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¿Cuál fue el impacto de la visita de Pastrana, Piñera y Calderón a Venezuela?

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Varios representantes de la oposición venezolana que acudieron al foro Poder Ciudadano y Democracia de Hoy, declararon la importancia de la visita de los ex presidentes Andrés Pastrana, de Colombia, Sebastián Piñera de Chile y Felipe Calderón de México. La periodista Tamoa Calzadilla resaltó la necesidad de difundir la difícil situación que atraviesan los medios de comunicación en el país. El locutor Luis Chataing  dijo que la visita es la prueba de la preocupación que hay en el mundo sobre la democracia en Venezuela.

El dirigente político Freddy Guevara aseguró que los tres ex mandatarios, con su visita, se convierten en aliados en la lucha por la democracia. La alcaldesa de San Cristóbal y esposa de Daniel Ceballos, Patricia Gutierrez de Ceballos, agradeció la solidaridad de los ex presidentes para con su  esposo y todos los presos políticos venezolanos.

Las ONGs también se hicieron presentes en el foro. La directora de Cedice Libertad, Rocío Guijarro, reconoció que la visita de los mandatarios es muy importante para que en el mundo se sepa lo que sucede en el país.

En el siguiente video pueden ver las impresiones de cada uno:

 

Marco Torres destaca impacto de leyes habilitantes en percepción económica de Venezuela

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El vicepresidente para el Área Económica, Rodolfo Marco Torres, aseguró que la promulgación de las 28 leyes habilitantes vinculadas al sector económico ha tenido un impacto positivo en la percepción de Venezuela en el sistema financiero internacional.

«Estas leyes aprobadas por el presidente de la República, Nicolás Maduro, vía habilitante, han generado reacciones positivas en los mercados internacionales, porque bajó el riesgo país y los bonos venezolanos se incrementaron en más de 2 puntos», expresó este sábado en declaraciones ofrecidas a los medios de comunicación social.

Asimismo, destacó la reacción favorable que ha originado la decisión del Ejecutivo de aumentar las reservas internacionales del país, transfiriendo 4.000 millones de dólares provenientes del Fondo Chino.

De este modo, la cotización de los bonos de Venezuela y de la estatal Petróleos de Venezuela (Pdvsa) en el mercado internacional han registrado alzas de 1,70 y 2,30 puntos, respectivamente.

El también ministro de Economía, Finanzas y Banca Pública indicó que la aprobación de las reformas a las leyes tributarias fomentará el desarrollo económico y social de todos los sectores de la población venezolana.

«Son reformas progresivas. El que más genera es el que más paga. No afectan a la base, no afecta a todos los venezolanos sino que garantiza que el que más ingreso y más capacidades tiene deba pagar lo justo», señaló en referencia al ajuste de impuesto al lujo que pasa de 10% al 15%, y que será aplicado a la adquisición de bienes como yates, aviones, grandes propiedades o vehículos importados con un precio superior a 30.000 dólares.

Marco Torres sostuvo que los ingresos tributarios que se deriven de esta reforma se destinarán » al desarrollo de los programas y misiones sociales, así como a las gobernaciones, al situado constitucional y al Fondo de Compensación Interterritorial».

Recursos para 2015

El vicepresidente del Área Económica aseguró que el Gobierno Bolivariano cuenta con los recursos necesarios para asegurar el desarrollo económico y social de la nación durante el próximo año.

Señaló que Venezuela «cuenta con una arquitectura financiera que nos permite afrontar cualquier dificultad que pueda presentarse, incluyendo la fluctuación del precio del petróleo, y así cumplir con el Presupuesto para el Ejercicio Fiscal 2015, y con nuestros compromisos internacionales».

«Cada ministerio evaluó y calculó su presupuesto con base en sus proyectos y metas, bajo un esquema de prudencia. Adicionalmente, con las leyes habilitantes se van a generar recursos excedentarios que se destinarán a las alcaldías y gobernaciones del país, y que garantizarán la continuidad de los programas sociales», dijo.

