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Ago 07, 2015 | Actualizado hace 3 años
En Tocorón, el riesgo es que te quieras quedar
El penal de Tocorón, popular por su famosa discoteca, Disco Tokio, ofrece nuevas “amenidades” a los presos que allí cumplen condena. El centro de reclusión, ubicado en Aragua, ahora también cuenta con un “banco”, una piscina, un centro hípico, un gimnasio, un zoológico y una variedad de restaurantes

 

EL CENTRO PENITENCIARIO DE ARAGUA, conocido como Tocorón, se mantiene como territorio independiente, donde prevalecen los privilegios para los presos que cumplen su condena allí. Los líderes o “pranes” manejan sus negocios sin ningún tipo de control por parte de las autoridades, y han logrado levantar una infraestructura recreativa que podría ser envidiada por cualquier resort vacacional.

Captura de pantalla 2015-08-05 a la(s) 17.08.45En el penal, que se hizo popular por tener una de las “mejores” discotecas del país, Disco Tokio —recien remodelada— también tiene vende-paga (centro hípico), banco, piscina, gallera, restaurantes, campo de béisbol, bodegas, gimnasio, tiendas de ropa, cancha de futbolito y baloncesto, y hasta un zoológico de contacto -que entre sus animales más preciados tiene dos ponies-.

Aunque no es ni la primera o ni única cárcel que cuenta con una piscina para sus internos —la cárcel de San Antonio en Margarita también tiene la suya—, lo que sí es cierto es que la de Tocorón es de las más recientes y fue concluida y puesta en funcionamiento hace pocos meses. La falta de cemento y cloro, el costo de las baldosas y otros insumos no fue impedimento para que trompos y otras maquinarias de construcción trabajarán al ritmo que marca el dinero que mueven los “pranes”.

Después de pasar dos puestos de control de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) y recorrer parte de la calle principal, que da acceso al penal, los visitantes de Tocorón también consiguen tiendas de ropa y bodegas en las que no hay colas ni escasez de productos, como en los abastos Bicentenario. “Aquí adentro se pueden comprar compotas, pañales, toallas sanitarias, champú, detergente, jabón de baño o lo que quiera”, dijo el familiar de un recluso, que prefirió no dar su nombre.

En el estadio con frecuencia se realizan campeonatos de softbol y béisbol, con la participación de equipos externos femeninos y masculinos. No se sabe quién autoriza el ingreso. Pero estos visitantes reciben un trato especial. No son requisados y solo les piden mostrar las cédulas de identidad. Luego son escoltados por presos armados hasta al final de las extensas instalaciones del penal, reveló un visitante, que pidió mantener su identidad en reserva por seguridad.

En los restaurantes, como El Sazón del Hampa, la visita puede comer desde un sancocho hasta una paella y una parrilla a precios similares a los de la calle.

“En el lugar hay niños y mujeres casi permanentemente. Allí se sigue manteniendo la pernocta de familiares y los presos hasta tienen mascotas”, contó la mujer que frecuenta el penal para visitar a su hijo.

Aunque no existe un inventario del “parque” de armas que tienen los reclusos del penal, un sencillo ejercicio de observación permite hacer un balance del arsenal: armas largas, granadas, revólveres y pistolas automática. El 12 de julio, una comisión de la Policía de Aragua que patrullaba la carretera San Francisco-Tocorón, sintió en vivo el poder de fuego que tienen los presos de Tocorón. La unidad fue atacada a tiros desde la azotea del penal, resultando herido por bala de fusil un funcionario policial.

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Bancarización penitenciaria

Como si se tratara de un juego de monopolio, donde cualquiera puede hacer realidad la fantasía de tener su propio banco, los «pranes» de Tocorón crearon uno a su medida. La piscina, el zoológico o la discoteca no son lo que más impresiona ahora a los visitantes del penal. “Lo que más llama la atención es una especie de banco que opera en las instalaciones. Sí, un banco”, repite el familiar de un recluso, como queriendo convencerse de que era verdad lo que había visto.

Este establecimiento financiero, de reciente funcionamiento, opera en una casita de tablas. Está custodiada por dos hombres que portan armas largas. En la puerta hay un aviso, hecho en papel bond blanco, en el que claramente se leen los números de cuentas de varios bancos.

