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Nuevo capítulo: ¿superación o reparto? Por V.J. Los Arcos Ayape

Un estractor de petróleo trabaja en un campo cerca de Calgary

 

La realidad puede ser cruda; por eso, en estos días, uno oye «petróleo crudo» y lo que la connotación traduce es «la cruda realidad venezolana».

La cruda realidad venezolana indica precios petroleros declinantes y ascendentes fantasías «revolucionarias».

La Agencia Internacional de Energía (IEA) difundió este Viernes su Oil Market Report (OMR) para Noviembre, un documento altamente seguido por el mundo petrolero y gobiernos y agentes de opinión de todo el mundo.

Queda en la tecnocracia petrolera venezolana (si es que todavía puede decir que esta aún exista en la ideologizada administración «revolucionaria») la evaluación técnica (si es que los parámetros han logrado flotar en un mar de lemas de propaganda), la apreciación de la data.

Pero hay un solo pasaje del OMR que no se puede pasar por alto. Si se toma en cuenta que International Energy Agency fue la herramienta creada por el ex Secretario de Estados Unidos Henry Kissinger «para poner de rodillas a la OPEP», la siguiente fase es una confesión de que el objetivo fue definitivamente alcanzado.

“It is increasingly clear that we have begun a new chapter in the history of the oil markets» (Está cada vez más claro que hemos comenzado un nuevo capítulo en la historia de los mercados petroleros).

No se trata de limitar el papel cumplido por la IEA a la cuestión de precios, ya que ha sido un promotor de nuevas tecnologías de ecología, eficiencia y productividad, pero los precios petroleros forman parte importante, pero no única, de la cruda realidad venezolana.

¿En qué actitud se encuentran Nicolás Maduro Moros y sus jefes habaneros ante el «nuevo capítulo» iniciado? Respuesta sencilla para efectos complicados: en la de más delirios «revolucionarios».

Faltando apenas cinco días para que fenezcan los poderes que le confiere una «Ley Habilitante» espúrea (así lo niegue el alcahuete Tribunal Supremo de Justicia), Maduro Moros se lanza con una serie de decretos «con fuerza de ley», algunos de «ley orgánica» relacionados con la gestión y financiamiento comunitarios; es decir, la consagración pretendidamente «en eternidad» de todo lo contrario a lo que se necesita para encarar el «nuevo capítulo».

El empecinamiento en hundir al país es parte de la cruda –crudísima- realidad de venezolana, tan escasa de oportunidades de felicidad como de escrúpulos morales entre sus gobernantes.

No es lo mismo superar la miseria que distribuirla.

V.J. Los Arcos Ayape

Agencia Sigla