Marco Torres reiteró que 2015 será un año de crecimiento para el país en todos los aspectos, principalmente en el área económica, lo que permitirá la diversificación, el desarrollo definitivo y la derrota de todas las formas de guerra económica.

«Seguiremos trabajando de la mano con todos los sectores productivos, con las empresas públicas y privadas para apoyarlas y lograr satisfacer sus necesidades», afirmó.

El Tercer Acto de Hugo Chávez por Ibsen Martínez

Su grave enfermedad puede brindarle al paciente habanero la ocasión de salirse nuevamente con la suya al trocar una derrota segura en una nueva oportunidad para sus tiránicos propósitos.Hugo Chávez ha encontrado en su denodada lucha contra una temible enfermedad la epopeya que la vida siempre le negó.El único episodio de su carrera de militar conspirador, lanzado hacia el poder absoluto, que pudo asemejarse a una batalla verdadera terminó en rendición. Las batallas contra el cáncer suelen tener un desenlace tan previsible en el caso del líder máximo del Psuv como puede serlo el desempeño del precio del crudo en los años venideros. Pero, al igual que en la traicionera y sangrienta madrugada del 4 de febrero, su enfermedad puede brindarle al paciente habanero la ocasión de salirse nuevamente con la suya al trocar una derrota segura en una nueva oportunidad para sus tiránicos propósitos.

El secreto de estado que ha rodeado su condición médica, el vociferante melodrama, no por barato y ramplón menos eficaz, que se desgrana en despedidas y recibimientos multitudinarios en el aeropuerto y en manipuladores “tuiteos” sensibleros , enviados desde un hospital en La Habana; su promesa de vivir para triunfar de sus enemigos; el recrudecer de la megalomanía que equipara su carrera política a la de Simón Bolívar; su irresponsable despilfarro del dinero público, la terca resolución de poner la suerte toda del país en las mismas manos extranjeras en que ha puesto su personal destino médico, la orden general de volcar obscenamente, como nunca antes en catorce años, las arcas del Estado sobre la fracción más menesterosa y dócil de su electorado; la clara voluntad de extorsionar, una vez más por la vía del miedo, el voto de los empleados públicos; la demencial contumacia con que niega la formidable magnitud de problemas como la inseguridad y la escasez que su sectario desgobierno ha dejado caer sobre la nación entera, y junto a ello, su renuencia a apartarse de la vida pública, como recomienda el más elemental sentido de las limitaciones de la voluntad humana, todo, ¡todo!, nos habla del designio de persistir en ser candidato a la presidencia, sin contemplar siquiera la posibilidad de designar a uno de sus partidarios como sustituto.

¿Quién, en su sano juicio se empeñaría en protagonizar una campaña electoral en el precario estado de salud que la profesión médica consultada, dentro y fuera del país, describe desde hace tiempo como terminal? ¡Ah!, pero en el momento que vive Venezuela, de nada sirve ponerse en los zapatos del adversario porque los zapatos del adversario son los de un hombre superlativamente perturbado por un terrible trastorno de personalidad que lo lleva a despreciar la opción que cualquiera de sus seguidores, y para el caso, cualquiera de nosotros, puesto en su lugar, seguiría.

Es precisamente eso, la ausencia todal de sano juicio, el elemento faltante a la hora de conjeturar con mediana posibilidad de acierto qué rayos se propone Chávez. Si prescindimos de esa condición, si dejamos fuera el sano juicio, el panorama ante nosotros se clarifica: Chávez ha tomado la decisión de morir matando. Y conviene desengañarnos.

La delirante y malsana lógica de este hombre que se cree predestinado a hacer, contra viento y marea, de América Latina un nuevo continente para el totalitarismo colectivista, lo lleva a priorizar, no su salud ni su sobrevivencia personal, sino la instauración, a trancas y barrancas, del mostrenco experimento de federación cubano-venezolana. Valga lo que valiere este inviable desatino, obviamente condenado al fracaso en breve tiempo, para Chávez es absolutamente imprescindible asegurar la permanencia del Psuv en el poder. Para él es imperiosamente necesario ganar las elecciones del 7 de octubre, aunque ello signifique inmolarse.