“Las cuentas que aparecen en la puerta del banco pertenecen a familiares del ‘pran’ de la cárcel y en éstas los presos (en realidad su familia) deben depositar semanalmente ´la causa´ —una cuota fija que cada recluso debe pagar solo para tener derecho a estar en el penal—”, según explicó el familiar de un preso, que declaró bajo la condición de anonimato por temor a represalias en contra de su pariente.

Este “servicio bancario” lo usan principalmente los familiares de los presos que están fuera del estado Aragua y que no pueden trasladarse semanalmente al penal. El dinero es movilizado a través de transferencias electrónicas. A falta de cajeros automáticos, los parientes depositan en las cuentas de los “pranes”.

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Adicionalmente el banco de Tocorón presta dinero a los privados de libertad con un cobro de intereses semanales que oscila entre 10% y 20%, dependiendo del monto y del lapso de pago del total recibido.

Desde hace varios años, Tocorón está bajo control del “pran” Héctor Guerrero, alias “El Niño Guerrero”, quien se dio a conocer en 2012, cuando se fugó supuestamente con la ayuda de su novia de entonces Jimena Araya, conocida como “Rosita”. Un año después fue recapturado. Actualmente hay versiones de que la administración de Tocorón está en manos de tres reclusos o ex reclusos, cuyas identidades se mantienen en secreto. Durante la toma militar del sector San Vicente se vinculó con el control del penal a un hombre llamado Johan José Romero, apodado «Johan El Petrica», quien también sería líder de una organización delictiva denominada “tren de Aragua”.

En la cárcel de Tocorón hay aproximadamente 7.000 reclusos, entre hombres y mujeres.  No se conocen con exactitud los ingresos y la cantidad de dinero que manejan los pranes de ese penal. Pero al multiplicar la cifra de 7.000 internos por los 500 bolívares que cada uno debe cancelar semanalmente -por concepto de “la causa”-, el resultado es que los «pranes» reciben 3 millones 350 mil bolívares cada semana. Esto representa 14 millones de bolívares mensuales, monto que alcanza para comprar un apartamento de dos habitaciones en zonas como La Candelaria o Los Chaguaramos, en Caracas.

Además de “la causa”, los «pranes» de Tocorón tienen otros ingresos significativos producto de distintos negocios lucrativos asociados a actividades delictivas como venta de droga, extorsión, robo de vehículos y secuestro, entre otros.

Foto-0079En el caso del negocio de los restaurantes, quienes los regentan deben pagar a los «pranes» un monto semanal dependiendo de las ventas. Algunos de los restaurantes tienen aire acondicionado y otros están al aire libre; los mesoneros suelen ser los presos “evangélicos”.

Otras fuentes de ingreso para los «pranes» son las famosas fiestas y los conciertos, con artistas nacionales e internacionales, que se llevan a cabo dentro del penal para celebrar fechas especiales, como el día de la madre, del padre, del niño o navidad y año nuevo. Estos eventos aportan recursos por venta de licores y drogas.

Recientemente un funcionario del Gobierno reveló que 21% del Producto Interno Bruto en Venezuela proviene de la industria del crimen.

Ingresos sobre ruedas

En Aragua es un secreto a voces que desde la cárcel de Tocorón se planifican robos de carros y secuestros. Fuentes policiales aseguran que 90% del hurto y robo de vehículos en la región está dirigido desde la cárcel.

Aunque las autoridades policiales se niegan a hablar oficialmente de este tema, todo el mundo conoce el modus operandi. Los presos tienen bandas que actúan fuera de la cárcel. Ordenan el robo del carro a un ciudadano, le quitan el celular y grabar el número. Luego le regresan el teléfono inmediatamente al dueño con la advertencia de que no debe denunciar ante la policía, pues será contactado para negociar la devolución del vehículo.

Transcurridas dos o tres horas del robo del automóvil, el dueño es contactado y conminado a pagar una suma que varía de acuerdo al tipo de carro. El monto exigido como rescate va desde 70 mil bolívares por carros muy viejos hasta 700 mil en el caso de las camionetas.

“El dueño, si quiere recuperar su carro debe acudir al penal de Tocorón con el dinero en efectivo. Allí lo dejarán pasar sin revisarle el bolso en el que lleva la plata para el rescate. Otra fórmula consiste en que si la persona no quiere entrar, un tercero (por lo general un ex preso) lo espera en la puerta de la cárcel, donde recibe el dinero, y es el encargado de entregarlo al ‘pran”, explica una de las víctimas.

