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Luis Alexander Bandres Figueroa

“Tantos años en Cotiza y nunca había visto esto así”: de cómo el barrio apoyó a los guardias alzados

@loremelendez

A media mañana del lunes 21 de enero, en las calles cercanas al Comando de Zona de la Guardia Nacional Bolivariana 43 del Distrito Capital, en Cotiza, al noroeste de Caracas, se sentía el olor de los gases lacrimógenos. A menos de 50 metros de la redoma que está frente a la sede militar, ardía en llamas la basura de un container totalmente en ennegrecido. Los vecinos del barrio, en un gesto inédito, habían salido de sus casas y bajado los cerros para apoyar a un grupo de sargentos que durante la madrugada se pronunció en contra del gobierno de Nicolás Maduro y que allí, en ese comando en el corazón del barrio, se refugiaron.

Lo primero que escucharon los habitantes de la barriada –donde durante años han estado presentes los colectivos armados pro gobierno– fue un tiroteo a las 4:00 am. “Eso fue fuerte, ¿oyó?. Yo le dije a mi mamá ‘aquí nos van a matar’ y nos escondimos debajo de la cama”, contó una joven morena que apenas llegaba a la mayoría de edad y que pidió proteger su identidad.

Una hora después, los vecinos conocieron la razón de los disparos. Por redes sociales y mensajería instantánea se difundían los videos de los guardias nacionales alzados. Y así arrancaron los cacerolazos.

“Señores, pueblo de Venezuela, aquí les habla el sargento mayor de tercera Bandres Figueroa, Luis Alexander, de la Guardia Nacional. Aquí está la tropa profesional de la Guardia Nacional en contra de este régimen, el cual desconocemos completamente. Necesito el apoyo de ustedes, pueblo de Venezuela. Salgan a las calles, aquí estamos nosotros, lo que ustedes querían. ¿Ustedes pedían que saliéramos a las calles, que defendiéramos la Constitución? Aquí estamos, aquí tenemos a la tropa. ¡Es hoy! ¡Es hoy, señores, es hoy! Pueblo, salgan, apóyennos. ¿Ustedes querían que las Fuerzas Armadas saliéramos a las calles? ¿que prendiéramos la mecha? Aquí la estamos prendiendo, necesitamos el apoyo de ustedes”, decía a la luz de los postes, en medio de la oscuridad de la madrugada, el militar de 33 años de edad.

En otro audiovisual, el uniformado se refería a sus compañeros como “guerreros”, término que se utilizó con frecuencia para designar a los jóvenes de la Resistencia que protestaron durante cuatro meses de 2017 en contra de Nicolás Maduro. En total, 158 personas murieron en esas manifestaciones.

“Aquí estoy con mis guerreros, guardias nacionales que no van a decaer. Les pido también a aquellos guerreros de la calle que salgan, salgan a protestar, a manifestar, salgan a exigir sus derechos, a que se les respeten sus derechos”, recalcó Bandres Figueroa en representación de los 27 alzados que a las 2:50 am, según información oficial, habían asaltado un puesto de coordinación policial en Macarao, al suroeste de la ciudad, para llevarse vehículos militares, y que, posteriormente, robaron armas de guerra de un destacamento de Petare, al extremo noreste de Caracas. De allí, se fueron a Cotiza.

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Desde la madrugada, cuando se conoció del alzamiento, el barrio fue tomado por cientos de funcionarios de las Fuerzas de Acciones Especiales (FAES) de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) y la Dirección General de Contrainteligencia Militar (DGCIM). Rodearon las tres calles que desembocaban en el comando y dispararon.

Tras el tiroteo, un comandante de la GNB entró a negociar a la sede militar cuando aún no había amanecido. De este episodio también se viralizó un video en el que se vio cómo el superior intentaba persuadir a los sublevados a rendirse al argumentar que desde Estados Unidos se pretendía hundir al país. Al salir el sol, los vecinos comenzaron a llenar las calles sin estar seguros de qué sucedía en el comando.

Aunque los rebeldes fueron sacados del lugar alrededor de las 7:30 am, cuando arribó un fiscal del Ministerio Público, la manifestación de respaldo continuó en Cotiza. En veredas y callejuelas se levantaron barricadas como nunca había ocurrido antes. Las cacerolas siguieron sonando.

Habitantes de Cotiza relataron que los alzados salieron a bordo de varias tanquetas de la Guardia Nacional, en una caravana que tuvo como destino final la sede de la DGCIM, en Boleíta Norte, al este de la capital venezolana.

