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En torno a esa palabreja, concordia, por Sebastián de la Nuez

UNO ESCUCHA AL PAPA Y ENTIENDE QUE EL CONFLICTO VENEZOLANO LE ES INDIFERENTE, no está en su voluntad entenderlo. He aquí una razón para la esperanza en el futuro de Venezuela: el trabajo que están realizando personas e instituciones, dentro y fuera del país. No hay mejor prospección futurística que la que se asienta sobre las capacidades humanas.

Uno oye de primera mano la historia reciente de Verónica Michelle Bachelet, de cómo usó a contingentes de inmigrantes haitianos para ganarse un sueldo en Naciones Unidas, y queda pasmado ante su calaña de sinvergüenza: jamás hará nada por Venezuela. Uno ve los movimientos del cobarde Pedro Sánchez dentro del ámbito español y sabe que anda por la vida ufano de su condición de cero a la izquierda, derrochando físico a raudales, tan coqueto con la dinastía castrista.

Hay personajes que levantan su voz valiente, sin cortapisas, en torno a la naturaleza criminal del actual régimen venezolano, pero a fin de cuentas es poco lo que pueden hacer. Mario Vargas Llosa lo sabe todo, todo lo ve; sin embargo, su apoyo a Venezuela quedará en palabras, y las palabras llegan hasta un cierto punto, que es el punto de la siembra y de la difusión. Valedero aunque limitado. El intelectual mexicano Enrique Krauze ha hecho un aporte fundamental con su verbo, sin ir más lejos, al intervenir en el documental de Carlos Oteyza sobre la tragedia provocada por Hugo Chávez. ¿No ha ganado todavía ningún premio internacional “El pueblo soy yo”? ¿Qué demonios están esperando?

Pero lo que más vale, desde luego y vistas las cosas a cierta distancia, es la inteligencia de Susana Raffalli, la tozudez de los Requesens, el empeño de quienes todavía mueven gente hacia el Trasnocho Cultural o Los Galpones convocando a un recital de poesía o al estreno de una película, a la apertura de una exposición. Lo que vale es el testimonio de las víctimas, las crónicas en los portales, la fuerza de los liceístas y universitarios. Quisiera hacer una mención especial (es el caso que mejor conozco) de la Universidad Católica Andrés Bello: bajo el lema “De la UCAB al país que queremos”, con sus propuestas en políticas públicas, sus informes Encovi, su vocación por los más necesitados, no se ha dado por vencida ni mucho menos.

El año 2018 ha sido un gran año para los venezolanos, aunque no lo haya sido para Venezuela. Hay un liderazgo múltiple, en espacios disímiles y geográficamente distantes, que actúa como focos de luz. Por ahí es el camino. El camino jamás estará en el golpismo, en los militares, en Donald Trump o esperpentos semejantes. El único camino está dentro del país, en sus ciudadanos de adentro y de afuera. Está en ese liderazgo que se ramifica y da ejemplo. Un liderazgo en consolidación: ha nacido para implantarse con fuerza. Por Madrid estuvo hace pocos días, luego de dar una conferencia en Salamanca, Mayda Hocever. Mayda es una talentosa y perspicaz activista venezolana. Ha contribuido a desarrollar un Observatorio de Derechos Humanos de la Universidad de los Andes.

Claro que hay razones para la esperanza: la ilusión reposa en el ánimo insumergible de Mayda y de muchas personas como ella: Ligia Bolívar, Andrea Santacruz, Gloria Perdomo, Feliciano Reyna, Katherine Martínez, Luisa Pernalete, Francisco José Virtuoso. Pedagogos o activistas de los DDHH; gente que trabaja a favor de los más débiles.

El papa Francisco anda en otra cosa, montado en su veloz caballo de pista y campo marca “Concordia”.

Esos nombres, esos apellidos, y los de emprendedores, empresarios, políticos, periodistas y sacerdotes que trabajan cada día plantando cara a la destrucción sistemática es lo que cuenta. Lo que salva. No salva la palabra “concordia”, para nada. Tampoco la esperanza inútil de un desembarco de los marines. Los países demócratas no tienen fuerza ni medios para desalojar a una élite corrupta de otro país. Ni ganas. Andan débiles. Tienen sus propios problemas. Lo decía la filósofa Adela Cortina hace unos días en una conferencia:

“La democracia está en peligro. Creemos que está conquistada pero no lo está, hay un retroceso clarísimo. Los países demócratas tradicionales están perdiendo fuerza. Hay democracias que han dejado totalmente de lado los derechos sociales y eso tampoco es democracia pues hoy en día este concepto viene cargado con una serie de elementos y requisitos que deben ser cumplidos todos. Hay recesión democrática. Deberíamos tomarnos esto muy en serio”.

