El dilema: ahora o nunca, por Armando Martini Pietri
El dilema: ahora o nunca, por Armando Martini Pietri

Bifurcacion2

 

¿Por qué Venezuela se encuentra en una disyuntiva? ¿Cual realmente es el problema? ¿Por qué algunos no escuchan a los otros? ¿Qué pasó, dónde nos perdimos? Muchas preguntas, diversas respuestas, todo dependerá del cristal con que se mire y de los intereses que se protejan. Lo cierto es que muchas contrariedades se deben a lo que se conoce como “voluntad política”, beneficios particulares y partidistas. Un cáncer que, de no extirparlo, será terminal si es que no lo es ya.

 

Reconocer que muchos inconvenientes han terminado por convertirse en tragedias, aunque nos fueron advertidos, los venezolanos nos sentimos cómodos ignorando aquello que exige toma de conciencia, cambios de conducta, poner la cara y esfuerzos más allá de nuestros hábitos. Hemos sido demasiado tiempo “aguantacallados”, y no fue sólo el fallecido comandante y colaboradores favorecidos los que se confiaron en la ventaja de tener petróleo caro. La inmensa mayoría nos formamos bajo la impresión -por no decir convicción- de que éramos ciudadanos de un país rico, y, aún peor, ingenua e irresponsable dejamos el manejo de esas riquezas a un ente abstracto llamado “Gobierno” al cual sólo le pedimos favores y no rendición de cuentas. Error que pagaremos en penitencia por décadas.

 

¿Cómo entender que la mayoría de venezolanos, numerosos gobiernos y organizaciones formales del mundo perciban como dictadura al gobierno de Maduro y algunos quieran elecciones democráticas? En dictadura no hay sufragios confiables, sólo pueden hacerse controlados, como en China, Corea del Norte y, por supuesto, en la Cuba de los mafiosos Castro.

 

¿Estamos o no sometidos a una dictadura? Los que creen que no, siguen promoviendo un revocatorio motivo de burlas por parte del absolutismo vestido de letal payaso democrático de la novela de terror “It” de Stephen King que, como la Guardia Nacional, el Sebín maduristas en estos últimos años, atrapa, tortura manipulando y usando los temores de sus víctimas.

 

Quienes piensan que sí, busquemos fórmulas eficientes para combatir al oficialismo brutalmente tirano. Hay que sincerarse, tener un diagnóstico claro para un tratamiento adecuado; ya son demasiados años equivocándonos, el hambre, la enfermedad, la alarmante desnutrición, la sangrienta e implacable inseguridad, la indignación por los abusos gobierneros de civiles y militares, no pueden seguir disimulados en discursos vacios e ideologías fracasadas que, ya ni tienen lideres ni engañan. La prestidigitación chavista se desvaneció, se esfumó. Está muerta, enterrada, sólo queda la represión a punta de fusiles, gases, perdigonazos y tanquetas.

 

Los que se empeñaron tercos y obsesivos en activar el referéndum revocatorio a pesar de las innumerables advertencias, den paso a nuevas alternativas y distintos actores hasta ahora ignorados, desplazados de las decisiones erróneas y fantasiosas, discriminados por razones políticas, por envidia y egoísmo. La estrategia fue débil, son demasiadas las diferencias internas y el revocatorio es un buen ejemplo: no todos se montaron en el proyecto, unos se lavan las manos asegurado que Capriles lo maneja como proyecto personal, otros argumentan que no hay que cerrarse al 2017, y para colmo, cunde la sospecha de que ciertos dirigentes pudieran querer que el cambio se produzca en 2019 para estar -calculan ellos- más fortalecidos electoralmente.

 

También hay quienes presuponen que si el “monopolio” de las decisiones lo mantienen PJ, UNT, AD, VP, sin incorporar otros líderes y organizaciones, no se logrará nunca la verdadera, ansiada y deseada unidad.

 

La realización del revocatorio este año 2016 era poco probable, y apostar sólo a ese camino fue un error, lo más razonable era mantener activas las vías constitucionales para el cambio político que la MUD había aprobado. Luego apareció el asunto de la doble nacionalidad. ¿Qué pasó con las otras alternativas? ¿Se olvidaron? ¿Están en proceso? Ya la Asamblea Nacional debería tenerlas en agenda, listas para ser aprobadas sin mayor protocolo de análisis y discusión.

