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general colombiano Rubén Darío Alzate

Las hipótesis que rodean el plagio del general colombiano Rubén Darío Alzate

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Las llamadas que el general Rubén Darío Alzate hizo en las horas previas a su secuestro, ocurrido en la tarde del domingo en el corregimiento chocoano de Las Mercedes, Colombia, marcan la ruta de las investigaciones para establecer por qué el alto oficial estaba en una zona roja sin seguridad.

Sus líneas telefónicas, al igual que las de la abogada Gloria Urrego y las del cabo Jorge Rodríguez están siendo trianguladas por las Fuerzas Militares, la Policía y fiscales antiterrorismo.

El objetivo es identificar con quiénes se comunicaron y si alguna de las llamadas se enrutó hacia la zona del secuestro, lo que reforzaría las versiones según las cuales el oficial habría asistido a una cita con los que resultaron llevándoselo.

Hasta ahora, de acuerdo con fuentes oficiales, no existe una explicación o hipótesis contundente sobre lo que pudo haber ocurrido.

Desde la noche del domingo, cuando se confirmó el secuestro, el número de hombres enviados a los operativos ha ido creciendo. Fuentes en el Ministerio de Defensa dijeron que este martes otros 800 uniformados, entre ellos un grupo de comandos especiales, aterrizaron en la Brigada 15, con sede en Quibdó, con la misión de reforzar las operaciones de búsqueda.

Esos militares se sumaron a otros 1.000 que se han desplegado por la región. Hay un barrido por tierra y por el río Atrato y sus afluentes, la ruta que habrían tomado los captores.

Varias hipótesis se han planteado sobre qué pudo pasar. Se indaga si falsos líderes comunitarios con los que el general Alzate ya había tenido contacto en otras ocasiones para hablar sobre el ‘Plan 2038’ –apoyado por Acción Integral del Ejército– lo citaron.

La otra hipótesis es que el general habría acordado una cita en Las Mercedes, donde estaba programado que el lunes festivo se inauguraría la capilla del corregimiento, para coordinar la desmovilización de un gran número de guerrilleros.

Para los investigadores, en todo caso, no es coherente que un militar curtido haya caído en celadas semejantes.

‘Quiero preguntarle por qué se fue sin escolta’

La última vez que Claudia Farfán habló con su esposo, el general Rubén Darío Alzate, fue el domingo pasado al mediodía. En esa conversación telefónica, según relata la mujer, el alto oficial le indicó que se dirigía vestido de civil y sin su escolta a una cita para coordinar un programa social en el que estaba trabajando, en Chocó.

En esa región, desde diciembre del año pasado, se le encomendó dirigir la Fuerza de Tarea Conjunta Titán. “El traslado lo tomó con mucho optimismo y como un reto para ayudar a la gente del Chocó”, contó Farfán, quien vive en Bogotá.

Farfán y Alzate llevan 25 años de matrimonio y tienen dos hijos. “Quiero que todo se resuelva y que Rubén regrese a su hogar. Tengo mucha fe en que todo va a salir bien”, dijo.

También se mostró “confundida y preocupada” por la forma en que ocurrieron los hechos y reiteró que el general siempre se desplazaba a los territorios del departamento en helicóptero, lancha o camionetas blindadas: “Quiero preguntarle por qué iba de civil y sin escolta cuando lo tenga a mi lado”, agregó.

Sobre la decisión del Gobierno de suspender los diálogos de paz, afirmó que confía en las medidas de las autoridades. A las Farc les pidió que den “muestras verdaderas de que quieren acabar con el conflicto de forma negociada” y que respeten la vida de su esposo.

“Es un oficial muy recto. Nos hace muchísima falta, estamos esperándolo y orando para que esté pronto junto a nosotros”, reiteró.