¿Socialismo? ¡Zape gato¡ por José Antonio Monagas
¿Socialismo? ¡Zape gato¡ por José Antonio Monagas

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Por todas partes se lee “socialismo” pero a la hora de la chiquita, nadie sabe lo que significa. O mejor dicho, lo que envuelve. Sobre todo, si el susodicho término luce ornamentado con el remoquete de “siglo XXI”. Aunque en lo básico parece que no es ni lo uno ni lo otro, sino todo lo contrario. Sin embargo, por los vientos que soplan desde las instancias gubernamentales, el revolucionario disparate además de valerse del nombre de Bolívar para imponerle mayor contundencia o mejor dicho, colocarle la guinda que faltaba a la torta que ha puesto el gobierno desde que dejó ver sus costuras con fondo, medias y todo lo demás, sólo le ha valido para ocultar sus inanición antes de nacer. Particularmente, por la razón de proceder de un proyecto que carece de fundamentos de historia política contemporánea, teoría económica, teoría social y de teoría política. O sea, vacío aunque con agallas por el hambre que ha desarrollado en diez años de prematura existencia.

Entonces, ¿qué puede decirse del tan mentado socialismo que engrosa discursos, referencias, presentaciones y declaraciones? Aunque también y hasta con más gañote, adorna amenazas y ofensas provenientes de los más conspicuos dirigentes del mundo gubernamental. Pero lo peor de todo es que sin saber siquiera lo que esconde o exalta esto del “socialismo del siglo XXI”, mucha gente se rasga las vestiduras para decir que ahora, de la noche a la mañana, son “socialistas”. Como si tan hueco calificativo fuera credencial para cometer cualquier tipo de atropello valiéndose del disfraz de “diablo rojo” que les da por ostentar. Aunque lo que más deja ver el papelote que hacen quienes se arrogan la condición de socialistas, comenzando por el propio presidente de la república petrolera, no se han leído los gruesos tomos que dan forma a la obra central de Karl Marx, El Capital. Mucho menos, los axiomas que sientan los argumentos de filosofía política que esgrime Engels o lo que vivió Rusia a principio del siglo XX con su sangrienta revolución liderada por Lenin.

Pese a tan graves contradicciones, estas personas que presumen de revolucionarios, viven dándose golpes de pecho cada vez que hablan de valores y principios. Cada vez que mencionan términos como solidaridad, igualdad, democracia, participación, cooperación. Pero sólo hasta ahí llega todo, pues lo expresado queda en sólo pronunciamientos al vacío que, naturalmente, en nada se corresponden con actuaciones que engendran odio, discriminación, injusticia y engaño. Habida cuenta, a esto se suman conductas asociadas con corrupción, prepotencia, usurpación y pare de contar.

El lenguaje socialista, como es harto conocido, es ramplón, vulgar y tétrico. Utiliza las mismas frases y palabras que sirven a la arenga presidencial para hacer terrorismo de Estado y terrorismo de gobierno. Descalifica, atemoriza, maltrata, ridiculiza, humilla, insulta, denigra. Pero sobre todo, hace ver al gobierno formado por un cuadro de incapacitados militaristas con ínfulas de omnímodos, patriotas y santurrones.

Ese es el pedestre  y mal concebido socialismo que pretendió instaurarse por única y absoluta decisión del finado presidente pues así llevaría a Venezuela a la realidad de sus pesadillas donde él se sentía o se comparaba con Bolívar. Pero de un Bolívar empeñado en instalar una Gran Colombia a punta de divisas petroleras. Y además que este Bolívar no es el oligarca de fina estampa que fue el propio. Ni tampoco el Bolívar ungido de la capacidad de convocatoria, del conocimiento de la realidad social y política, del arte para escribir con la gracia de poeta y la sensibilidad de humanista. El Bolívar de las pesadillas del personaje de marras es grosero, tirante, cínico, huraño, déspota y tirano.

Sólo hace valer su opinión pues las de otros no la reconoce. Más aún, se burla de ella lo cual no es digno de alguien que se precie de la investidura de Jefe de Estado y Comandante de las FAN. No sabe que la filosofía de la vida, a la que tanto refiere, habla de la humildad como condición de quien más honores pueda ostentar. Entonces si así,  esa ideología tan mentada como en efecto es el socialismo, ni de broma. De manera que de cara a lo que acontece y se escucha en cada discurso presidencial, habrá que decir: ¿Socialismo? ¡zape gato¡

antoniomonagas@gmail.com