El reciente logro de la fusión nuclear, es decir, la energía que producen las mismísimas estrellas, se alza como uno de los descubrimientos más trascendentes de la historia
Reproducir el mecanismo que genera la energía de las estrellas, la fusión nuclear, ya no es un sueño, sino una realidad. Ya sabemos cómo hacerlo tanto en los Estados Unidos como en Europa, aunque este proceso esté en una etapa inicial y a nivel experimental.
Gracias a los resultados del Laboratorio Nacional Lawrence Livermore de California y del Centro de Investigación nuclear CERN, en Ginebra, muy pronto podremos liberarnos de la dependencia energética de fuentes sucias que empezó hace siglos con la quema de madera y carbón y luego pasó al aprovechamiento de los derivados de los hidrocarburos.
Como señala el físico de la CERN, el italiano Guido Tonelli, se trata de un gran adelanto científico que constituye sin duda alguna uno de los más grandes descubrimientos de todos los tiempos.
Sin embargo, el profesor Tonell, aconseja cautela. “Hay que aclarar que se necesitarán otros veinte años por lo menos para empezar a aprovechar la tecnología de fusión porque es muy complicada.”
Los detalles iniciales que llegan de los Estados Unidos sobre esta importante innovación aseguran que el ser humano ahora sabe cómo lograr el equilibrio neto de la fusión nuclear.
La fusión nuclear, una búsqueda de 72 años
La noticia del descubrimiento, divulgada en Estados Unidos por el Financial Times y el Washington Post confirma básicamente el resultado científico de que a través del nuevo proceso la energía producida es mayor de la usada para producirla, desencadenando la reacción gracias al uso de hidrógeno en forma de plasma.
Este representa el cuarto estado de la materia después del sólido, líquido y gaseoso que constituye el 99 % del Universo y de las estrellas. Y permite el pleno aprovechamiento de la energía fotovoltaica producida por los paneles solares; así como la eólica, producida por los molinos de viento sin producir desechos de dióxido de carbono.
Se trata de la primera vez en la historia que culmina décadas de costosa búsqueda iniciada en 1950 para desarrollar una tecnología que proporcione “energía ilimitada, limpia y asequible”.
La cantidad de energía usada en el experimento del Laboratorio Nacional Lawrence Livermore fue de 2,1 megajulios de energía láser y produjo solo 2,5 megajulios (menos de un kw/h (kilovatio hora).
La diferencia entre 2,1 megajulios y 2,5 megajulios, o sea el saldo positivo de la fusión lograda en Laboratorio Lawrence Livermore, está destinada a mejorar sustancialmente al perfeccionarse el proceso, tal como aseguran fuentes científicas altamente calificadas.
Tonelli ha también confirmó que un resultado similar, inclusive algo más alentador, fue logrado por el consorcio europeo Eurofusión, que incluye a todas las naciones del Unión Europea (UE) y Rusia.
Es fusión, ni fisión
Está claro que la fusión no debe confundirse con la fisión nuclear, la ruptura del átomo descubierta a la mitad del siglo XX por el Premio Nobel de Física, Enrico Fermi.
A diferencia de la fisión nuclear, la fusión no produce radiación. Ambos tienen la gran ventaja de no producir, salvo en cantidades muy pequeñas, el enemigo público número uno: el CO2, o dióxido de carbono, el mayor causante del efecto invernadero que impulsa el cambio climático.
Tonelli señala que hay una fuerte competencia entre europeos que también colaboran con científicos rusos y los colegas americanos del proyecto ITER de los Estados Unidos.
“Claramente hay una carrera para ganar la competencia en la que se juegan las nuevas jerarquías mundiales de este y el próximo siglo, tanto en la economía como en la política”.
Otros científicos de la CERN afirman que no quieren ser parte de ninguna competencia y lo que buscan es un adelanto que favorezca a todos los seres humanos. Sin embargo, señalan que un enfrentamiento entre Rusia y la Unión Europea y los Estados Unidos “podría desencadenar una nueva serie de sanciones que no favorecen a ninguna de las partes”.
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