Cuando las divisas se agoten… Por Francisco J. Quevedo

Al ritmo de las importaciones que -a pesar de los recortes- requiere la economía venezolana, y con los vencimientos de deuda que enfrentará la Nación en el 2016, al precio actual del barril petrolero y con las exiguas reservas que le quedan al BCV, no hay forma ni manera de encarar el año sin severos ajustes e inmensos sacrificios. Venezuela enfrenta gravísimas probabilidades de “default”, según señalan desde Wall Street, y una inminente crisis humanitaria, si este Gobierno se niega a aplicar correctivos a este modelo y a una política económica nefasta que nos tiene al borde de la quiebra.
A US$ 29,17 p/Bbl, las exportaciones de crudo generarían en 2016 unos US$ 19,1 millardos, eso es, si Cuba y Petrocaribe pagaran sus cuentas, y olvidándonos que China se lleva una buena tajada para cubrir la hipoteca que nos dejó Chávez. Los vencimientos de deuda superan los US$ 10,3 millardos, lo que nos deja un saldito de US$ 8,8 millardos para cubrir las importaciones que no deben bajar de los US$ 31 millardos, aún con nuevos recortes. El hueco cambiario sería de US$ 22,2 millardos. Si el BCV quemara las Reservas Internacionales, hoy en US$ 14,6 “millarditos” (¿Se acuerdan?), todavía el agujero rayaría los US$ 8 millardos. No hay forma ni manera de tapar el sol con un dedo.
¿Qué pasará cuando se agoten las divisas? Matemáticamente, el cambio implícito se dispararía al infinito, al dividir la Liquidez entre las Reservas Internacionales que se agotarían, en este supuesto (porque “uno sobre cero es infinito”, según dice el libro de Baldor que pareciera que algunos en el Gobierno nunca abrieron). Se paralizarían las importaciones de todo lo que no pueda pagarse, entendiéndose que el paralelo no podría tampoco absorber tanta demanda cambiaria, lo que dispararía ese mercado. Esto impactaría el INPC que caería en hiperinflación, y la escasez de todo lo que no pueda importares, cosa que nos haría caer en una crisis humanitaria.
Grecia, que pasó por algo parecido, no tenía para pagar la nómina del Estado. Los programas sociales se paralizarían, los servicios internacionales como internet, sobre todo por los servidores, la telefonía y otros serían interrumpidos, el crédito internacional se cerraría y se dispararían las tasas más allá de lo caras que ya están, y olvídense de boletos en bolívares, y seguramente de los “cupos Cadivi”, más por un Gobierno negado a recurrir al Fondo Monetario Internacional. Moriremos “rodilla en tierra” seguramente, orgullosos, rebeldes, patriotas y toda esa paja “roja rojita”, pero al final, económicamente, “muertos muerticos”.
De darse este escenario, es decir, si el petróleo no sube y si no se aplican correctivos, la crisis social y económica llevaría a una crisis política, entre un Gobierno en rebeldía y una Asamblea que recibió un claro mandato de cambio. El Ejecutivo recurriría a la imprenta de bolívares, agravando la crisis cambiaria, y seguramente aplicaría un “corralito” si es que no recurre a la tan exigida entre radicales, nacionalización de la banca, a pesar de la oposición legislativa a medidas extremas que solo empeorarían las cosas. El desenlace parece obvio, es “una tendencia irreversible”…
¿Y qué hacemos? Aunque la solución aún reposa en los hombros de Maduro, preparémonos, ante la posibilidad de una economía de efectivo, en divisas. Pocos dólares resolvían mucho, pero no habrá mucho que comprar, así que llenemos la despensa. Endeudarse a tasa fija para comprar activos no es mala idea. Pero, recuerde, tras lo que vimos el 6-D, es obvio que el cambio ya comenzó. Es solo cuestión de aguantar un tiempito. Llueve pero escampa…
@qppasociados