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Algunos bonistas apuestan a una victoria de la oposición venezolana

El negocio pinta muy bien si gana el candidato opositor Edmundo González Urrutia (EGU). No tan bien si se impone Nicolás Maduro, pues la situación de los bonistas no cambiaría mucho

Vamos a llamarlo Vicente (no es su verdadero nombre). Tiene una opinión sobre el resultado de las elecciones presidenciales del 28 de julio en Venezuela. Su interés es más financiero que político. Ha estado comprando bajo cuerda bonos de PDVSA y de la república a precios de risa: 5 centavos de dólar por cada 100 dólares. Una ganga. La apuesta es que, cuando llegue la hora de renegociar la deuda tanto de la petrolera venezolana como de la república, esos bonos valgan más en el mercado secundario, se levanten las sanciones impuestas por el gobierno de EE. UU., y se acuerden mecanismos para emitir nuevos bonos, pagar los intereses o el principal con grandes descuentos.

El negocio pinta muy bien si gana el candidato opositor Edmundo González Urrutia (EGU). No tan bien si se impone Nicolás Maduro, pues la situación de los bonistas no cambiaría mucho. Los títulos seguirían valiendo cero, con pocas probabilidades de recuperar algo del dinero invertido. Eso piensa Vicente.

¿Por qué Vicente apuesta a una victoria de EGU y una salida negociada con Maduro y sus aliados civiles y militares? Porque el intento de asesinato de Donald Trump cambió todo el panorama para los chavistas en el poder.

Ahora que la victoria del “catire” (así lo llaman sus fanáticos venezolanos) parece segura, saben que una administración de Trump no querrá negociar con Maduro y su gente, menos si se les acusa de haberse robado las elecciones del 28 de julio. Además, será mucho más fácil para civiles y militares del gobierno de Maduro negociar con la administración Biden los términos de su salida que con un futuro gobierno de Trump. Básicamente los chavistas quieren protección de que no serán perseguidos por la justicia europea y de los Estados Unidos, que sus fortunas y activos no serán confiscados, y que los dejarán vivir tranquilos donde escojan establecerse (suena mucho Turquía como destino).

El escenario del fraude

Los más pesimistas cercanos al sector de los bonos venezolanos piensan que Maduro y compañía no soltarán el poder tan fácilmente. Creen que el fraude se concretará, habrá protestas por unos días, la comunidad internacional hará las declaraciones de uso, pero que nada más pasará. Con el apoyo de la cúpula militar, el chavismo-madurismo seguirá aferrado a la presidencia y controlando el resto de los poderes públicos. No “soltarán el coroto” como dicen en Caracas, por una mezcla de paranoia y hubris, la arrogancia y ceguera asociadas con el poder desmesurado. En ese escenario, nada o casi nada se moverá en el mercado subterráneo de los bonos. Los bonistas estarán a la espera de próximos eventos y la reacción de la sociedad venezolana. Si lo que viene es más éxodo de venezolanos (lo que ya anuncian algunos encuestadores) y resignación, entonces los papeles de PDVSA y la república no servirán más que para lo que ustedes puedan imaginarse. Sin embargo, Vicente insiste en que la probabilidad de cambio en Venezuela es más alta hoy que hace algunos meses. Espera que su apuesta rinda frutos.

Un negocio redondo: compradores de deuda venezolana apuestan a una normalización con EE. UU.

Un negocio redondo: compradores de deuda venezolana apuestan a una normalización con EE. UU.

El negocio pinta muy bien si gana el candidato opositor Edmundo González Urrutia (EGU). No…

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad y no comprometen la línea editorial de RunRun.es

El negocio pinta muy bien si gana el candidato opositor Edmundo González Urrutia (EGU). No tan bien si se impone Nicolás Maduro, pues la situación de los bonistas no cambiaría mucho

Vamos a llamarlo Vicente (no es su verdadero nombre). Tiene una opinión sobre el resultado de las elecciones presidenciales del 28 de julio en Venezuela. Su interés es más financiero que político. Ha estado comprando bajo cuerda bonos de PDVSA y de la república a precios de risa: 5 centavos de dólar por cada 100 dólares. Una ganga. La apuesta es que, cuando llegue la hora de renegociar la deuda tanto de la petrolera venezolana como de la república, esos bonos valgan más en el mercado secundario, se levanten las sanciones impuestas por el gobierno de EE. UU., y se acuerden mecanismos para emitir nuevos bonos, pagar los intereses o el principal con grandes descuentos.

El negocio pinta muy bien si gana el candidato opositor Edmundo González Urrutia (EGU). No tan bien si se impone Nicolás Maduro, pues la situación de los bonistas no cambiaría mucho. Los títulos seguirían valiendo cero, con pocas probabilidades de recuperar algo del dinero invertido. Eso piensa Vicente.

¿Por qué Vicente apuesta a una victoria de EGU y una salida negociada con Maduro y sus aliados civiles y militares? Porque el intento de asesinato de Donald Trump cambió todo el panorama para los chavistas en el poder.

