Entre sueños y pesadillas: La Viñeta también es poder por Armando Martini Pietri
Entre sueños y pesadillas: La Viñeta también es poder por Armando Martini Pietri

MaduroyChávez

 

Caminaba nervioso y perturbado el Presidente Nicolás Maduro entre las paredes de la casa que ocupa para vivir en los interminables terrenos en la zona militar de Los Próceres y Fuerte Tiuna, ya que las hermanitas Chávez decidieron quedarse en La Casona como si su padre siguiera presente, y vivir en Miraflores es pavoso y en ese deslucido y enrevesado palacete, además, salen fantasmas y no precisamente el de Chávez, ése está sepultado bajo toneladas de mármol y además lo distraen cada tarde con cañonazos y gritos militares.

Estaba harto, molesto el Presidente obrero, con mucha Misión Vivienda pero sin casa propia, con mucho poder chavista pero con cada día menos seguidores, con grandes planes como los ¿nuevos o repetidos pero nunca construíos? de mega soluciones eléctricas encomendadas al general Motta Domínguez, otro militar más en el cargo, pero sin dólares para realizarlos y poder corregir el desastre que dejó el inter-desconectado de Chacón –que según lenguas viperinas, fue expulsado de Alemania-; acosado y atormentado por la indignación de la gente, chavistas de base incluíos, porque no termina de llegar la comida sureña que su Gobierno compró rebajándole la deuda petrolera a los uruguayos pero estos cobrándole a tope las pocas mercancías que quieren venderle previo pago a brinco rabioso.

Y hablando de la gran unidad del Sur de América, delirio de Chávez, Lula y Kirchner, el día antes de su cumpleaños los amantes del tango le enviaron un regalo por adelantado, el pueblo argentino eligió a Mauricio Macri como su Presidente y mandó a su casa ¿en las heladas lomas de Calafate? a Cristina Fernández viuda de Kirchner, a Cerdeña al candidato kirchnerista Daniel Scoli –y hay quien diga para Buenos Aires no vuelve- y mensajes de nuevas realidades en el Cono Sur, y entre esas realidades nada halagador, ni siquiera cordial, para Nicolás Maduro.

Van ya, piensa Nicolás Maduro, que resiente el cansancio, de dos años y poco mas que han sido agotadores. Primero quise simplemente seguir el plan de Chávez, pero nadie supo decirme cuál era de verdad, en el plan de Chávez era la revolución, y cambiaba e iba pa’lante y pa’tras según como amaneciera. Traté de levantar el prestigio de Chávez y de la revolución en el mundo, y entonces se nos vino abajo al precio del petróleo, los chinos felices y nosotros pariendo, los asiáticos ofrecen mucho, dan menos y no entregan un Renminbi sin contraparte mayor. Y eso para no hablar de los hermanitos Castro.

Cuando no era un problema aparecía otro, tener que escuchar a demasiadas personas que eran sólo ruido, no sólo por las trabas de todos los días, parecía que los males del mundo entero se le hubieran caído encima a Maduro arrasando con su tranquilidad sino que sentía que flotaba en una especie de pantano engorroso del cual surgían garras, bocas mugrientas y todas lo mordían, lo arañaban, le alborotaban el cabello, le marcaban ojeras oscuras, le dejaban los nervios hechos trizas.

Era demasiado y por si fuera poco, cuando ya no sabía qué inventar para que la gente no terminara de reventar por las colas y los «precios justos» que o se desbocaban apenas inspectores y militares daban la espalda, o se desaparecían y levantaban la molestia popular por los bachaqueros que si tenían de todo pero 6 a 10 veces más caro, mejor negocio que el petróleo y las drogas; bueno, justo ahora, a días de las elecciones que todo el mundo le decía que estaban perdidas, precisamente tenía que exprimirse el cerebro para responder por las sinvergüencerías del par de manganzones que no contentos con todas las oportunidades que les brindó Cilia a cuenta de querencia y apellido, ambicionaron tragar más y se dejaron agarrar como unos bolsas justo en este momento crucial, cuando la gente anda molesta y faltan pocos días para las elecciones parlamentarias, ¡lo que me provoca es nombrarles buenos abogados para que los demanden por imbéciles!

Título de caja

Mal momento, amargura para Maduro, y es cuando se le aparece la figura de Hugo Chávez. Ceño fruncido, uniforme militar, con tono regañón. Quizás fue esa entonación lo que le sacó la piedra al sucesor, quien en vez de ponerse de pie y posición de firme –al menos el intento que siempre les queda humillante a los militares y ridículo a los civiles-, se sentó en una amplia butaca con respaldo alto y se le quedó mirando. En consecuencia el uniforme de Chávez a la cubana se veía menos pomposo y menos soviético, más tropical. 

