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Juan Guaidó: Entre lo real y lo virtual

Un sol picante de mediodía, la indumentaria de la marcha, gorra, franela, jeans y una bandera o cartel exigiendo derechos. Las calles caraqueñas se llenaban de personas que se preguntaban qué haría Juan Guaidó, recién electo presidente de la Asamblea Nacional. Más de uno ya exigía que asumiera el cargo de presidente encargado de Venezuela, pero hasta ese momento el parlamentario de Voluntad Popular lo había evadido.

Al final del trayecto, una tarima esperaba, con un atril y una bandera, por quien minutos más tarde se juramentaría como presidente encargado  a partir de una interpretación del artículo 233 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y cumpliendo el deseo de millones de ciudadanos. La expectativa crecía, era tangible, se podía sentir con cada bocanada de aire inhalada hasta que la emoción traspasó los niveles de medición cuando levantó su mano. Los demás lo siguieron, como en un acto de fe y desde ese momento se empezó a repetir como un mantra el “cese de la usurpación, el gobierno de transición y las elecciones libres”.

A partir de ese 23 de enero, que celebra además el regreso a la democracia en el país, y con el apoyo del resto de los diputados del Parlamento, Juan Guaidó en su condición de presidente encargado ha tomado varias decisiones que han tenido traducción real, otras solo existen en el ámbito virtual y muchas leyes han quedado en una gaveta sin la aprobación del Ejecutivo Nacional, con Nicolás Maduro a la cabeza a pesar de que los 60 países más poderosos del mundo no lo reconocen.

Pero esto de tener dos encargados para un mismo poder no es nada nuevo en el país. De hecho desde hace dos años están en funcionamiento dos Poderes Legislativos, dos Tribunal Supremo de Justicia, dos Fiscales General y también ahora dos Procuradores. Pero esta bicefalia va en aumento porque Juan Guaidó desde la Asamblea Nacional, ha hecho nombramiento de representantes diplomáticos, pero al mismo tiempo en esos países hacen vida los embajadores que representan a Nicolás Maduro.

¿Dónde despacha Guaidó? Hace dos meses el hotel Paseo Las Mercedes, de Caracas, fue cerrado por el Seniat porque, al parecer, ahí se instaló y despachó Guaidó. Posteriormente, según publicó el periodista Anatoly Kurmanaev en el New York Times el 21 de mayo, “se ha estado moviendo entre casas seguras para evadir una posible captura” después de la rebelión fallida del 30A. Hasta el momento no se sienta en el despacho de Miraflores, aparece sin mucho aviso en encuentros -unos muy concurridos y otros no tanto- en varias ciudades del interior del país, todo mientras trata de lograr un quiebre dentro de la de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, que aún parece ser fiel a Maduro.

En el exterior Guaidó cuenta con 38 representantes diplomáticos, aunque casi ninguno ejerce o tiene despacho a excepción de Carlos Vecchio en Washington y María Faría en Costa Rica. También se hizo con el manejo de Citgo en Estados Unidos y se empeñó en la entrada de la ayuda humanitaria con donativos en su mayoría provenientes de EEUU. También creó el Centro de Comunicación Nacional, una suerte de ministerio de Comunicaciones que, por ahora, es solo una cuenta de Twitter y su representante, Alberto Ravell, vive fuera de Venezuela.

Así que es posible preguntarse si Guaidó realmente ejerce.

Hay opiniones encontradas. Para la analista político Carmen Beatriz Fernández la presidencia del parlamentario no es virtual ni simbólica, en efecto ejerce aunque sea con acciones desde el exterior. Parte del hecho, además, de que cuenta con la legitimidad de origen de la Asamblea Nacional y que se la transfirió a él. “No es un líder popular por su carisma, lo es porque, en un país con instituciones ‘demolidas’, el Parlamento cuenta con legitimidad de origen”.

De igual forma el politólogo Luis Salamanca apoya esta tesis y agrega que Guaidó tiene legitimidad por cumplir con la legalidad, al haber sido electo como diputado en las elecciones de diciembre de 2015.

El hecho de ser elegido como diputado le da la base para convertirse en el presidente del Parlamento y de lanzar “una operación” política para cuestionar la legitimidad de origen de Nicolás Maduro, que ganó unas elecciones cuestionadas el 20 de mayo de 2018 y se juramentó para seis años más de presidencia el 10 de enero de 2019. “Ese cuestionamiento es completamente fundamentado en el sentido de que Maduro maniobró con las instituciones para hacer unas elecciones en las que él no pudiera perder”.

