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Dormir bien

Dic 16, 2014 | Actualizado hace 9 años
¿Por qué adelgazar cuesta al pasar de los años?

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Cuando tenías 20 años bastaban un par de días de cuidarte para perder ese kilo que habías engordado en el último mes. A medida que envejecemos cada vez nos cuesta más sacarnos el peso de encima. 

No dormir bien

A medida que envejecemos tenemos cada vez más actividades y nuestro día tiene las mismas horas. Llevar a nuestros hijos al colegio, supervisar que ellos duerman bien y eso se traduce en falta de sueño para nosotras, problemas, responsabilidades, todo hace que cada vez menos logremos tener las ocho horas de sueño fundamentales para el cuerpo.

Cambia el metabolismo

Luego de que cumplimos 40 años nuestro metabolismo es un poco lento, por lo que deberíamos reducir nuestra ingesta calórica a 100 menos de lo habitual si no queremos que todo eso que comemos pase a ser grasa.

Aumento del apetito

A medida que los niveles de estrógeno que tienen las mujeres bajan,cambia el azúcar y las hormonas tiroideas provocan que aumente nuestro apetito.

Falta de masa muscular

Los músculos queman tres veces más calorías que la grasa por lo que cuando dedicamos menos tiempo al deporte y tenemos menos masa muscular quemamos menos calorías. Es fundamental seguir ejercitándonos a pesar de todo.

¿Por qué nos cuesta tanto despertarnos por la mañana?

Dormir

La sensación de somnolencia puede ser reflejo de algún problema de salud o de un trastorno que nos impide dormir bien

Suena el despertador y de golpe el día amenaza con expulsarnos del calor y la comodidad de la cama. En ocasiones el cuerpo y los párpados pesan tanto, que hasta se podría decir que duele moverse.

Según los expertos, esa sensación puede indicar tres cosas distintas: que simplemente no hemos dormido las horas necesarias, (entonces se habla de somnolencia), que sencillamente no hemos descansado debido a un trastorno del sueño, o que tenemos algún problema de salud o alimentación que nos hace estar cansados

«Dormir no es lo mismo que descansar. Se puede dormir seguido pero sin llegar al sueño más profundo, con lo cual, al día siguiente estaremos cansados y somnolientos», explica Eduard Estivill, doctor y director de la Clínica del Sueño Estivill. «El sueño es como un taller de reparación, restauración y memorización durante el que volvemos a cargar las pilas, tanto física como mentalmente. Si el taller, es decir, el sueño, no dura lo suficiente o no es profundo, puede no ser reparador y dar lugar a la somnolencia diurna».

Cuando eso ocurre, las consecuencias pueden ir más allá de una mera sensación de cansancio. «Podemos tener fatiga, ojos enrojecidos, pesadez en el cuerpo y debilidad», enumera Estivill. Y en el aspecto psíquico, «pérdida de concentración y de memoria, lentitud de reflejeos, irritabilidad, inestabilidad emocional, etc».

No dormimos lo suficiente

Y no se trata de un problema infrecuente. Según el doctor Estivill, «la gran mayoría de la población adulta española va corta de sueño. Dormimos casi una hora menos en promedio que el resto de los europeos». Y la famosa estrategia de «recargar las pilas» el fin de semana no funciona, en su opinión: «No sirve aquello de que entre semana dormimos seis horas y el fin de semana las recuperamos. El sueño no se recupera, se pierde, como el tiempo».

De hecho, según datos del Instituto Nacional del Sueño de Estados Unidos, alguno de los 88 trastornos del sueño identificados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), provocan que el 43% de los estadounidenses encuestados diga que no duerme bien durante la semana y que el 20% se sienta alguna vez tan somnoliento como para tener problemas de rendimiento laboral o escolar y en la calidad de sus relaciones.

Esto puede tener varias consecuencias a largo plazo: «la privación crónica de sueño, produce cambios fisiológicos que pueden precipitar la aparición de enfermedades como la diabetes y la hipertensión», explica elDoctor Diego García Borreguero, experto en trastornos del sueño, en la web del Instituto del Sueño. Y, según dice, en las investigaciones «se intuye una relación entre la falta de sueño y la mayor incidencia de algunas enfermedades hormonales, cardiovasculares, inmunológicas y psiquiátricas».

Clínicas del sueño

Para tratar estos trastornos del sueño, los pacientes pueden someterse a estudios de polisomnografía en las clínicas de sueño. Allí se evalúan varios parámetros físicos y cerebrales durante el sueño de los afectados, como los niveles de oxígeno en sangre, las ondas cerebrales o la actividad de los músculos, y, posteriormente, se busca el tratamiento adecuado. Según explica Borreguero, la apnea del sueño (somnolencia diurna, sueño intranquilo, fuertes ronquidos) es la causa más frecuente por la cual los pacientes acuden a su consulta.

En otros casos, el agotamiento que se experimenta cuando suena el despertador no refleja que nuestro cuerpo necesite dormir más horas. Causas tan dispares como el embarazo, la anemia, el cáncer, el hipotiroidismo, los medicamentos o la depresión, pueden provocar sensación de fatiga.

Dormir suficiente fortalece el sistema inmunológico

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Vía El Universal

Existen otros hábitos que ayudan a mejorar la calidad de vida del paciente.

El exceso y déficit de las defensas del organismo pueden dar pasos a enfermedades que pueden poner en riesgo la salud de una persona. Para ello, existen ciertas recomendaciones que pueden ayudar a optimizar las funciones inmunológicas, aseguró la  Dra. Margarita Botero, especialista del Centro Médico Antienvejecimiento.

La doctora Botero  sugirió poner en práctica algunos hábitos como: implementar una dieta variada, basada en alimentos frescos y ricos en vitaminas C, A, E,  hierro, zinc y otros minerales.

Dormir el suficiente número de horas favorece el correcto funcionamiento del sistema de defensas, aseguró Botero.

También recomendó realizar ejercicios de respiración ya que estos fortalecen el sistema inmunológico y potencia la energía de todo el cuerpo.

La profesional de la salud sugirió aprender a llevar un ritmo de vida más relajado y evitar el estrés, ya que éste es uno de los principales enemigos del sistema inmune.

Por otra parte, reveló que se ha determinado que existe una correlación muy notoria entre estados de depresión, pesimismo, soledad y ansiedad, y el riesgo de padecer enfermedades como cáncer o enfermedades cardíacas y es por ello que recomendó algunos medicamentos que podrían ayudar a mejorar el sistema inmune:

Suero MegaVitamina C: este nutriente facilita la absorción de otras vitaminas y minerales, es un gran antioxidante que evita el envejecimiento prematuro y enfermedades degenerativas.

Sueros Antigripales: fortalecen el sistema inmunológico previniendo que las personas se enfermen y en caso de que se contagien de alguna enfermedad permite que sus síntomas no se presenten tan fuertes.