Tan demencial como pueda esto parecer, no cabe otra explicación para la renuencia de Chávez a retraerse resignadamente al ámbito familiar. Los caudillos megalómanos y mesiánicos tienen en la humana condición mortal a su enemigo más odiado y nada halaga tanto su narcicismo que la idea de prevalecer más allá de la muerte.

La mejor manera de burlar lo que, sin su candidatura, parece el destino cierto del chavismo ― ser desalojado del poder, así sea temporalmente ―, es lanzar los nueve innings completos, aun al precio de expirar inmediatamente después del out numero ventisiete, pero dejando, eso sí, a la oposición democrática en el terreno.

Esa es su idea fija, una monomanía terminal que los Castro han de explotar con la astucia y la acometividad de quienes juegan su última carta histórica. De ella emana el cariz ominoso y fatídico de la actual hora venezolana.

La reencarnación de Bolívar no entrará a la noche que indefectiblemente le espera sin dar la batalla de las Queseras del Medio, sin gritar “vuelvan caras” al borde de la tumba y dejar consolidada detrás suyo la pesadilla comunista en nuestro país.

Para derrotar tan monstruosa pulsión de muerte es preciso, ante todo, penetrarnos de su inhumana magnitud y poner en tensión todos los recursos de movilización electoral a nuestro alcance. Octubre puede ser el término definitivo de la tragedia venezolana.

En cada uno de nosotros está el evitarlo.

@IbsenM

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El silencio informativo en los social media (1) por Fernando Núñez Noda

En la primera parte de esta serie, revisamos algunos casos internacionales que demuestran cómo una mala estrategia de social media puede ser la peor idea para una organización o proyecto.

“El silencio es el ruido más fuerte, quizás el más fuerte de los ruidos”
Miles Davis

La lectura de un libro y el caso del vacío informativo por la salud de Hugo Chávez (compensado por los medios sociales) me estimularon a escribir esta nota.

El libro en cuestión es Welcome to the Fifth Estate de Geoff Livingston (Bartleby Press, 2011) y considera cómo los social media han irrumpido e impactado el panorama mediático de la misma forma que los medios masivos tradicionales lo hicieron, en los albores del siglo pasado, con el status quo del momento.

Por otro lado, el tópico de la salud de Hugo Chávez. Previo al 21 de febrero, el líder del régimen venezolano estuvo ausente de los medios masivos, donde su presencia ubicua normalmente satura las ondas hertzianas. Eso desató una ola de rumores, cuyo ámbito más activo fue el de las redes sociales y, entre ellas, sin duda Twitter constituyó “el hervidero”.

La respuesta del régimen venezolano: silencio total. En la próxima entrega analizaré esta situación.

Casos internacionales

The Fifth Estate expone una tesis contundente: Las grandes corporaciones y medios ya no dominan la conversación. Afirma Livingston: “Lo primero que los comunicadores deben entender es que no pueden controlar los mensajes dentro de los social media”.

Antes de internet y de los social media, empresas y organizaciones apelaban a los medios masivos para distribuir, en forma de broadcast y unidireccionalmente, mensajes de Relaciones Públicas para las audiencias (por no decir, las “masas”). Los emisores, pues, dominaban la vocería y también el silencio.

Nada o poco podía hacer la gente, comunicacionalmente hablando, para manifestar sus emociones u opiniones respecto a los mensajes o ausencia de estos. Sí, hasta que internet, la web, la computación personal y móvil, así como los social media lo cambiaron todo.

La gente tiene las herramientas y los canales, además de la libertad y las ganas de ser sus propios emisores. Cada quien elige a quién seguir, qué decir, a cuál mensaje hacer eco, sin pautas externas, sin imposición de grandes grupos de interés. Cada quien es su propio jefe de información.