 

Es evidente que no habrá revocatorio este año –aun hay asuntos legales pendientes de aclarar- y aceptarlo para el 2017 es un fraude descarado pero bien planificado, un engaño, una burla al país y sus ciudadanos. La decisión de impedirlo este año no es técnica, es política, y la tomaron hace tiempo. La medida no es sólo del CNE fue adoptada por el Alto Mando Cívico-Militar de la Revolución, integrada por Raúl, Fidel, G2, Maduro, Cabello, Rodríguez, El Aissami, Flores y Padrino –entre otros-. No hay voluntad política para realizar el revocatorio, métanse eso en la cabeza. No basta hablar del revocatorio si no se dice cómo se obligará aceptarlo. Es fullero afirmar que el referendo no le pertenece al CNE cuando se le solicita, se acepta que lo organice, establezca los lapsos y finalmente se espera que lo realice.

 

Debería llamar la atención que el representante de la MUD ante el CNE, Vicente Bello –muy cuestionado, dicho sea de paso-, indicase en una entrevista: “ya no hay tiempo para que se realicen el revocatorio y las elecciones a gobernadores este año, debido a que la preparación técnica y logística de las mismas puede tardar entre 5 y 6 meses”. Y agregó: “…Si la elección es en diciembre, las postulaciones debieron hacerse en agosto. Que el CNE se sincere y diga que las regionales no se harán este año, que no dispone de presupuesto y tampoco ha notificado a los miembros de mesa (…) no se han elaborado las proyecciones del INE para definir las circunscripciones que se usarán en la elección de los consejos legislativos, y los proveedores del material electoral necesitan dólares para importarlos y en este momento el gobierno no se los ha entregado”. O sea, “más claro agua”. La Unidad no tuvo una estrategia adecuada o, si la hubo, careció de fuerza para imponerle a Maduro, al CNE y al TSJ cumplir la Constitución y la voluntad ciudadana.

 

Ha llegado la hora que los ciudadanos organizados lideren un movimiento que conduzca al cambio político. María Corina Machado y Leopoldo López tenían razón, como verdaderos estadistas visualizaron el futuro, por eso y más, merecen ahora dirigir la oposición venezolana y quienes han tenido la oportunidad de hacerlo, deben –es lo correcto- darles paso libre y respaldar a quienes merecen una oportunidad mejor.

 

Para los millones desesperados por hambre, inseguridad y falta de medicinas que la próxima acción opositora sea el 1° de septiembre es tardía pero hay que acudir, es un deber ciudadano. Declararse en rebeldía pacifica, constitucional y permanente, la resistencia no puede ser flor de un día.

 

Quizás sea un buen momento para analizar sobre la conveniencia y viabilidad de aplicar el artículo 350 consagrado en la Constitución, establece textual: “El pueblo de Venezuela, fiel a su tradición republicana, a su lucha por la independencia, la paz y la libertad, desconocerá cualquier régimen, legislación o autoridad que contraríe los valores, principios y garantías democráticos o menoscabe los derechos humanos”. Ni siquiera Hermann Escarrá lo podrá interpretar para distorsionarlo y/o manipularlo; él como constituyente lo redactó, con su voto lo aprobó y después como ciudadano lo invocó.

 

La nueva y renovada unidad en consenso debe convencerse de la necesidad de transitar estrategias distintas que no sean tan previsibles y apunten realmente a un cambio de gobierno, parece que la discusión aún está en etapa embrionaria. Algunos comentan sobre “pensarlo y evaluarlo”; dejar atrás los objetivos con poca o ninguna posibilidad de consumar. Hay que hablar con claridad, decir la verdad y solo la verdad. Ése es el reto medular. Pero ¿hay unidad suficiente, liderazgo contundente, creíble y, sobretodo, inteligente, generoso y con calado estadista, para ese esfuerzo descomunal? Es la gran pregunta que debemos responder pronto, muy pronto o, nos arrepentiremos, y no en mucho tiempo.

 

@ArmandoMartini