El “forfait” de Capriles
La renuncia de Capriles Radonski apuntala aún más el reinado de María Corina Machado en las encuestas, a dos semanas de las primarias, y despeja una ecuación que le abre las puertas a un escenario consultivo particularmente asimétrico, en el cual aún está por verse cuan realista y pertinente resultará hablar de unidad.
Por: amoleiro
La renuncia de Henrique Capriles a su candidatura en la carrera de la elección primaria consolida el desprendimiento de su rival y absoluta dueña de las preferencias electorales del país en este momento, María Corina Machado.
Los potenciales votos de Capriles –segundo en los sondeos demoscópicos, sobre los 12 puntos de aceptación, casi cuatruplicado por Machado- podrán ser eventualmente absorbidos por Delsa Solórzano o Carlos Prosperi, galvanizando un cuadro de preferencias totalmente asimétrico frente a la consulta primaria del 22 de octubre.
El dirigente “justiciero”, exgobernador del estado Miranda, ha concluido su campaña del mismo modo como la empezó: con el fardo de su inhabilitación política pendiendo sobre su cabeza.
Planteada en un comienzo como un reto y un obstáculo a remontar –la Comisión Electoral, y todos los comandos de los partidos, convinieron desde el inicio que una decisión impuesta por el antojo de la legalidad chavista no podía ser aceptada como limitante en la consulta-, el impedimento de la inhabilitación terminó convertido en una excusa final.
Es cierto que, desde hace unos tres años, Capriles viene entablando conversaciones con el chavismo para procurar abrirle camino electoral a otras opciones de la disidencia, distintas a la tesis del “quiebre político”, bajo el probable compromiso de achicarle deliberadamente los espacios a un Gobierno Interino que ya tenía frente a sí una calle ciega en materia de posibilidades.
Su candidatura y su mensaje, en esta ocasión, no carburaron entre la gente. En lugar de migrar hacia las opciones dúctiles que propone el g-4 y la mayoría de las organizaciones de la Plataforma Unitaria frente al chavismo, las preferencias de la población electoral han optado espontáneamente hacia Machado, una especie de outsider que finalmente no es tal, que pasó años agazapada cultivando el escepticismo frente a las negociaciones con el gobierno, y que ha tenido un despegue de popularidad vertiginoso en los últimos meses.
El desplazamiento del electorado
Aunque era muy evidente que lleva años y meses perdiendo tracción y poder de convocatoria, Capriles resultaba, teóricamente, todo un enemigo a vencer en una competición como ésta. Es un dirigente conocido en los sectores populares, que ejecutó dos buenas campañas electorales en 2012 y 2013, voluntarioso y con sensibilidad social, con un saldo positivo como gobernador y administrador público.
Los elementos diferenciadores de esta campaña no se concretaron. No hubo perfiles notorios en la estrategia proselitista de Capriles Radonski. Las circunstancias parecen haberle cobrado un acumulado de pasivos; el electorado no pudo ubicar nada apreciable en una discursiva sinuosa, donde todavía se sienten los ecos de sus enfrentamientos con otros dirigentes de la oposición venezolana. Capriles evidenció una renuencia inexplicable a exponer sus tesis políticas, su proyecto de nación, su interpretación de la realidad actual. A responder preguntas específicas y a debatir con sus competidores.
Pero más allá del análisis formal sobre el desempeño de Capriles, existe en la nación un contexto político muy específico y un malestar con el liderazgo democrático que le dificultaba él, especialmente, la operación. En la sociedad nacional hay un agotamiento explicable con las tensiones internas del comando opositor y su crónica incapacidad para operar con un mínimo de lealtad y compañerismo.
El sucesivo fracaso del liderazgo democrático en su promesa de cambio político ha producido un recalentamiento que ha concretado una sensación sistémica de decepción. Las comparecencias públicas que hacían llamados para decir “grandes verdades” sobre las dificultades internas, sobre las insuficiencias existentes, para abundar en intrigas y maledicencias, fue acumulando una sensación de desagrado extendida.
Capriles se ha despedido de la carrera presidencial procurando rendir lealtad mínima a su llamado a votar en las primarias. Su partido, Primero Justicia, ha reiterado el compromiso de sus militantes en el apoyo logístico de la consulta. Mientras lo hace, de forma aparentemente subrepticia, pero igual bastante evidente, un puñado de políticos y activistas civiles, conscientes de que las primarias ya no les sirven de nada en un juego que se fue por una calle, orquestan una campaña para sembrar dudas sobre su factibilidad y cuestionar tendenciosamente su fiabilidad.
PJ no presentará candidato sustituto a la primaria ni respaldará a otro aspirante
La renuncia de Capriles Radonski apuntala aún más el reinado de María Corina Machado en…
El futuro Capriles y las futuras primarias
La renuncia a su candidatura y el ocaso actual de la popularidad de Capriles, no indican, necesariamente, el fin de su carrera como político u hombre de masas, ni proscriben para siempre sus aspiraciones.
Como siempre sucede en la política, el paso del tiempo, la recomposición de las circunstancias y las necesidades concretas de la población podrían regresarle oxígeno en un contexto diferente al actual.
Muchas veces hemos visto regresar de la oscuridad a hombres públicos que, finalmente, estaban en un bullpen, esperando un nuevo llamado de las circunstancias para enfrentarse a los desafíos de la política desde la lomita.
Pero su pérdida de fuelle sí es un síntoma de que ha expirado un ciclo, individual y colectivo, personal y político. Esa ola que se inició en 2008, en sus tiempos como alcalde de Baruta, y que conoció el clímax en 2013, cuando produjo un enorme susto en el Palacio de Miraflores al plantarle al chavismo una victoria electoral frente a Maduro.
En Capriles siguen pesando las cuentas por cobrar, las molestias por diferencias del pasado, el rencor no procesado que se tienen inevitablemente algunos dirigentes opositores. Eso lo resienten sus seguidores.
Un nuevo candidato Capriles tiene que lucir más librado de rencores, tener más claridad en el diagnóstico, más firmeza frente a sus enemigos, más disposición a conversar con la prensa, a responder preguntas, confrontar tesis, debatir y hacerse explicar. Más cartuchos para justificar la existencia de un candidato presidencial.
De momento, esas elecciones primarias que han lucido asediadas desde todos los frentes, ya se acercan a su fase de ejecución. Su resultado producirá nuevos desarrollos y más riesgos frente a un gobierno chavista que sigue contando con varias alternativas para detener a sus adversarios.
En unas circunstancias que presentarán algunas modificaciones, las cosas podrían tomar un nuevo impulso en 2024, si estas tendencias lograran operar como un cuerpo político, y, por encima de sus diferencias, aprendan a pasarse la pelota.
Y si no pueden hacerlo, ya sería tiempo de darle paso definitivo a nuevos actores.
Las perlas de Diosdado sobre retiro de Capriles: "Es como raro use la excusa de la inhabilitación"
La renuncia de Capriles Radonski apuntala aún más el reinado de María Corina Machado en…