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Una vez verificado el monto, el dueño del vehículo recibe las llaves y las instrucciones que lo llevan al lugar donde el auto se encuentra estacionado. Algunas personas han tenido que retirar sus carros en centros comerciales (en Maracay, La Encrucijada y hasta en La Victoria) y otros en alguna avenida o calle poco concurrida.

A Marcos, quien vive en La Victoria, estado Aragua, le robaron su camioneta hace dos semanas. “Me interceptaron dos parejas de motorizados cuando salía de una pequeña parcela que tengo en Zuata. Me apuntaron con una pistola, me hicieron abrir la puerta de la casa y de allí se llevaron dos televisores LCD y tres aires acondicionados que fueron cargados en la camioneta. Después me pidieron mi número de teléfono y me dijeron que no denunciara”, relató.

Pero antes de marcharse los delincuentes hicieron una advertencia aterradora: “Sabemos dónde vives. Sabemos en qué colegio estudia tu hijo. Más tarde te llamamos para negociar. Tranquilo que te vamos a devolver la camioneta”, dijeron, deslizando el nombre del plantel.

Cuando iba camino a su casa, Marcos recibió una llamada de un número restringido y le pidieron 700 mil bolívares si quería volver a ver su vehículo. El dinero debía entregarlo personalmente en Tocorón en tres días. El agricultor pidió que le bajaran el monto del rescate, pues no disponía de esa cantidad. “No estaban de acuerdo y dijeron que me volverían a llamar”. Pero antes le recomendaron que vendiera “alguna vaina” para pagarles.

Finalmente los delincuentes aceptaron bajar el rescate a 500 mil bolívares. “Me dieron un nombre que tenía que decir en la entrada cuando me preguntarán a quién iba a visitar. Pasé sin que la Guardia Nacional me revisara el bolso donde llevaba el dinero. En la entrada me esperaban dos hombres, que me llevaron con otro a quien le di el bolso con la plata”, contó Francisco.

El hombre le dijo que confiaba en que el dinero estuviera completo y ni siquiera abrió el bolso. Le devolvió la llave y le dijo: “tu camioneta está en la vía Cagua-La Villa”. Y efectivamente el vehículo estaba en el estacionamiento de un conocido establecimiento de esa carretera.

Casi 100% de las víctimas de esta modalidad delictiva acuden al penal para pagar el recate por su vehículo y al hacerlo los recuperan en perfecto estado. Los que se han negado a pagar son amenazados con ser secuestrados o con que será asesinado algún familiar.

Fuentes policiales señalaron que algunos carros son retirados en el mismo penal, sin embargo no fue posible contactar a alguna víctima que pudiera confirmar que su vehículo estuvo dentro de la cárcel.

La ministra de Servicios Penitenciarios, Iris Varela, señaló recientemente que 90% de los privados de libertad del país están bajo el nuevo régimen penitenciario en cárceles en las que el Gobierno tiene el control. Pero éste no es el caso del penal de Tocorón, donde mandan los “pranes”.

¿Cuál régimen, Iris?

-En las cárceles que están bajo régimen penitenciario oficial (usan uniforme y son obligados a practicar el orden cerrado) al menos una vez al día los custodios cuentan a los privados de libertad. Sin embargo, en el penal de Tocorón esto no se hace porque los pranes no lo permiten.

-El número exacto de personas dentro del penal, que fue construido por albergar a 900 privados de libertad, no se conoce con exactitud.

-A las 7.000 personas, aproximadamente, que cumplen condenas en ese recinto debe agregarse la población flotante (esposas, hijos y otros familiares) que pernoctan cada fin de semana.

-Detrás del estadio de béisbol hay unas “casitas” de tablas donde viven los “pranes”. Les llamar booguies y se dice que están totalmente equipadas. Tienen cocina empotrada, aire acondicionado, televisores pantalla plana y otras comodidades.

-El área donde viven los pranes, está cerca de uno de los límites de la prisión y es custodiada permanentemente por presos con armas largas, que cumplen funciones de vigilancia.

-De lo que sí se tienen cuentas exactas es del número de presos que fueron trasladados desde El Rodeo. De un total de 400 que fueron llevados allí en 2011 (luego de un motín), solamente quedan 182 en un anexo que denominan Rodeíto y que está bajo el nuevo régimen.

-También se conoce el número de mujeres en el anexo femenino, pues también están bajo nuevo régimen. En total 121 mujeres purgan condena en Tocorón. Rumores entre los presos indican que las autoridades están próximas a cerrar ese anexo.