Lo irresponsable de transferir la carga moral y ética
Cuando el poder se rehúsa a asumir sus responsabilidades morales y éticas, se genera un clima de desconfianza e incertidumbre
La moral y la ética se erigen como columnas esenciales que guían nuestras acciones y decisiones. Sin embargo, en un acto de cobardía, algunos optan por evadir sus responsabilidades, transfiriendo la carga a otros, como si se tratara de un lastre del que se puede deshacer con facilidad. Este irresponsable ardid no solo es perjudicial para el individuo que lo practica, sino que también tiene un impacto negativo en la sociedad.
Es importante comprender que el comportamiento decoroso y ético no son conceptos abstractos o externos; son inherentes a la condición humana, arraigados en la conciencia. Ignorarlos o eludirlos no nos libera de su influencia, sino que nos convierte en seres vacíos, incapaces de tomar decisiones y de contribuir positivamente a nuestro entorno.
Al transferir la carga moral y ética a otros, negamos asumir las consecuencias de nuestros actos, convirtiéndonos en espectadores pasivos de la vida, incapaces de afrontar desafíos y de tomar decisiones arduas pero necesarias. Esta actitud pasiva nos aleja de la posibilidad de crecer como personas y de contribuir al bien común.
Además, esta conducta erosiona la confianza y la cohesión social. Cuando el poder se rehúsa a asumir sus responsabilidades morales y éticas, se genera un clima de desconfianza e incertidumbre. Los demás se ven obligados a cargar con el peso de las acciones de quienes evaden sus deberes, lo que provoca resentimiento y frustración.
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En una sociedad donde eludir el compromiso ético se vuelve norma, los principios y valores se debilitan, y la búsqueda del bien común se convierte en una tarea titánica. La indiferencia y el egoísmo se enraízan, y la construcción de una sociedad justa y equitativa se torna cada vez más difícil.
Es fundamental recordar que la moral y la ética no son una carga, sino una oportunidad. Nos permiten conducirnos con integridad, tomar decisiones responsables y contribuir al bienestar ajeno. Al asumirlas con valentía, coherencia y compromiso, nos convertimos en agentes de cambio positivo, capaces de construir un mundo más humano.
Finalmente, trasladar la carga moral y ética a otros es un acto de irresponsabilidad que nos aleja de nuestro potencial como seres humanos y debilita los cimientos de la sociedad.
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