Por eso, fracasan las organizaciones que quieren actuar en los social media de forma tradicional, como lo hacían antes. Es decir, pregonar en vez de conversar. Exponer en lugar de interactuar. Considerar a la gente audiencia en vez de interlocutores.

El libro brinda algunos ejemplos emblemáticos. Primero, el muy célebre de British Petroleum (BP) luego del derrame petrolero en el Golfo de México, en 2011. Al principio, los medios tradicionales minimizaron la importancia del evento, como si fuera un acontecimiento menor y en vías de ser controlado. BP hizo mutis, el paradero de su presidente Tony Hayward era el secreto mejor guardado.

Para colmo, el gobierno de Obama confió en que BP tomaría las acciones adecuadas y no hizo la tarea de “montarse” en una vigilancia estricta del proceso, así como una información intensa hacia la opinión pública.

Luego BP pagó anuncios en los medios masivos e incluso en social media, pero en vez de promover y participar en conversaciones, optó por la forma tradicional (y sentida arrogante) de hablar sin escuchar para describir sus esfuerzos de combate al derrame (el mayor de la historia, por cierto).
¿El resultado? Los social media fueron el escenario de una avalancha de mensajes negativos hacia BP. La cuenta de BP en EEUU mostraba una actividad mínima, tímida, vago reflejo de la información pagada en grandes medios.

Surgió una cuenta llamada @BPGlobalPR que se hizo pasar por el vocero oficial, convenciendo a muchos, pero finalmente ridiculizando a la marca con tuits como: “Limpiar un derrame de petróleo es caro. ¿Comprar jueces para seguir taladrando? Relativamente barato”. Para el momento de redacción de esta nota: Cuenta oficial @BP_America: 36.330 seguidores; cuenta “fake” @BPGlobalPR: 158.317.

Cuenta oficial (arriba) vs cuenta "fake" de BP. Note que la segunda casi cuadruplica a la primera en seguidores.

Miles de blogs se unieron en la cruzada, distribuyendo fotos de los estragos del derrame y las consecuencias en las poblaciones y ecosistemas costeros. Los mensajes negativos superaron en varios órdenes de magnitud a los positivos. Incluso los social media se dirigieron al gobierno para exigirle mayor presión sobre BP. El de Obama, que es un gobierno bien sintonizado con internet, llevó lo suyo por no leer adecuadamente lo que la gente decía en Twitter, Facebook, YouTube y los cada vez más influeyentes blogs.

A la postre, BP tuvo que crear un fondo de $20 millardos para limpiar el Golfo, por presión del gobierno (a su vez presionado por la muchedumbre en línea). Hayward perdió su trabajo, las acciones de BP se desplomaron y han tardado en recuperarse. Su manejo de crisis en redes sociales desencadenó una campaña que le costó mucho más dinero del que jamás imaginó. Su silencio inicial, falta de diálogo y su confianza en prácticas comunicacionales obsoletas, son ejemplos de qué no debe hacerse para proteger la reputación de una marca.

Otro caso emblemático mencionado en el libro es el de JetBlue, que en febrero de 2007 dejó varados a miles de pasajeros en medio de tormentas invernales. Las cuentas de social media de la empresa se callaron y se optó por comunicar a través de medios convencionales: la típica nota de prensa, declaraciones en radio y el ya insuficiente: «Si quiere más información visítenos en www…»

En Facebook (Ene 19) dijeron que “por respeto a los afectados (…) haremos un alto en la publicación de información en los canales de social media”. En Twitter (al día siguiente), anunciaron que no estarían activos por un buen tiempo porque su prioridad era el manejo de la crisis. ¿Y no son los social media, precisamente, un canal idóneo para manejar crisis comunicacionales?

La reacción de la blogósfera fue cruenta y dañó la reputación de la entonces popular línea aérea de descuento (quizá para siempre). Lo peor es que, todavía sin entender, atribuyeron el desastre a “mala cobertura” de los medios.

