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Opinión

Apuntes para un proyecto social

Apuntes para un proyecto social, por Antonio José Monagas
Antonio José Monagas
30/11/2024
No hay nación en la región que no padezca de crisis de legitimidad, crisis de legalidad y crisis de funcionalidad

@ajmonagas

El período de luchas sociales por el cual ha transitado el subcontinente sudamericano, en lo que fueron los últimos veinte años del siglo XX, fue bastante significativo desde la óptica política. Tanto fue así que llegó a concienciar a hombres y mujeres que emprendieron un proceso mantenido de reivindicaciones sociales dirigido a abrir nuevos cauces gubernamentales. Y que en buna parte fue logrado.

Independientemente de la ideología dominante, esas personas posibilitaron opciones de gobernabilidad y gobernanza que, en algo, entendieron la necesidad de fundamentar criterios y principios cónsonos con algunas formulaciones entre las tantas que ha perseguido la consolidación política, económica y desde luego, social.

La misma, expuesta por el bloque de países que lograron imprimirle consistencia a lo que pudo haberse denominado como el bloque latinoamericano de desarrollo económico y social. Aunque, en el fondo, la idea no fue del todo sepultada por la inacción.

Consideraciones organizacionales

Esa inquietud, que marcó la vida de abnegados latinoamericanos, estuvo inspirada en la creación de lo que se conoce como Comunidad Europea, cuyo funcionamiento central no choca con las ideologías de gobierno de los distintos países que la configuran. Aunque en verdad, lo que motivó tan importante temática fue el esfuerzo que movió al Libertador Simón Bolívar a impulsar la idealización de uno de sus sueños primordiales, el panamericanismo.

Sin embargo, en torno a tan manida idea, pero de profunda significación y pertinencia, el tiempo no ha derogado la construcción de un proyecto social con la fuerza jurídica y política capaz de consensuar una propuesta que unifique las colosales capacidades y potencialidades de los países que integran el inmenso subcontinente suramericano.

Ejemplos de instituciones como la “Comisión Económica para la América Latina” CEPAL, pese a procurar objetivos específicos del ámbito económico, ha intentado poner en tránsito ideas que, al ordenarlas en términos de sus correspondientes economías, sirvan de trampolín para aglutinar países latinoamericanos alrededor de la necesidad de fortalecerlos en sus capacidades resaltantes para forjar un proyecto de magnitud latinoamericana.

De haberse orientado en esa dirección, seguramente al día de hoy se habría avanzado en la idea de construir un escenario para fraguar proyectos de importante dimensión y con la fuerza necesaria para haber vaciado la región de resquicios abonados por paradigmas obsoletos.

Argumentos conceptuales

No hay nación en la región que no padezca de crisis de legitimidad, crisis de legalidad y crisis de funcionalidad. Es decir, lo que la teoría política describe como “crisis de Estado”. El economista y profesor universitario Rafael de La Cruz la define como “el agotamiento del modelo de desarrollo seguido, el cual arrastra tanto una crisis del tipo de acumulación de recursos, como una crisis del tipo de dominación política vigente” (En: Venezuela, en busca de un nuevo pacto social. Alfadil/Trópicos-UCV, p.15)

Cuando la temática de la presente disertación plantea trazar algunos apuntes para un proyecto social, es porque en el fondo de las realidades se halla expuesta la necesidad y urgencia de formular, adecuar o destinar un proyecto social que potencie alternativas de desarrollo. Que conduzca a las distintas sociedades, propias de cada nación, a alcanzar sus reales capacidades de crecimiento y progreso.

De hecho, no hay duda que en los tiempos acaecidos, en lo que va del siglo XXI, han permitido asomarse experiencias y conocimientos cuyos efectos han dado como resultado nuevas demandas de fuerzas sociales exigiendo cambios de fondo. Más en virtud de las circunstancias que siguen sometiendo a hombres y mujeres a actuar supeditados a intereses que solo benefician a minorías. 