A eso, le suma la legitimidad política porque la gente lo apoya y “pasa a representar las aspiraciones nacionales de, por lo menos, el 80% del país”, según Salamanca y el hecho de que cuenta con el apoyo de 50 países y ha podido emprender algunas acciones en el plano financiero en Estados Unidos.

Este apoyo internacional también es reconocido por el periodista e investigador Andrés Cañizalez, pero hace la salvedad de que Juan Guaidó tiene, incluso como presidente de la Asamblea Nacional, “un poder netamente declarativo, un poder simbólico. El poder real lo sigue teniendo Nicolás Maduro y su entorno”.

Tanto Salamanca como Carmen Beatriz Fernández aseguran que se trata de una bicefalia del Estado. “A esa bicefalia nadie le hubiera augurado un mes, pero ya vamos para casi cinco meses. Tiene sentido hablar de una usurpación del cargo y no tienes el poder de la fuerza para que se desocupe esa usurpación. Así sería todo muy fácil, pero no tiene ese poder”, explica Fernández, que agrega que en un futuro a los venezolanos nos estudiarán como a unos locos.

Para Salamanca hay una dualidad del Estado, que debería, en condiciones normales, estar unificado y bajo un mismo objetivo. “En Venezuela no tenemos eso y se está viendo en decisiones tan importantes como, por ejemplo, lo que está pasando en Citgo. Allí se ve que esto no es meramente simbólico. A nivel internacional Guaidó ha logrado el reconocimiento y eso le ha dado efectividad”.

Salamanca se refiere a que Guaidó nombró una junta ad hoc tanto para Pdvsa Holding Inc y Citgo. Además, anunció el pago de intereses del bono Pdvsa 2020, contando con el respaldo del informe de la Comisión de Finanzas y Desarrollo Económico de la Asamblea Nacional.

También desde el Parlamento se aprobó el nombramiento de una junta directiva ad hoc de la empresa Monómeros, filial de Pequiven. En una nota de prensa se explicó que este activo que se encuentra en territorio colombiano representa más del 40% del mercado de fertilizantes en el país andino.

“Ahora todo esto que se está viendo en el plano financiero también es muy importante. No es un gobierno imaginario. Es un gobierno que tiene un poder real y no es el poder total, ni está sentado en el despacho de Miraflores, pero poder si tiene. Tampoco es para desmerecerlo”, agrega Carmen Beatriz Fernández.

Cañizalez agrega que Guaidó tiene la capacidad de poder convocar a la gente a la calle y salen masivamente. “En ese sentido creo que el poder sobre el pueblo lo tiene Guaidó. Pero el poder sobre el aparato del Estado, especialmente el represivo, lo tiene sin duda Maduro”.

 

La institucionalidad móvil

Para el también profesor universitario la figura de Juan Guaidó es simbólica y representa para los venezolanos la idea del cambio y no solamente del chavismo. “Me atrevo a pensar que lo que encarna Guaidó como figura es también un cambio generacional en la política venezolana y creo que eso es bien importante”.

El atril, la bandera y la vestimenta formal forman parte de la indumentaria de Juan Guaidó para presentarse como el presidente encargado de Venezuela. Como lo declaró para la entrevista que le hizo el periodista Luis Carlos Díaz en la revista mexicana GQ, “los símbolos del poder tienen peso cuando los llevas y representas (…) Hay quien cree que las formas son distancia y en realidad son respeto”.

Sobre esto la analista político Carmen Beatriz Fernández concuerda con el significado de estos símbolos. “En la comunicación política siempre el lenguaje simbólico es importante y potente”.

Fernández hace hincapié en que Guaidó no necesita reforzar su legitimidad con el uso del atril y la bandera en cada mitin que va, es un mensaje y símbolo de poder. Lo mismo con la vestimenta.

Sin embargo desde que se juramentó en la avenida Francisco de Miranda de Caracas con la presencia de miles de manifestantes, el presidente encargado lleva su atril y su bandera, para darle peso a la institucionalidad y al cargo que ejerce. Lo mismo con su vestimenta, que para la analista Carmen Beatriz Fernández se había perdido con el chavismo.

En esto también concuerda el investigador Andrés Cañizalez, que el uso de los símbolos patrios y el escudo es darle solemnidad al poder. “Todo eso forma parte de restituir los valores sobre los cuales estuvo sustentada la república y que fueron cambiados arbitrariamente”.

