¡Qué lavativa con la Asamblea! por Armando Martini Pietri - Runrun
¡Qué lavativa con la Asamblea! por Armando Martini Pietri

CUANDO LOS POLÍTICOS NO QUIEREN AFRONTAR una decisión por miedo, desconfianza o porque piensan que no les conviene en lo inmediato, utilizan dos tácticas disponibles y que, en los casos de pueblos más o menos satisfechos, disciplinados y con amplias esperanzas pueden dar resultados, pero cuando se usan frente a ciudadanos que están contra la pared pueden resultar en desastres.

Esas prácticas son, la palabrería -no hay forma de imaginarse a un político tradicional que no tenga agilidad y variedad de lengua- y el leguleyismo, del cual tenemos sobrados ejemplos en Venezuela. Uno de los resultados más conocidos es el chavismo, tragedia que nació de las calles y militarismos delirantes de una población decepcionada y engañada por décadas. Han pasado veinte años desde que un puñado de militares, casi todos de palabra fácil y pensamientos rudimentarios pero gratos de escuchar, se alzó contra la democracia con el pretexto de rescatar la justicia y el buen trato a los pobres y excluidos. Fueron derrotados en la que se suponía su especialidad, lo militar y el combate, pero resultaron triunfantes en la imagen populista. Poco más del 56% metieron la pata, aunque unos cuantos con menos derecho a equivocarse se equivocaron más. Así las cosas, Rafael Caldera, soportó que uno de los alzados calificara ante sus cabizbajas narices, y otro golpista, de “moribunda” a la Constitución del 61. 

Chávez despellejó la Constitución que había regido el establecimiento y desarrollo de la democracia, los chavistas inundaron el ambiente de maniobras y recursos fraudulentos con apariencia de legalidad, y desde entonces padecemos la ignominia que hoy sufrimos. Y por eso, más del 80% de los venezolanos apoya un cambio, una transición y quienes tienen la responsabilidad parlamentaria, se extravían en estulticia irrelevante que a nadie interesa.

Años después, cuando el chavismo-castrista mutado en castro-madurismo pone en bandeja de plata una oportunidad única, notable para que se ponga en marcha un proceso que los desbanque más de lo que ya están; diputados opositores desconocen la decisión del Tribunal Supremo de Justicia electo por ellos, cumpliendo la norma constitucional -y luego dejados al garete- de establecer un gobierno provisional en vista de que el 10 de enero se da un vacío de poder y no una usurpación. Los parlamentarios, en vez de acatar como corresponde, hacer cumplir la ley, decisión claramente constitucional -ya no de la “moribunda” sino de la vigente Constitución- hacen lo de siempre cuando no saben qué hacer: nombrar una comisión.

Aceptando cobardías y la preminencia de probables conveniencias personales, no se entiende esta acción. A la ironía de la “Ley de Transición” agreguen una “Para que cese la usurpación”. Toda una variedad de gobiernos y cuerpos legislativos -para no citar a inmensa mayoría del país hambriento, enfermo, angustiado, desnutrido y harto- ha precisado, clara y contundente, que no reconocerán a Maduro como Presidente de Venezuela a partir de este 10 de enero de 2019, pero la Asamblea Nacional que presume de opositora, defensora de la democracia y la decencia ciudadana, en un estado de emergencia nacional, saca las manos para correr la nefasta arruga, desaprovecha la oportunidad, deja en el aire al Tribunal Supremo de Justicia legítimo y reconocido, engaveta los reclamos de millones de venezolanos dentro y fuera del país, decide seguir hablando y ni siquiera tiene el detalle urbano para declarase en emergencia y habilitar el tiempo necesario para llevar a cabo la agenda del cumplimiento de su obligación y llenar el vacío de poder.

¿Cómo no conjeturar que no tienen el coraje suficiente para plantársele a una tiranía que no los toma en cuenta como diputados constitucionalmente electos, pero sí recibe, acata instrucciones y guías del gobierno de Cuba? ¿Cómo no agarrar una monumental arrechera y recargar aún más la decepción cuando la única política opositora es seguir dialogando? ¿Qué esperan? ¿Qué alguien decida por ellos? ¿O qué un evento fortuito de suerte actué? No es momento de insinuaciones, equívocos y vericuetos, sino de claridad, certeza y valentía.

Podría pasar, pero con el detalle de que otros decidan tomar el toro por los cachos, no significa que decidirán por ellos para derrocar al castro-madurismo y de seguidas llamarlos a que se encarguen de hablar pendejadas en Miraflores. ¿será eso que los atormenta?

Tal vez algunos de ellos estimen -habituados a realizar de sus equivocaciones alardes politiqueros- que si se forma un zaperoco de ese estilo saldrán gananciosos en el revoltillo sangriento. Es demasiado estimar, es como sacar cuentas de cómo se va a gastar el premio gordo de la lotería antes del sorteo. Recuerden que el castro-madurismo hasta con el Kino acabó.

Apliquen el Art. 233 y asuman la responsabilidad de lo contrario, la misma Asamblea Nacional estaría violando la constitución e incurre en omisión legislativa, trasladando la obligación al Tribunal Supremo de Justicia. La Constitución es la norma suprema, los ciudadanos y los órganos del Poder Público deben obedecer.

Por último, una reflexión de la Conferencia Episcopal Venezolana: “La pretensión de Nicolás Maduro de iniciar un nuevo periodo presidencial el 10 de enero de 2019 es ilegítima por su origen y abre una puerta al desconocimiento del gobierno porque carece de sustento democrático en la justicia y el derecho”,

 

@ArmandoMartini