Más recientemente (ya no reseñado en el libro sino en la prensa que consulto en esto días), el caso del momento en el mundo corporativo involucra a Carnival Cruise, la corporación de los grandes cruceros, dueña del tristemente célebre Costa Concordia, que se hundió en las costas italianas el 13 de enero. En la primera ocasión, la empresa prefirió mantener hermético silencio, lo cual generó furia en las redes sociales, rumores y un encono nada positivo para la empresa, que perdió más de $2 millardos de valor accionario.

Ahora, otro barco de la empresa ha quedado a la deriva en el Mar Índico y Carnival ha elegido repetir su política de silencio. Un análisis de los comentarios que se generaron, muestra que la mayoría no quiere declaraciones unilaterales y menos silencio, sino una empresa activa en debatir, en contestar puntualmente, no a todo el mundo, pero sí selectivamente a las preguntas más representativas.

Cada vez más se manifiesta que el poder está en la gente, que de público pasa a interlocutor, a coemisor, incluso a emisor con más impacto que muchos medios establecidos. La conversación está allí, no cesa, ocurre independientemente de los intereses o intenciones de quienes antes manejaban la agenda.

Estragos en la política

Por eso derivo que el «silencio» no implica solamente la ausencia de mensajes. Sino los mensajes unidireccionales, sin seguimiento, acartonados, «institucionales» o «corporativos» que no invitan a responder, la pura remisión al sitio web… equivalen a un «silencio conversacional».

Un ejemplo ocurre ante nuestros ojos en los EEUU, al calor de las primarias republicanas. Leo un artículo en Techi.com: A lack of social media understanding is killing @RickSantorum and @NewtGingrich in the primaries (Una falta de entendimiento de los social media está matando a @RickSantorum y a @NewtGingrich en las primarias).

Santorum y Gingrich son dos precandidatos que han logrado derrotar al favorito Mitt Romney en algunos estados pero que, según el autor J.D. Rucker, están siendo liquidados por su pobre desempeño en los social media. Dice Rucker que: «La conversación y el mensaje de los otros (la gente) son el auténtico jugo de estas redes.»

Gingrich, sin mucho dinero para costosas pautas televisivas y de medios masivos, logró ganar Carolina del Sur gracias a los social media (no la TV) que multiplicaron su mensaje como un «incendio forestal» pero «desde entonces ha estado prácticamente inexistente (en un sentido positvo) en los social media. No es sorpresa que también haya estado inexistente en las encuestas».

Los equipos de campaña se han concentrado en los tres grandes (Facebook, Twitter y YouTube) pero un precandidato muy eficiente (quizá el más), Ron Paul, también ha explorado redes menos populares pero muy efectivas, como Reddit y Digg. Santorum y Gingrich también han desaprovechado los blogs, que son vehículos multiplicadores de gran influencia.

En la nube de búsqueda de las primarias republicanas, aparece preeminentemente Obama, el contrincante demócrata. Santorum, por su parte, aparece más por la polémica surgida con el tema de los anticonceptivos en los planes de seguro, quepor su posición proactiva o positiva en social media. Fuente: Techi.com.

Más radical en su observación es Mike Brown en su artículo: La oportunidad perdida: 2012, los republicanos y los social media, en la revista de la revista Social Media (artículo no disponible en línea). Cito:

Los republicanos sólo parecen estar interesados en usar los social media de comunicación de una sola vía. Ninguno de los precandidatos usa la tecnología por sí mismo y no entienden el poder de la construcción de comunidad».

Las organizaciones que piensen que con declaraciones oficiales, remitidos o banners pagados puede llevara adelante una exitosa política de Relaciones Públicas… o piensen en los social media como un «saludo a la bandera», un premio de consolación al no poder acceder a los grandes medios tradicionales… que relean los casos anteriores.

De vuelta a Venezuela

La semana que viene cerramos esta serie con un análisis del caso venezolano y los estragos que, para una credibilidad ya bastante endeble, ha causado la política de silencio, ocultación o negación del régimen venezolano.

