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Laboratorio de Paz pide que dinero para compra de armas se destine para aliviar crisis alimentaria y de salud

Kaláshnikov

 

La organización Laboratorio de Paz exhortó al Estado venezolano a desistir en la construcción de la única fábrica de fusiles Kalashnikov en la región y de la compra de armamento militar por considerar que la prioridad del país debe ser la inversión social y la reducción de la pobreza.

El exhorto llega después de que el ejecutivo de la corporación estatal rusa Rosoboronexport, Serguéi Ladiguin, anunciara, en el marco de la feria aeronáutica FIDAE 2016,  que el 01 de abril se reiniciarían labores para la construcción de dicha fábrica, esperando que estén listas entre 2016 y 2017.

Según el acuerdo que el Estado venezolano mantiene con esta compañía rusa desde mayo del 2005, una fábrica dedicada a la producción de fusiles Kaláshnikov y otra para la producción de municiones estarían en pleno funcionamiento en tres años y medio, es decir en 2008, con una capacidad de producción de 50.000 unidades al año.

En 2014, la construcción quedó paralizada luego que por petición de la Fiscalía rusa, Serguéi Popelniujov, exsenador ruso y dueño de la compañía contratista, fuera detenido y sometido a juicio por fraude. Entre 2010 y 2011, fueron sustraídos más de 14,7 millones de dólares del fondo para financiar las obras la construcción de la fábrica.

Desde que se conoció sobre la construcción de la fábrica, Laboratorio de Paz ha realizado reiterados llamados para que el Estado venezolano desista de esta inversión millonaria en dólares para la construcción de armas y municiones de guerra. La paralización de la fábrica parecía ser el inicio para recuperar la inversión y redirigir esos recursos en inversión social, sin embargo, tras este nuevo aviso, la ONG pide derogar el convenio con el Estado Ruso para la construcción de la fábrica y reconducir esos recursos para aliviar la grave crisis alimentaria y de salud.

CarreraArmamentista

¿Cuánto armamento se le ha comprado a Rusia?

Además de la fábrica, el contrato que el Ministerio de Defensa de Venezuela firmó con la compañía rusa Rosoboronexport incluía la compra de 100.000 fusiles AK-103, así como las maquinarias y la tecnología necesarias para producir localmente la munición.

Este convenio entre Rusia-Venezuela incluyó también 24 Sukhoi (SU-30) y 53 helicópteros militares, por el orden de los 3 mil millones de dólares, además del flujo continuo de personal militar, pilotos y técnicos, para proporcionar y recibir entrenamiento.

Posteriormente, vinieron los anuncios de adquisición de entre 10  a 12 misiles sistema de defensa antiaérea Tor-M1 de Moscú.

Un año después de la firma, en junio de 2006, Venezuela recibió 30.000 fusiles. Dos meses después, en agosto, una segunda remesa de 32.000 AK-103. Un último lote fue recibido el 29 de noviembre del mismo año.

 

¿Dónde están asignando el dinero?

Para el año 2015, según información del Instituto de Investigaciones de Paz de Estocolmo (SIPRI), Venezuela se mantiene en el puesto 18 como el mayor comprador de armas a nivel mundial, gastando solamente este último año, 162 millones de dólares en compra de armas. Pero si tomamos el periodo de 16 años del actual gobierno, el Estado venezolano ha destinado la suma de 5.620 millones de dólares en compras bélicas.

Por su parte, el presupuesto asignado al Ministerio de la Defensa en 2016 pasó de 33 mil millones de bolívares a 85,3 mil millones de bolívares. Es el 8vo. ministerio con más recursos asignados. Paradójicamente en la situación actual, recibe 4 veces más dinero que el Ministerio de Alimentación.

«La actual crisis venezolana necesita de más alimentos y medicinas, no de herramientas para matar», asegura Laboratorio de Paz y agrega que el Estado venezolano está obligado a la reducción progresiva de la inversión militar y un aumentó para crear y mejorar las condiciones y capacidades para un desarrollo sostenible que garantice la consecución de derechos, sin exclusión.

 

* Con información de Laboratorio de Paz