Ahora que la victoria del “catire” (así lo llaman sus fanáticos venezolanos) parece segura, saben que una administración de Trump no querrá negociar con Maduro y su gente, menos si se les acusa de haberse robado las elecciones del 28 de julio. Además, será mucho más fácil para civiles y militares del gobierno de Maduro negociar con la administración Biden los términos de su salida que con un futuro gobierno de Trump. Básicamente los chavistas quieren protección de que no serán perseguidos por la justicia europea y de los Estados Unidos, que sus fortunas y activos no serán confiscados, y que los dejarán vivir tranquilos donde escojan establecerse (suena mucho Turquía como destino).

El escenario del fraude

Los más pesimistas cercanos al sector de los bonos venezolanos piensan que Maduro y compañía no soltarán el poder tan fácilmente. Creen que el fraude se concretará, habrá protestas por unos días, la comunidad internacional hará las declaraciones de uso, pero que nada más pasará. Con el apoyo de la cúpula militar, el chavismo-madurismo seguirá aferrado a la presidencia y controlando el resto de los poderes públicos. No “soltarán el coroto” como dicen en Caracas, por una mezcla de paranoia y hubris, la arrogancia y ceguera asociadas con el poder desmesurado. En ese escenario, nada o casi nada se moverá en el mercado subterráneo de los bonos. Los bonistas estarán a la espera de próximos eventos y la reacción de la sociedad venezolana. Si lo que viene es más éxodo de venezolanos (lo que ya anuncian algunos encuestadores) y resignación, entonces los papeles de PDVSA y la república no servirán más que para lo que ustedes puedan imaginarse. Sin embargo, Vicente insiste en que la probabilidad de cambio en Venezuela es más alta hoy que hace algunos meses. Espera que su apuesta rinda frutos.

Un negocio redondo: compradores de deuda venezolana apuestan a una normalización con EE. UU.

Un negocio redondo: compradores de deuda venezolana apuestan a una normalización con EE. UU.

El negocio pinta muy bien si gana el candidato opositor Edmundo González Urrutia (EGU). No…

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El negocio pinta muy bien si gana el candidato opositor Edmundo González Urrutia (EGU). No tan bien si se impone Nicolás Maduro, pues la situación de los bonistas no cambiaría mucho

Vamos a llamarlo Vicente (no es su verdadero nombre). Tiene una opinión sobre el resultado de las elecciones presidenciales del 28 de julio en Venezuela. Su interés es más financiero que político. Ha estado comprando bajo cuerda bonos de PDVSA y de la república a precios de risa: 5 centavos de dólar por cada 100 dólares. Una ganga. La apuesta es que, cuando llegue la hora de renegociar la deuda tanto de la petrolera venezolana como de la república, esos bonos valgan más en el mercado secundario, se levanten las sanciones impuestas por el gobierno de EE. UU., y se acuerden mecanismos para emitir nuevos bonos, pagar los intereses o el principal con grandes descuentos.

El negocio pinta muy bien si gana el candidato opositor Edmundo González Urrutia (EGU). No tan bien si se impone Nicolás Maduro, pues la situación de los bonistas no cambiaría mucho. Los títulos seguirían valiendo cero, con pocas probabilidades de recuperar algo del dinero invertido. Eso piensa Vicente.

¿Por qué Vicente apuesta a una victoria de EGU y una salida negociada con Maduro y sus aliados civiles y militares? Porque el intento de asesinato de Donald Trump cambió todo el panorama para los chavistas en el poder.

Ahora que la victoria del “catire” (así lo llaman sus fanáticos venezolanos) parece segura, saben que una administración de Trump no querrá negociar con Maduro y su gente, menos si se les acusa de haberse robado las elecciones del 28 de julio. Además, será mucho más fácil para civiles y militares del gobierno de Maduro negociar con la administración Biden los términos de su salida que con un futuro gobierno de Trump. Básicamente los chavistas quieren protección de que no serán perseguidos por la justicia europea y de los Estados Unidos, que sus fortunas y activos no serán confiscados, y que los dejarán vivir tranquilos donde escojan establecerse (suena mucho Turquía como destino).

El escenario del fraude

Los más pesimistas cercanos al sector de los bonos venezolanos piensan que Maduro y compañía no soltarán el poder tan fácilmente. Creen que el fraude se concretará, habrá protestas por unos días, la comunidad internacional hará las declaraciones de uso, pero que nada más pasará. Con el apoyo de la cúpula militar, el chavismo-madurismo seguirá aferrado a la presidencia y controlando el resto de los poderes públicos. No “soltarán el coroto” como dicen en Caracas, por una mezcla de paranoia y hubris, la arrogancia y ceguera asociadas con el poder desmesurado. En ese escenario, nada o casi nada se moverá en el mercado subterráneo de los bonos. Los bonistas estarán a la espera de próximos eventos y la reacción de la sociedad venezolana. Si lo que viene es más éxodo de venezolanos (lo que ya anuncian algunos encuestadores) y resignación, entonces los papeles de PDVSA y la república no servirán más que para lo que ustedes puedan imaginarse. Sin embargo, Vicente insiste en que la probabilidad de cambio en Venezuela es más alta hoy que hace algunos meses. Espera que su apuesta rinda frutos.

Un negocio redondo: compradores de deuda venezolana apuestan a una normalización con EE. UU.

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