Boche clavao por Orlando Viera-Blanco
Boche clavao por Orlando Viera-Blanco

AsambleaN

 

«Aun cuando vienen tiempos muy complejos, una vibrante camada de jóvenes parlamentarios, defenderá con fogosidad sus ideales y sus ejemplares antepasados libertarios»

 

Confieso que la reciente decisión de la AN me produjo sentimientos encontrados. Como jurista, me cuesta ver a un poder originario claudicar frente a un poder derivado, con máximas judiciales sacadas bajo la manga. Pero como observador político, pareciera que hay que ponerse los dedos en la nariz, tragar grueso y avanzar, para «mejor doblar y evitar partirse en diez», como lo expresa Henry Ramos.

Un par de días después «del acatamiento» de la sentencia del TSJ, tuve la oportunidad de apersonarme al Parlamento. Años sin regresar a nuestro hermoso hemiciclo. La verdad no recuerdo haber estado desde que Chávez llegó al poder. Me sentí como una generación perdida. Recuerdo comenzando mi carrera como abogado a finales de los 90, me tocó realizar tareas de lobista. Mi primera visita al otrora CN, la hice de niño, acompañando a papá con un viejo amigo Dip. de AD… Sentí que la historia de héroes e ilustres libertadores, entraba por mis venas colocándome en el mismo sitio de los acontecimientos. Palpaba cómo las siete provincias de la Capitanía General de Venezuela, reunidas en la Capilla Santa Rosa de Lima, declaraban la independencia de la Corona de España, después de las abdicaciones de Carlos IV y Fernando VII en Bayona. Evocaba la promulgación de la Constitución Federal de 1811 (pasada al Congreso el 07-07 de 1811), regresando al día de la independencia y al primer Congreso patrio, cuya acta se encuentra en ese regio Salón Elíptico de nuestro Palacio Federal Legislativo. Me enfrenté con nostalgia a 17 años de ausencia. Y me sobrevino el mismo sentimiento de orgullo y fascinación histórica, imaginando la presencia de Juan Germán Roscio y Francisco Isnardi (redactores de nuestra primera Constitución); de Juan Antonio Rodríguez Domínguez, presidente de la Provincia de Caracas, quien anunció que «con la aprobación de 40 votos de diputados, quedaba declarada solemnemente la independencia absoluta de Venezuela», o contemplando el retrato de firmantes, cómo el Marqués del Toro, Martín Tovar Ponte, Lino de Clemente, Francisco de Miranda (Provincia de Barcelona) o Juan Nepomuceno de Quintana (Provincia de Barinas)… Súbitamente desperté de mi imaginario, cuando me topé con el jefe de la fracción parlamentaria del Bloque de la Patria, Dip. Héctor Rodríguez, escoltado por el Dip. Pedro Carreño. Inevitablemente, se agudizaron mis desencuentros…

A pesar de la celada que fue objeto la mayoría parlamentaria, con la desincorporación de los diputados de Amazonas, mordazmente resumida por un amigo en el exilio como «un juego de ajedrez donde unos mueven sus alfiles, torres o peones, y los otros les responden lanzando bolas criollas», el ambiente que vi en Palacio era extraordinario. Se respiraba apertura, integración, ¡colorido! Toda una nueva dinámica institucional. Un hemiciclo pleno de visitantes, estudiantes, abogados, comunicadores, rodeados de trabajadores bien amables. Una sana interacción con sus diputados, que se mostraban accesibles y dispuestos a declarar, conversar o hacerse unselfie. Una vida legislativa que sigue intensamente. Que no se para en baches, aunque nos indignen y nos pesen en los hombros de la historia. Eventos que pasan y son atrapados más temprano que tarde por la historia, por lo que los historiadores llaman «los ensambladuras inevitables» del ser, sentir y vivir republicano… 24 horas después del llamado desacato, se aprobaron acuerdos sobre obediencia a los emplazamientos de organismos internacionales sobre DDHH; agendas universitarias, y se avizoraron tiempos de amnistía. Recordamos que la política anuda y desanuda, por lo que concluí, que aun cuando nos vienen tiempos muy complejos, la presencia de una vibrante camada de jóvenes parlamentarios, defenderá con fogosidad sus ideales, sus raíces y sus ejemplares antepasados libertarios. La vibra que sentí fue maravillosa, por restauradora. Al ver hondear esa bandera encima de la cúpula legislativa, con aquel cielo azul de fondo, me dije: ese tricolor ha sido testigo de muchos tropiezos, abusos y destemplanzas. Pero siempre sigue ahí, simbolizando los sacrificios de esos titanes liberales que forzaron nuestra independencia, nuestra libertad y nuestra democracia. Y todo vuelve. ¡Como regresa uno, como regresa el país!

Los diputados de Amazonas, sometidos a una inconstitucional desproclamación, pronto volverán a sus sillas… Vale la pena recordar cómo el primer parlamento inglés -promovido por el noble francés Simón de Montfort- en 1265 (Model Parliament), conocido como la reunión de los comunes, fue abolido por el monarca Eduardo I. Pero al ver que su autoridad no podía ser legitimada sin la permanencia del gentry, esa clase noble de caballeros y burgueses del Parlamento, el propio Eduardo I emplazó su regreso. La fuerza de cambio y el poder de la gente en la historia, siempre se imponen. Amén de cualquier monarca, de cualquier revolución, de cualquier gula papal o sentencia mundana. Por eso a Boche clavao, clavo pasado. Sin duda, el país se los sacará del medio.

OrlandoVieraBlancoAN

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