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Cho Tae-yul

Corea del Sur defenderá la paz y el desarme a pesar de amenazas del Norte

 RiSuYong

 

El viceministro de Exteriores surcoreano, Cho Tae-yul, propugnó hoy el desarme mundial, especialmente en la península coreana, e invitó a Corea del Norte a abandonar su programa nuclear, a pesar de que Pyongyang se jactó ayer de tener la capacidad atómica y la voluntad de responder a un eventual ataque.

Cho intervino hoy en la Conferencia de Desarme de Naciones Unidas, que se reúne durante esta semana en Ginebra, citó Efe.

En un discurso sorprendentemente comedido, denunció que Corea del Norte siga desarrollando su programa nuclear, «desafiando así las más básicas obligaciones para un Estado miembro de Naciones Unidas de ser un país amante de la paz».

El viceministro asumió que el programa nuclear norcoreano «representa una seria amenaza para el régimen internacional de no proliferación».

Por ello mostró su deseo de que Pyongyang «vuelva pronto a las negociaciones sobre su desnuclearización con una actitud sincera, en respuesta a los repetidos llamamientos de la comunidad internacional».

Dicho esto, Cho se sorprendió de que el día anterior, el ministro de Asuntos Exteriores de Corea del Norte, Ri Su Yong, advirtiera en el mismo foro que «la península coreana es un peligroso barril de pólvora nuclear» y que su país tiene el poder militar necesario para disuadir o responder cualquier ataque de Estados Unidos.

«Corea del Norte tiene el poder de disuadir a EE. UU, y lanzar ataques preventivos, si es necesario», declaró Ri.

Cho recordó hoy a su contraparte norcoreana, que la Conferencia de Desarme «es precisamente eso, un foro de desarme, no de rearme».

«Sorprende especialmente su reclamo de ser considerado un Estado nuclear. La comunidad internacional nunca otorgará ningún estatus a un país conocido por ser el más descarado caso de proliferación nuclear», advirtió Cho.

Ri dijo ayer que los ejercicios militares conjuntos que realizan desde anteayer EE. UU. y Corea del Sur en territorio de este último «constituyen, por su naturaleza, una provocación sin precedentes y tienen la alta posibilidad de hacer estallar una guerra».

Tras el inicio de esas maniobras militares a gran escala, Corea del Norte lanzó dos misiles que atravesaron todo el país hasta caer a unos 490 kilómetros de distancia en el mar del Este (mar de Japón), provocando protestas formales de las autoridades niponas.

«En caso de guerra en la península, EE. UU. y su subordinado serán enteramente responsables de las consecuencias», dijo Ri, quien insistió en que «la amenaza de un lado provocará la reacción del otro».

A ese respecto, sostuvo que «el tiempo en el que EE. UU. era una amenaza nuclear unilateral para Corea el Norte ha pasado para siempre», en una amenaza adicional a las que regularmente se lanzan desde Pyongyang contra ese país.

A pesar de estas claras amenazas, Cho se limitó a recordar hoy que en dos ocasiones, a mediados de la década de los años 70, y a principios de la de los 90, las relaciones entre las dos Coreas mejoraron, y urgió a Pyongyang a dar los pasos necesarios para permitir que suceda de nuevo.

«Ahora, veinte años después del fin de la Guerra Fría y en un momento de cambios tectónicos en la geopolítica regional, es hora de que Corea del Norte tome una decisión estratégica, por muy difícil que sea. Veremos si Corea del Norte es suficiente sabia y valiente para hacerlo», concluyó Cho.