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¿Vuelven las dudas sobre la enfermedad del caudillo único?

Zea
Hace 12 años

LA REAPARICIÓN DEL PACIENTE volvió a encender las alarmas de las dudas, las conjeturas, los desmentidos y las falsedades en torno a la verdad o no, mejor dicho en cuanto a la mentira, de la enfermedad cancerosa que aqueja desde hace un año al comandante presidente de la república bolivariana.

Si escenas como aquella de Barinas con una misa pidiéndole a Dios que no se lo llevara y le diera más tiempo en la tierra para terminar su labor o la de apenas dos semanas atrás cuando firmó la LOT en el Palacio de Miraflores mostraron a un impaciente enfermo y los que no creían creyeron en el malestar inocultable, la llegada bien montada volvió a prender la incredulidad de muchos y dentro de sus filas la seguridad de que será el candidato electoral.

Lo que no se dice es que esa llegada fue muy bien escenificada precisamente para lograr los objetivos deseados. Apenas tres días antes de su regreso a Venezuela una ligera descompensación había preocupado a sus médicos y familiares así como a los hombres de su confianza más probada.

Ante los desniveles internos de ansiedad en el PSUV, las declaraciones de espontáneos como Wilmer Castro Soteldo, Elías Jaua, Diosdado Cabello y hasta Jesse Chacón que fungió casi de médico diciendo: “Según entiendo, el Presidente acaba de terminar su sexto ciclo de radioterapia”, era necesario el montaje visual que obligó al mandatario a recibir una alta dosis de calmantes para soportar el movimiento de bajar las escaleras del avión presidencial y luego hacer un “suave” recorrido pasando revista a las tropas en Maiquetía y luego terminar la transmisión antes de entrar a su vehículo ayudado por sus edecanes.

Quienes hemos venido siguiendo el avance del cáncer en el caudillo también notamos una menor fogosidad en su discurso para hacer las pausas respiratorias necesarias, cosa que antes no ocurría. Por ello, ante el esfuerzo enorme desplegado ha tenido que guardar un reposo absoluto por al menos los tres días desde su llegada. El domingo despertó tarde para saludar a las madres o al campeón de la F1 pero siempre por twitter o teléfono.

Ya desde hace semanas no se le aplica radioterapia, tal como lo hemos escrito bien en estas páginas o en la red social. Los días por venir aún son una interrogante, no sólo para el paciente sino para toda la dirigencia militar y civil que integra el llamado “proceso bolivariano”.

El trapo rojo del Consejo de Estado ha servido para que nos olvidemos de temas tan delicados como los enfrentamientos en el retén de La Planta donde quedó arropado el gobierno, la delincuencia desbordada, la escasez de productos, la inflación y sobre todo las “cantatas” de Aponte Aponte y Velásquez Alvaray desnudando al régimen que lleva trece años en el poder.

La distracción podrá continuar unos días, pero el tema de la salud presidencial vuelve al tapete apenas aparezca o no el paciente impaciente.

La procesión interna es a dos planos: el militar y el civil. Ambos rojos rojitos.

 @nelsonbocaranda

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