera del cuarto sin lograr reaccionar: apenas miró a los lados buscando en ningún lugar una explicación y se fue. En el sitio quedó Lugo, uniformado, risueño y rodeado de militares, después de haber explusado -frente a una cámara encendida- al máximo representante del Poder Legislativo venezolano.

De manera similar como salió el diputado de Primero Justicia ese 27 de junio de 2017 de la oficina de la GNB en el Parlamento, así tuvo que abandonar el país meses después: sin decir una palabra. Aunque no ha confirmado que pasará a formar parte del exilio, el expresidente de la AN es candidato a engrosar las filas de la diáspora opositora, especialmente luego que el presidente Nicolás Maduro le amenazara en reiteradas oportunidades con cárcel si osa volver.

Borges lideró el diálogo en República Dominicana en el que la oposición decidió retirarse y también la corriente abstencionista frente a las elecciones presidenciales del 20M, comicios sobre los que aún hay incertidumbre entre la ciudadanía. Durante el comienzo del 2018, el ex presidente de la Asamblea Nacional fue una de las caras más visibles de la oposición hasta que, como otros políticos de la MUD, viajó sin retorno y bajó el perfil.

Según una base de datos elaborada por Runrunes el éxodo de dirigentes va por 21 y creciendo. De esas dos decenas de políticos, casi la mitad (10) pertenece a Voluntad Popular, el partido opositor más vapuleado con su máximo líder Leopoldo López encarcelado; su segundo a bordo, Freddy Guevara, protegido en la embajada chilena en Caracas luego de ser despojado de la inmunidad parlamentaria por el Tribunal Supremo de Justicia y acusado de instigación pública y su coordinador político, Carlos Vecchio, refugiado en Estados Unidos después de haber sido señalado de incendio intencional, daños a la propiedad pública y privada y asociación para delinquir a raíz de las protestas antigubernamentales de 2014.

Además, siete forman parte de Primero Justicia, partido que tiene a Borges como máximo representante y principal blanco de acusaciones por parte del gobierno por supuestamente desestabilizar la democracia. Borges, al igual que su compañero de fracción, Tomás Guanipa, inició una gira a principios de 2018 que se ha convertido en un escape de los grilletes de los cuerpos de seguridad del Estado.

Tanto Alianza al Bravo Pueblo, Patria Para Todos, Copei y Acción Democrática cuentan con uno cada uno (ver infografía). La principal figura de ABP, Antonio Ledezma, se fugó el 17 de noviembre de 2017 luego de 102 días de detención. El alcalde metropolitano remitido a la cárcel de Ramo Verde y posteriormente confinado en su casa tras ser acusado de intento de Golpe de Estado hace cuatro años, salió por la frontera con Colombia burlando las autoridades venezolanas antes de llegar, siete días después, a España donde solicitó asilo político.

Pablo Medina, del PPT, se fue a Estados Unidos en el marco de las manifestaciones de 2017 y ahora es miembro de una Junta Patriótica con disidentes en Miami. Roberto Enríquez, presidente de Copei, cumplió en abril de 2018 un año protegido por la embajada de Chile en Caracas luego de que fuese detenido y liberado por el Dgcim (Dirección General de Contrainteligencia Militar) e Ismael García de AD dejó su curul en la Asamblea Nacional para denunciar al gobierno de Maduro fuera de nuestras fronteras, administración que le cataloga de conspirador.

También la mitad de los integrantes de la base de datos (11) abandonaron el país en el segundo semestre del año pasado, después de la oleada de protestas en contra del gobierno madurista, lapso en que el Tribunal Supremo de Justicia dictó condena de 15 meses de prisión a los alcaldes opositores David Smolansky (El Hatillo), Ramon Muchacho (Chacao), Gustavo Marcano (Lecheria) y Omar Lares (Merida) por desacatar una sentencia que les ordenaba impedir las manifestaciones en sus respectivas jurisdicciones.

Ocho miembros de la base de datos están en Estados Unidos, tres en España, tres en Colombia, uno en Francia, dos en la embajada de Chile en Caracas y el resto en giras internacionales que no terminan.

Hay siete burgomaestres, ocho diputados y dos concejales. El promedio de edad es de 45,2 años, cifra que sería menor de no ser por Antonio Ledezma (63 años), Ismael García (64) y Pablo Medina (70).

Acéfalos

La movilización de políticos fuera de las fronteras venezolanas ha generado una acefalía en el seno de los detractores de la administración chavista, además de debilitar la cúpula de los partidos. También ha logrado que liderazgos emergentes como el de los alcaldes jóvenes sean obstaculizados en función de impedir una virtual candidatura a una gobernación o incluso a la presidencia del país.

La mayoría ya tiene la etiqueta de exiliados y a otros hay que ponerles un asterisco como el caso de Borges y sus homólogos Ismael García y Tomás Guanipa, quienes salieron por Maiquetía a denunciar la crisis democrática en Venezuela con la promesa de regresar.

“El problema es cuál es la capacidad que tiene la gente de percibir que estos líderes siguen trabajando pese a que están fuera del país”, dijo el analista político y director de ORC Consultores, Oswaldo Ramirez.

“Esta oposición que se hace ahora en el extranjero merma la capacidad organizativa dentro de los partidos políticos, ya que perdieron a sus líderes fundamentales, a las personas que de alguna forma tienen más poder de convocatoria y aupaban a participar en protestas, marchas y concentraciones”, agregó.

Una fuente vinculada a la Asamblea Nacional considera que la diáspora política opositora irá in crescendo. “Hay mucha persecución y miedo. Julio (Borges) no vuelve, ése pone un pie en Maiquetía y le ponen los ganchos”.

El propio Borges, a mediados de febrero de este año, dijo que no persigue protección de otro Estado. “No he pedido, ni pediré asilo en ningún país, haré una gira”.

Ramírez indicó que con la eventual reelección de Maduro como presidente de la República se podría potenciar el éxodo forzado de dirigentes y la persecución a la disidencia.

El cuento vuelve a repetirse

El historiador Elías Pino Iturrieta consigue similitudes entre la estampida actual de políticos de oposición con las de otras épocas como las del gomecismo (1908-1935) y el perejimenizmo (1952-1958).

“En términos cuantitativos, el éxodo de la era perejimenizta fue mayor. Hubo una salida de toda la cúpula de Acción Democrática encabezados por Rómulo Betancourt, Raúl Leoni y Carlos Andrés Pérez. Copei partió más tarde y luego fueron los líderes de izquierda”, dijo.

“El fenómeno de la Venezuela peregrina opositora está vinculado al siglo XX. En principio comenzó en 1913 con Juan Vicente Gómez y posteriormente se repitió con Pérez Jiménez en la década de los 50”, puntualiza Pino Iturrieta y añade que en la dictadura de “El Benemérito”, los disidentes se exiliaban en las islas del Caribe. “La mayoría se fue a las antillas vecinas y diez años más tarde cogieron destinos como México y Colombia”.

Posteriormente, con la tiranía de Marcos Pérez Jiménez, las naciones que recibieron a disidentes venezolanos aumentaron. “Lo más común en esa época era refugiarse en sitios donde habían democracias consolidadas como Costa Rica, Panamá, México y Estados Unidos”.

Advirtió que en el ADN de todo político exiliado está el regresar a su patria cuando las condiciones sean favorables. “Cuando Pérez Jiménez, los políticos que no murieron en el exilio en su mayoría regresaron para formar parte de la llegada de la democracia”.

“Los líderes, los que forman parte de un partido, tienen un regreso asegurado, porque sienten el compromiso de retornar a construir lo que ha sido derrumbado”, puntualizó.