Evaluaremos lo ocurrido en los social media venezolanos en contraste con la de los medios tradicionales; la evolución de los rumores y la participación estelar de voceros como Nelson Bocaranda.

Sendai Zea Feb 24, 2012 | Actualizado hace 12 años

 

Parece obvio al menos que la discutible ventaja que durante meses pudo aportar la incertidumbre médica al bando chavista ya se ha perdido para siempre. Ya nadie exclamará “p’a mí que es un montaje”, ni  se dirá que “el bicho está bueno y sano y nos espera en la bajadita”.
Entre los superlativos mundiales que informan nuestras más desaforadas fantasías compensatorias, está no sólo la de que nuestras compatriotas son las mujeres más bellas del planeta y la de que “para shortstops de grandesligas, nosotros”, sino la de que ahora seamos un país en el que casi todo ciudadano es un oncólogo de alta competencia.

Es verdad que todavía nadie, que se sepa, ha propalado con orgullo patriotero que, además de ser los más obstinados bebedores de whisky escocés del mundo, tenemos, demográficamente hablando,  la mayor densidad de oncólogos por kilómetro cuadrado que registren los anales de la Organización Mundial de la Salud. Pero no tardaremos mucho en ello, a juzgar por el hervor de “twits” que se ha suscitado durante el pasado Carnaval.

En un artículo publicado en la revista “Zeta”, hace ya algún tiempo, me hacía yo eco de esta inopinada idiosincrasia nacional: quien más, quien menos, cada venezolano es un manager de tribuna autodidacta en materia de oncología presidencial latinoamericana. Propongo llamar “oncólogos de mentidero” a estos especialistas silvestres, en alusión a una voz castiza de abolengo. El Diccionario de la Real Academia define “mentidero” como “sitio donde se junta la gente ociosa para conversar”. La geografía nacional es pródiga en mentideros. Uno de los más conspicuos e influyentes mentideros es el “Café Arábica”, que me honro en frecuentar.

Tengo,  en efecto,  mucho trato con la ilustre corporación de los mentideros porque me pasman e ilustran las elucubraciones de los más avispados que yo en cuestiones de política doméstica. Ostenta el personal del mentidero entre nosotros el mismo cariz moral que el gran Machado acordaba a la parla entre gitanos: “Se mienten, mas no se engañan”.

Así, en los mentideros  -que en Caracas, a menudo, son bares anejos a un restorán de carnes, bueno, malo o regular- bien podrían colgar un cartel que rezara: “Aquí se miente,  caballo, pero no engañamos a nadie”.  Desde luego, hay que resignarse a que en los mentideros circulen no tanto las ideas complejas como los temas mondos y lirondos que rumian en el prado de las generalidades.

Con todo, decía,  he escuchado en ellos más de una elucubración insostenible que, sin embargo, me ha alentado a pergeñar de  vez en cuando un articulillo como el que está usted leyendo: una prescindible bagatela de opinión de esas que, sin embargo, hay que escribir de cuando en cuando,  pensando siempre en los bleachers: en la gritona gradería del vulgo parlero, a quien Dios guarde.

El tema – la asignatura, mejor dicho – que últimamente está en boga en los mentideros caraqueños es la oncología.

2.-

Fue en un mentidero caraqueño donde escuché por primera vez la expresión “leiomiosarcoma de vejiga”.  He escuchado también decir cosas como “el hombre hizo un síndrome de Cushing”. A lo que otro sabihondo responde, inquisitivo: “¿Un Cushing iatrogénico o un Cushing tapa amarilla?” Cada vez que oigo la palabra “cistectomía” me dan ganas de orinar pero me sale espuma. Una mañana me sorprendí tremolando en la conversación familiar frases como “piso pélvico” o  “metástasis a distancia”. Remataba yo mi artículo de “Zeta” rindiendo cumplido homenaje a los oncólogos más señalados de Gran Mentidero Nacional: los taxistas. Fue a uno de ellos, que me trajo a casa desde un mentidero,  a quien escuché decir hace varios meses: “Al hombre lo están matando con tanta dexamatasona y tanto oxalplatino. Se ve clarito”.