Barricadas en Cotiza

“Yo te digo una cosa… Tantos años en Cotiza y nunca había visto esto así”, comentaba un hombre de franela de rayas a dos mujeres sentadas en una acera de otra de las calles cercanas al comando La Forestal. Metros más cerca de la barricada, una mujer, ya en sus cincuenta, lanzaba un reclamo a viva voz: “Así estaremos… Hartos de comer caraotas, arroz y lentejas porque nos quitaron todo lo que teníamos para comer. Ahora me están amenazando con que me van a quitar el CLAP… ¡Pues que me quiten esa vaina!”, gritó.

Fue en la calle Forestal donde las protestas se extendieron hasta la 1:00 pm. Mientras los militares, atrincherados en el comando, reprimían a los manifestantes con bombas lacrimógenas y perdigones, jóvenes encapuchados se acercaban a cada rato para lanzarles piedras.

En esa danza permanecieron durante varias horas. Las pedradas provenían del Bloque 1 de Cotiza, pero también del cerro y de las barricadas de la parte baja del edificio y sus calles aledañas. A los manifestantes lesionados los atendía una vecina paramédico que, en una de las aceras, se instaló con gasas y alcohol para limpiar las heridas que dejaban los balines plásticos. En horas de la tarde y hasta caída la noche, la manifestación continuó, aunque con menor intensidad. Nuevos focos de protestas se encendieron en Los Mecedores y La Pastora, también al noroeste de Caracas.

“Óyenos, militar venezolano”

Fue a las 8:47 am cuando el ministro de Defensa, Vladimir Padrino López, tuiteó un comunicado sobre el suceso. “Quien ultraje sus armas con infames vicios, será castigado con todo el peso de la ley”, posteó en su cuenta personal junto al documento oficial.

La Fuerza Armada Nacional Bolivariana rechaza categóricamente este tipo de actos, que con toda seguridad están motivados por oscuros intereses de la extrema derecha y son contrarios a las normas elementales de la disciplina militar, al honor y a las tradiciones de nuestra institución. En tal sentido, ratifica ante la colectividad que todas sus unidades operativas, dependencias administrativas e institutos educativos se encuentran funcionando bajo completa y absoluta normalidad. Así mismo, ratificamos nuestro irrestricto apego a la Constitución y las leyes de la república”, se leía en el comunicado.

«Lo que sucedió hoy (este lunes) genera, con toda seguridad, decisiones más fuertes», dijo el presidente de la asamblea nacional constituyente, Diosdado Cabello, en una rueda de prensa. Se trata del único funcionario del Estado que ha hablado sobre el suceso ante las cámaras de televisión. Según sus declaraciones, “lo primero que dijeron (los rebeldes) fue que les ofrecieron villas y castillos y los dejaron solos, que los habían engañado».

Comando de la GNB en Cotiza

Este alzamiento militar se registra apenas 11 días después de que el presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, llamara a los miembros de las Fuerzas Armadas a desconocer a Nicolás Maduro, luego de que este se juramentara como primer mandatario el pasado 10 de enero, tras haber vencido en unas elecciones ilegales en las que se prohibió la participación de los principales partidos de oposición y se inhabilitó y persiguió a sus más conocidos líderes políticos.

Guaidó prometió a los militares que no solo apoyaría su acción, sino que también los beneficiaría con una Ley de Amnistía, que aún se discute en el Parlamento, que tiene como fin “proteger a quienes defiendan la democracia”.

“Óyenos, militar venezolano. No te dejes distraer por el miedo y las represalias. Nosotros no te estamos pidiendo que te subleves, ni mucho menos un llamado a la rebelión. Al revés, te estamos invitando a que nos ayudes a recuperar el orden constitucional y que la democracia, que alguna vez juraste defender, sea la que rija el destino de nuestro país”, reiteró la máxima autoridad de la Asamblea en un video que circuló horas después del alzamiento.

A media mañana, una vecina chavista de la calle Cotiza miraba hacia el comando mientras se refería con desprecio a los sublevados. “Ellos creen que si salen, la derecha los va a apoyar. Pero la derecha los va a dejar ahí, igualitos. A la derecha no le gusta el barrio”, sentenció. A dos cuadras del comando, por esa misma calle, se congregaron miembros de colectivos armados y de los consejos comunales que intentaron acosar a la prensa que llegó temprano a cubrir los hechos. Nunca, sin embargo, intentaron detener la protesta de sus vecinos.

Lacrimógenas en Cotiza