Hezbolá y la realidad venezolana, ambas existen - Runrun
Hezbolá y la realidad venezolana, ambas existen, por Armando Martini Pietri
Marcha en Caracas del 2 de febrero de 2019, liderada por Juan Guaidó. Foto AlexCocoPro_(123) / Wikimedia Commons.

@ArmandoMartini  

La ciudadanía se edifica estableciendo pautas y normas para el bienestar social, calidad de vida, trabajo, oportunidades y democracia. La manipulación politiquera, el atropello, la persecución de quienes ostentan arbitrariamente el poder han hecho extraño e irreconocible un ideal de libertad. Razón de la huida de millones hacia otras latitudes. Motivo de urgencia es el salvamento de las instituciones democráticas y su independencia.

Corrupción inurbana, clientelismo abusivo, falta de capacidad, mediocre preparación, menoscabo de la meritocracia, ausencia de controles y la omisión repugnante de rendir cuentas han sido factores esenciales del colapso político socialista/comunista. De allí la importancia en la alineación para el cambio por venir.

Es de un modo general, al conjunto de lo que existe en oposición a lo que consideramos ficticio, ilusorio, aparente, o meramente posible.

En Alemania el terrorismo no tenía advertencia. La policía allanó casas de seguridad de Hezbolá en Berlín y otras ciudades, llevándose consigo baúles atiborrados de evidencia. Acción clave para los eventos subsiguientes. Se prohibió toda actividad en suelo alemán, dándole un duro golpe al grupo terrorista antisemita y antiisraelí.

La medida se produjo después de que la comunidad estadounidense/israelí señalara preocupada la gravedad y urgencia del tema. Siguieron meses de promoción pública y privada, diversos informes de investigación, múltiples artículos de opinión en medios audiovisuales, impresos y digitales.

¿Qué pasó después? Hace unos años la Unión Europea decidió etiquetar el «ala militar» de Hezbolá como organización y estructura terrorista, pero inventando imprecisiones en el ínterin, característica de la diplomacia; una especie de distinción imaginaria e infeliz entre las facciones terroristas y políticas del grupo, una diferenciación tan infortunada y estulta que fue rechazada incluso por el propio conjunto terrorista.

La Unión Europea debe olvidarse de anfibologías y unirse al ejemplo de los Países Bajos, Alemania, Estados Unidos, Reino Unido, Canadá y otros. Dar por concluido el asunto, reconociendo a Hezbolá como lo que verdaderamente es: grupo terrorista en su totalidad. Sin desencuentros lingüísticos, diferencias gramaticales ni aventuras filológicas.

¿Cuántas personas inocentes necesitan ser asesinadas antes de que el resto de Europa y el mundo despierten y asuman la realidad?

Venezuela está en crisis política, social y económica. Con protestas y saqueos por hambre, falta de electricidad, gasolina, medicinas. Realmente existe y se está desarrollando, contiene en sí mismo su propia esencia y leyes, así como resultados de su acción e impulso. Aún la represión es capaz de responder y acallar la exigencia ciudadana. El régimen lo avistó y se preparó para detener la posible conmoción social. La presión se incrementa cada día, el descontento amenaza. ¡Cuidado con la furia de un pueblo paciente! 

Las reprobaciones degeneran en depredaciones, lo que perjudica a todos sin distingo. Es tan limitada, son tantas las carencias que el castrismo ya no puede alimentar, tratar enfermos, dar gasolina ni prestar servicios públicos confiables a los que han sido su principal base de apoyo. Y una inflación incontrolada y devoradora intensifica el descontento social, acrecentando episodios de violencia que nadie quiere ni desea.

El deterioro integral, la dolarización arbitraria, puede resultar fatal para el sistema clientelar del control social usado por el castrismo para asegurar la cohesión dentro de sus filas. Los patrimonios se agotan. Y algunos intuyen, albergando esperanzas, que pueda producirse el tan esperado quiebre. Sin embargo, el usurpador y socios cómplices han soportado la crisis mejor de lo que se esperaba, no reconocerlo sería bobería. No obstante, la ambición desmedida crea pugnas entre los socialistas comunistas. Aunque no lo demuestren. 

Venezuela sufre dificultad energética dentro de una crisis de salud e higiene, en medio de una hecatombe económica e inestabilidad política. Lo cual, sin duda, exacerbará el trance humanitario. Protestar, demandar, dar la cara es la única forma de sobrevivir cuando los derechos esenciales, básicos, no están garantizados. De nada sirve la represión cuando prevalece el hambre. El venezolano hoy lucha entre morir de inanición o fallecer por enfermedad.

La crisis se profundiza. Lo que hoy ocurre en el país es culpa y resultado de 20 años del socialismo chavista, devenido en miseria y ruina. El castrismo venezolano está en bancarrota. Restringido en extremo a nivel internacional para cualquier entendimiento político y económico. Su insolvencia democrática, falta de seriedad e insuficiencia de la palabra empeñada, son su carta de presentación y peores enemigos.

Esta incuestionable realidad se amontona y no está debidamente calibrada por lo actores internos, ni hablar de los externos. ¿Por qué asombrarnos? Son años ignorándola, se desconocen valores humanos, se desechan principios éticos y morales y se olvidan las buenas costumbres ciudadanas; no existe Estado de Derecho ni democrático, las libertades restringidas, conculcadas y, en el mejor de los casos, condicionadas, hace casi imposible ejercer derechos.

Venezuela está hambrienta no solo de alimentos, también de libertad y democracia. El aislamiento aun voluntario, es inviable. La pandemia sobrevenida no hace más que evidenciar la vulnerabilidad preexistente.

 

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