— ¿Ah, sí? ¿Y cómo lo sabe usted?

—   Porque tengo un pana que es mecánico dental en Artigas y tiene una movidita con una chama que trabaja en la lavandería del Hospital Militar.

—   Me perdona, pero ¿qué puede saber esa chama de oncología?

—   Hasta allá no le llego, mi dóctor. Pero ese el diagnóstico: Demasiada dexametasona matacaballo.

3.-

Bromas aparte, el vendaval de twits portadores de rumores que tanto indignó a los lanzallamas del gobierno no se habría levantado  sin el secretismo totalitario con que Chávez y sus managers cubanos han afrontado la emergencia de una enfermedad grave. ¿Cuál será el efecto que, en la campaña, habrá de tener el reconocimiento sin esguinces de que al candidato del socialismo del siglo XXI hay intervenirlo por causa de lo que parece una recidiva a escasos siete meses del día de las elecciones? “Recidiva”: he ahí una palabra que no acudió en auxilio de Gran Charlatán cuando tartajeó en Barinas aquello de “otra lesión en la misma zona donde antes había una lesión.”

No soy analista, ¡Dios me libre!, pero parece obvio al menos que la discutible ventaja que durante meses pudo aportar la incertidumbre médica al bando chavista ya se ha perdido para siempre. Ya nadie exclamará “pa´ mí que es un montaje”, ni  se dirá que “el bicho está bueno y sano y nos espera en la bajadita”.

Tal argumento, en el fondo abstencionista, se ha esfumado. Y en el país del 5 y 6 y el boleto a ganador ya hasta los electores más remisos y “ni-ni” comienzan a vislumbrar las posibilidades muy reales de ganar la presidencia que tiene “la línea nacional” Capriles Radonski. El 12F y esta emergencia de quirófano habanero les han robado, Chávez y Raúl, la iniciativa y el norte mediáticos. Elías Jaua tendrá, en lo sucesivo,  que inaugurar él solo las fábricas de neveras bielorrusas.

Digámoslo benévolamente: el Máximo Líder está de reposo absoluto y el candidato de la burguesía y el imperialismo anda recorriendo el país, sin prisa, como una fuerza tranquila. ¿Alguien quiere apostar?

@ibsenM

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Un AK-47 es equiparable a un libro de Eduardo Galeano. Esto piensa un “comunicador popular” del colectivo “La Piedrita” del 23 de enero. Interesante idea. Ça me fait penser… ¡Ah!, la BBC, altavoz de los imperialistas; siempre jodiendo, siempre tergiversando.

La próxima vez que un asaltante apoye el cañón de su “Glock 17” en su sien ― me refiero a la suya, lector―, haga la prueba e intente desarmarlo ofreciéndole un juguete. En lugar del Blackberry, regálele un peluche de la acreditada marca Ocho Teddy.

El asalto bien puede ocurrir mientras usted se halle atascado en el tráfico caraqueño, escuchando desconsoladamente la vista aérea del caos urbano que rutinariamente desgrana el despabilado, amigable y siempre servicial Alejandro Cañizales desde “La Máquina”.

En ocasiones tan especiales es cuando tener un juguete en la guantera del carro puede hacer la diferencia entre la vida y la muerte. ¿Canje de armas por juguetes? Exactamente eso es lo que han propuesto, repetidas veces, Hugo Chávez y su troupe de excéntricos pacifistas― actores, deportistas, “onegeros”, antropólogos y sicólogos sociales―, agrupados muchos de ellos en la Comisión Presidencial para el Desarme. Es una idea que quizá no merezca desecharse de buenas a primeras. Para examinarla, volvamos a ese instante en que el cañón de la Glock 17 golpea con apremio el vidrio de su carro.