Precisamente, ante las eventualidades que pueden inducir las nuevas fuerzas sociales que hoy se pronuncian por doquier mediante protestas sin coordinación y hasta infundadas, lucen inminentemente necesario, inclusive obligante, atender la factibilidad que describe el hecho de atender el diseño de proyectos sociales de suma pertinencia. Tal como en principio se planteó, tendrían que allanar el vacío que vino ocasionándose en medio de las crisis de legitimidad, legalidad y funcionalidad que ha conllevado la región.

Problemas acumulados

No obstante, estos problemas se han escurrido a consecuencia de gobiernos que poco o nada atienden y entienden las demandas populares y las promesas que exponen y ofertan los planes de desarrollo económico y social. Estos planes, además de distanciarse de los problema-nudos que, con el discurrir indolente de sistemas políticos desgastados, tienden a espesarse, son amontonados en reclusorios aislados y apagados ante la agitación popular que se esparce. Pero hasta ahí, ha legado todo. O casi todo.

Y en tan intempestivos frenazos surgen estados de conflicto que terminan convirtiéndose en ampulosas crisis que no consiguen resolverse. Particularmente, por culpa del aumento progresivo de la incapacidad de ordenamiento de Estados inflados de propiedades. Asimismo, a consecuencia de la desmoralización de los líderes, supuestos responsables de conflictos y de la burocratización que cunde a movimientos y partidos políticos que terminan generando la antipolítica.

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Sin embargo, no por ello caben razones políticas para cuestionar que se haya justificado la postergación el hecho de sembrar ideas que habrían sido capaces de movilizar las distintas fuerzas sociales que comparten espacios políticos. Así, se habrían iniciado distintos procesos capaces de movilizar las fuerzas necesarias más idóneas que bien podrían haber dirigido una suerte de transición entre un modelo social caduco y otro de mayor potencia funcional.

Rasgos del proyecto (en apuntes)

Pero dado el caso de haberse logrado dicha transición, o de darse en un futuro cercano, la misma debería comenzarse por motivar al resto de factores sociopolíticos dispuestos a encarar la recuperación de la identidad propia del gentilicio político que distingue a dichos factores sociales. Indistintamente, de cualquier rivalidad que pretenda enfrentarlos.

Será una identidad que entusiasme al grueso de esa población la cual, por razones de coyunturas injustificadas, en la oportunidad que pudo concretarse algo en esa línea de operación, fue marginada de ser partícipe de programas apuntados por agendas gubernamentales. Programas que pretendieron encauzar propuestas de activación social. Pero que, por comportamiento condicionado de vieja data, alardeaban de la “puesta en marcha” de sonados proyectos educativos, industriales y comerciales, entre otros.

Hasta ahí avanzaban las aludidas ofertas políticas. Siempre a desdén del clamor del grueso de la población. Así que la única manera de dejar atrás tan tajantes zancadillas políticas es mediante la adopción de un proyecto social para lo cual esta disertación se ha aventurado a trazar alguno apuntes o modestas líneas de referencia que inciten la respectiva ejecución.

Así podría hablarse de una democracia movilizada con base en la fuerza de facciones sociales organizadas en todo el sentido de la palabra. Intentarlo, ciertamente, compromete una lucha contra la pesadez que la inercia política ha impuesto ganando en consecuencia el terreno para continuar tareas no siempre constructivas. Es un desafío. Un reto que rompería vetustos paradigmas que buscan afianzar controversias improductivas.

A lo que apunta este proyecto, en la brevedad de este espacio de prensa, es a inducir un modelo de transición que pueda sentirse representativo del papel de concienciación, movilización y transformación que compromete el futuro de una sociedad que sabe correr de cara al viento. Esa ha sido la idea contenida en estos apuntes para un proyecto social.

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad. Y no comprometen la línea editorial de RunRun.es

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