Igualmente sobre la vestimenta de Guaidó el profesor universitario destaca que ha tratado de cuidarse más y que “luego de 20 años donde se desacralizó toda esa solemnidad y donde se llevó a los extremos, incluso en términos de vestimenta, de los principales actores políticos del país”.

Salamanca expone también que estos elementos que utiliza el presidente de la Asamblea Nacional son para crear una simbología propia. “Transmite la idea del respeto a la colectividad y también el de un hombre de trabajo, porque una persona que se quita el saco, se arremanga la camisa y se afloja la corbata es una persona que transmite que trabaja”.

El politólogo destaca el hecho del 30 de abril, cuando Juan Guaidó junto al líder de Voluntad Popular, Leopoldo López y un grupo de militares se presentaron a las afueras de la base aérea La Carlota en un intento de alzamiento contra Maduro. “Es valorable que haya dado ese paso, de desafiar militarmente a un régimen cuya única base de sustento es la militar. Eso le dio, en la mentalidad colectiva, un mayor nivel de legitimidad porque le agrega una valentía sin igual”.

Guaidó no tiene un despacho presidencial, aunque el Gobierno decidió cerrar Paseo Las Mercedes a finales de marzo porque durante el apagón trabajó desde allí. La oficina del presidente de la Asamblea Nacional, se encuentra en el Palacio Federal Legislativo -en el centro de Caracas- donde también sesiona la Asamblea Nacional Constituyente y donde los grupos de colectivos cercanos a Maduro y la Guardia Nacional Bolivariana entorpecen el acceso a los diputados opositores con frecuencia. Pero apartando esto, Maduro es quien todavía se encuentra dentro del palacio de Miraflores, la sede legal del Ejecutivo venezolano. Aunque Guaidó aseguró en una concentración en Caracas -a principios de marzo- que cuando tengan “las fuerzas alineadas, vamos a ir a Miraflores a buscar mi oficina”.

Además la mayoría de sus nombrados “representantes diplomáticos”, excepto por Washington y Costa Rica, tampoco cuentan con una sede física. Muchos han optado por abrir una cuenta de Twitter e ir informando por allí de las acciones que se están llevando a cabo para el “cese de la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres”.

Aunque hay países que han reconocido a estos representantes diplomáticos, estos no han podido hacer la toma completa de las embajadas o consulados, porque siguen en mano de los representantes de Maduro. Incluso está el caso de María Teresa Belandria, a quien le iban a entregar la credencial este próximo 4 de junio en Brasil, pero a última hora fue retirada la invitación por presiones militares de ese país, según reporta el diario Folha.

A pesar de esta información, el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, si recibió a Belandria para reconocerla como embajadora del presidente encargado Juan Guaidó. Igualmente el parlamentario le agradeció a través de su cuenta de Twitter por el «compromiso» del Gobierno de Brasil con la «lucha de todos los venezolanos». 

 

De la Gaceta al Twitter

Con el argumento de un “desacato” todas las leyes y acuerdos aprobados por la Asamblea Nacional quedaban “ilegalizados” por sentencias que iban publicando los Magistrados del Tribunal Supremo de Justicia.

No mejoró la situación y con la juramentación de la presidencia encargada de Juan Guaidó se intensificó. Aunque se siguen discutiendo y aprobando temas sobre el país en el Parlamento, esto queda plasmado en el papel virtual de la página web de la Asamblea Nacional, la cuenta de Twitter del presidente y en el recién creado Centro de Comunicación Nacional, que solo funciona a través de la red social.

Desde que la oposición ganó la mayoría del Parlamento en 2015 ninguna de sus leyes o acuerdos ha aparecido impreso en la Gaceta Oficial. Mucho menos ahora los nombramientos de representantes diplomáticos, del Banco Interamericano de Desarrollo o las juntas directivas de las petroleras en el exterior.

Luis Salamanca aduce que esto se da a partir de la juramentación de Nicolás Maduro como presidente de la República y con el posterior cuestionamiento de este acto por parte de Guaidó y del Parlamento.

“El Estado se fracturó por dentro con dos presidentes. Ya estaba fracturado con dos Poderes Legislativos, porque Maduro hace un poder legislativo paralelo con la creación de la Constituyente, dos Fiscales, uno en el exilio y otro internamente, dos Tribunales Supremos de Justicia, uno interno y otro externo. Solamente falta el poder electoral”, agrega.