Desde el 2009, gracias a un software secreto instalado en los carros, Volkswagen, pudo falsear los resultados de las pruebas anti emisión de gases tóxicos. Hasta que los investigadores de la ONG International Council for Clean Transportation (ICCT) en mayo 2014 alertaron a la Agencia de Protección Ambiental (EPA) y a la agencia californiana para la calidad del aire (Carb)
Hace 80 años que la marca alemana Volkswagen comenzó a construir su historia. El actual escándalo del número uno mundial en venta de vehículos, podría afectar a 500.000 unidades en los EEUU y hasta once millones en el mundo entero.
Para conquistar el mercado estadounidense de motores diesel, la marca alemana, hizo trampa para así, aprobar los muy estrictos controles anti emisión. Cuando en realidad, los vehículos emitían entre 10 y 40 veces más del límite autorizado.
Los inspectores de la EPA, llaman al muy secreto programa de fraude de Volkswagen, “el interruptor”, un software del que jamás obtuvieron acceso al código informático protegido por las leyes de derecho de autor (Copyright)
Muchos meses tardó Volkswagen antes de reconocer la trampa. Fue necesario un ultimátum de las agencias estadounidenses. Una vez reconocida la culpabilidad por parte del gigante alemán, vino la evaporación de su valor bursátil. Sigue pendiente la amenaza de una demanda por 18 millardos de euros, solo en los EEUU.
La criminalidad informática, ha quedado demostrado, no es solo un asunto de hackers. En el caso Volkswagen es un asunto industrial.
Ante ese escándalo planetario, es imposible no evocar, el proceso electoral venezolano, único en el mundo 100% digitalizado. Es larga y muy documentada la lista de ONG venezolanas y extranjeras, que han hecho públicos sus informes sobre el fraudulento sistema que desde hace más de un década implementó el CNE en Venezuela.
Denuncias que el régimen venezolano ha despreciado en la mayoría de los casos. En otros ha criminalizado, a sus autores.
La dictadura chavista, se ha cansado de decirle al mundo, que se trata de la revolución más democrática que haya existido, por cuanto, hace elecciones con una inusual frecuencia.
Sin olvidar que las dictaduras convocan elecciones para ganarlas.
@LDeLION