 

Sebastián De La Nuez

@sdelanuez

www.hableconmigo.com

¡Ya no estamos solos! por José Toro Hardy

Concordia2016

 

Acaba de concluir el Summit de las Américas organizado por el grupo Concordia que encabeza el ex Presidente Aznar. Unos 100 líderes del Hemisferio se reunieron para analizar lo que viene ocurriendo en el continente.
Durante muchos años los venezolanos fuimos abandonados por la comunidad internacional. ¡Esa situación ha cambiado!  Ningún país civilizado tolera ya la existencia de presos políticos y todos están conscientes de la manipulación de la justicia para encarcelar a los líderes de la oposición y de la aplicación de mecanismos truculentos para impedir el referendo.
Voces valientes como las de Lilian y Mitzi conmovieron y acapararon la atención en el Summit.  La presencia de figuras como Almagro -Secretario General de la OEA-, así como la intervención de muchísimo ex presidentes, ejerció un impactante efecto multiplicador sobre el caso de nuestro país.
Es un fenómeno sin precedentes históricos que más de 35 líderes mundiales, incluyendo presidentes en ejercicio como los de España y el de Costa Rica, ex presidentes iberoamericanos,  primeros ministros como el de Francia, ex primeros ministros, premios Nobel, parlamentos y parlamentarios de muchísimas naciones y organizaciones internacionales, estén cerrando filas pidiendo la libertad de Leopoldo y de Ledezma -así como de los demás presos políticos- y reclamando el retorno de la democracia.
De hecho al concluir el referido Summit de las Américas, tuvo lugar una rueda de prensa donde,  junto con IDEA (Iniciativa Democrática de España y las Américas), se explicó que Venezuela atraviesa por la peor crisis económica, social y de gobernabilidad de su historia republicana: «el Poder Ejecutivo mantiene un discurso de conflictividad institucional, impulsando y desarrollando la persecución política contra los diputados de la Asamblea Nacional y los dirigentes de la oposición, así como continuas violaciones de los principios fundamentales del Estado de Derecho  lo que atenta contra la estabilidad y la paz… Debido a esto se hace un llamado urgente a los gobernantes de la región y las organizaciones internacionales para que den muestras de solidaridad activa con el pueblo venezolano…»
El documento fue suscrito por los presidentes José María Aznar de España, Jorge Quiroga de Bolivia, Luis Alberto Lacalle de Uruguay, Sebastián Piñera de Chile, Álvaro Uribe,  Andrés Pastrana y César Gavira de Colombia, Sixto Durán Ballén y Gutuerrez de Ecuador, Miguel Ángel Rodríguez, Luis Alberto Monge, Rafael Ángel Calderón y Alfredo Cristiani de El Salvador, Mireya Moscoso de Panamá, Vicente Fox de México, Fernando de la Rúa de Argentina, Ricardo Lagos de Chile y Alejandro Toledo de Perú.
Se trata de un enfrentamiento frontal entre la moralidad democrática y la inmoralidad de la fuerza y la corrupción. No le arriendo la ganancia a quienes toman partido por el segundo bando. La historia se está manifestando de manera contundente. Los gobiernos de corte populista están siendo relegados. En Venezuela fueron arrasados el 6D,  los Kirshner se fueron en la Argentina, Dilma fue marginada en un impeachment,  Lula está en las puertas de la cárcel, Fernando Lugo salió hace tiempo, Evo perdió el referendo por el cual buscaba perpetuarse en el poder, Correa ya admitió que no se va a lanzar en las próximas elecciones y Ortega tendrá que enfrentar casos de corrupción que lo vinculan con Venezuela.
El Secretario General de la OEA, actuando conforme lo estipulado en el artículo 20 de la Carta Democrática Interamericana, anuncia que se solicitará la aplicación de la Cláusula Democrática. Antes no hubiera podido de ser aprobado; pero la salida de Dilma cambia el equilibrio en la región lo cual ejerce una poderosa influencia sobre las naciones del Caricom, que a la vez están conscientes de que a los gobernantes venezolanos se les escapa el poder como sal y agua entre las manos
El gobierno venezolano se aferra al ALBA y a UNASUR, dos creaciones de Chávez que danzan sobre arenas movedizas. Los países de esa Alianza confrontan graves dificultades. Son como mochos que se juntan para rascarse. En cuanto a la segunda, sin el apoyo de Brasil,  pareciera quedar guindada de la brocha. Samper ya no tiene credibilidad.
La legitimidad en Venezuela está quedando seriamente cuestionada con cada acción de las autoridades. La obligación moral de obedecer depende precisamente de esa legitimidad y eso sin contar la gravísima crisis económica y social, la escasez de alimentos y medicinas y la crisis eléctrica, la inseguridad. Mientras tanto, sólo el gobierno habla de violencia y de golpes;  la oposición habla de referendo y democracia.
El cambio resulta inevitable. La Constitución señala los caminos para lograrlo de manera pacífica. Pretender impedirlo por vías truculentas es como impedir el avance de un tsunami.

@josetorohardy

petoha@gmail.com