Lo crucial es no perder la cabeza. Para ello es preciso que usted tome distancia y no juzgue lo que le está pasando como un asalto a mano armada, como una experiencia límite que le depara la violencia criminal latinoamericana. Considérelo, más bien, como un encuentro entre lo que los científicos sociales llaman “los excluidos” y usted.

Un encuentro que puede por igual ser muy fructífero para usted y el malandro, quise decir, el excluido: lo que se dice una negociación “win-win”. Desde luego, de usted depende que dicha negociación no se prolongue demasiado porque un excluido motorizado, con una 9 mm en la mano y engorilado por el crack, no es persona a quien convenga hacer perder el tiempo.

Así pues, desde el momento en que salga usted de su casa, déjese imbuir por un talante, digamos, sociológico ante lo que pueda ocurrirle “por estas calles”; oblíguese a comprender el escabroso y complejo fenómeno social que entraña la inseguridad en lugar de condenarla sin mayor análisis.

La constatación empírica de millares de casos en que el encuentro entre la exclusión y una persona decente ha terminado con esta última tendida en la vía con once tiros en el cuerpo recomienda no clamar por su vida. Nada de “no me vayas a quebrar, pana, mira que soy padre de familia”. Tal actitud no suele conducir a nada. En realidad es una invitación a que le peguen un tiro porque es muy alta la probabilidad de que el excluido sea practicante de un culto necrofílico afrocaribeño. Palo Mayombe, por ejemplo.

En vez de adoptar maquinalmente una lastimera actitud de temerosa sumisión, conviene más bien tener presente que el excluido ― ese “actor armado”, como prefiere llamarlo la jerga políticamente correcta de las ONG ― es, con toda seguridad, y para todo fin práctico, un niño

Apele usted, pues, a la inocencia infantil, al duendecillo lúdico que, a pesar de todos los sinsabores de la vida cerrícola, todavía puede advertirse en los ojos inyectados de sangre del asaltante. Muéstrele en todo momento las manos, no haga movimientos bruscos, hágale saber gestualmente que usted ha comprendido y está dispuesto a colaborar, que él no se irá con las manos vacías. Entonces, sólo entonces, tome el peluchito operado con baterías Duracell o cualquier otro colorido objeto de aspecto inequívocamente recreativo y, con entonación amistosa, dígale: “chamo, te cambio tu hierro por este videojuego Pikmin 2 de plataforma Nintendo”.

Cuéntenos luego cómo le fue.

En cambio, en el colectivo revolucionario La Piedrita, declaradamente dispuesto a matar por Chávez y su revolución, se ofrecen armas en lugar de juguetes; fusiles de asalto, para ser exactos.

Hace poco se hizo pública una foto que documenta un “acto cultural”del colectivo. La foto muestra niños de corta edad empuñando fusiles de asalto. Os pequeños, con os rostros cubiertos con pañuelos, caracterizados de un modo reminiscente de una banda de etarras o de sicarios de Al Quaeda en rueda de prensa, se recortan contra un fondo de consignas de inspiración guevarista.

El escándalo consiguiente llevó a BBC Mundo a entrevistar a varios miembros del colectivo y uno de ellos, Gustavo Borges, descrito por el redactor de BBC como “comunicador popular”, afirmó: “Los chamos nuestros están acostumbrados a este tipo de situaciones. Ven armas todos los días, no de parte de los colectivos, sino de las pandillas. Se acostumbran a ver que las armas sólo sirven para las pandillas”. […]“Los colectivos –agrega– en ningún momento adiestran chamos en el uso de las armas, pero sí se les hace ver que es una herramienta, como un libro, tiene una razón de ser (…) que debe utilizarse con conciencia social en el momento histórico que lo amerite. Las armas tienen una tradición en la lucha y liberación de América Latina”. ¡Haber empezado por ahí!, digo yo.

Un AK-47 equiparable a un libro de Eduardo Galeano. Interesante idea. Ça me fait penser… ¡Ah!, la BBC, altavoz de los imperialistas; siempre jodiendo, siempre tergiversando.

@MartinezIbsen

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