«¿Cómo piensas gobernar ahora, qué harás con la MUD que anda alzada, que dicen que van a gobernar?», empezó el ataque del comandante eterno serio y duro de expresión. «¿Cómo lograrás un país viable y sustentable, con gobernabilidad?», agregó Chávez sin cambiar la cara, y fue más cruel, «Sigues hablando del país de Chávez, ¿qué pasa con un país de Maduro? ¿O es que piensas en dos revoluciones?» 

Nicolás Maduro Moros se siente presidente pero se da cuenta que él es el primer mandatario nacional y el otro solo es un recuerdo y nada más, se envalentona y comienza su versión: “Venezuela es un país lleno de sorpresas y todos de una u otra manera nos conocemos. Comandante tú nos enseñaste que siempre y a pesar de todo, teníamos que tener un vaso comunicante con los opositores y hasta con la oligarquía. De eso se encargó fielmente y -muy bien- José Vicente Rangel, que sigue siendo un operador político inteligente y audaz; a muchos les cae mal, pero tanto chavistas como a líderes opositores lo respetan. El continúa prestando sus servicios y además ahora tenemos algunos otros que también utilizamos con mucho éxito. Estamos desde hace unos meses en conversaciones serias que nos van a permitir la gobernabilidad para el país.” 

A Chávez la respuesta que parece un juego de palabras sin sentido, sólo pretextos de un cabeza hueca, y reacciona más molesto: “Nicolás te lo ruego como amigo y te lo ordeno como tu comandante, no me marees con tanta habladera, sé que las cosas están muy difíciles pero sé concreto”.

Con cuidado responde Nicolás: “Comandante después de las elecciones cuando ganemos la mayoría…” Chávez lo interrumpe con encolerizada molestia: “las elecciones están perdidas; ¿es que aún no te has dado cuenta?” 

Maduro no se inmuta: “Puede ser, Comandante, quien sabe, pero déjeme explicarle porque las elecciones son un escenario trascendental, pero no el único, tengo otros finales para esta obra».

Chávez se queda un poco desconcertado, ¿de qué carajo está hablando Nicolás? ¿Entenderá esto Diosdado? ¿En que anda Nicolás, se deja hipnotizar por ese engaña serpientes que es José Vicente?

Maduro sigue echado en la gran butaca, pero tendido no significa descuidado, tiene los cinco sentidos afilados. Y continúa su explicación pasando por encima de la sorpresa del fallecido comandante. «Fíjese, comandante, en un primer escenario de que ninguno gane la mayoría y tengamos que hacer pactos y negociaciones entre nosotros, en ese caso, las conversaciones ya van muy en progreso con nuestros viejos amigos y camaradas; los nuevos tiempos permiten el reajuste y son vanguardia entre blancos y negros donde dominan los colores cuando sale el sol».

Chávez no entiende bien «¿vanguardia entre qué… cuáles colores?»; Maduro sigue en el butacón pero parece como si creciera, y mira que ya es grandote. Y entonces se pone de pie, y Chávez se ve un poco más pequeño.

Maduro se pasea por el salón, parece renovado, el cansancio se le ha esfumado. Y sigue explicando, o, más que eso, desarrollando estrategias políticas de denso espectro –que es diferente a políticas de espíritus. 

«Puede pasar –en elecciones todo es posible- que la MUD gane la mayoría; bueno, comandante, ya se está conversando y cuadrando cómo será la nueva junta directiva de la Asamblea Nacional, en qué condiciones, a quien se beneficiara y como se hará la ley de amnistía, en fin… Usted sabe que entre cielo y tierra nada está oculto y todo se puede reescribir incluyendo leyes necesarias para todos; Dios lo sabe todo y hasta se invoca a José Gregorio. Por cierto, en estos días unos amigos involucrados en conversas disfrutaban de un suculento desayuno con arepas y huevos fritos –y eso que dicen que no hay- acompañados de una merengada de lechosa».

Y sigue el Presidente, tranquilo, se quita la pesada chaqueta, la coloca ordenadamente sobre otro respaldo, seguro de sí mismo. «Y por supuesto, claro está, en el caso que ganemos nosotros entonces no hay nada de qué hablar, ejercemos el mandato popular y listo. Pero si le adelanto que repartiremos atenciones como hasta ahora lo hemos venido haciendo. No es conveniente ahorcarlos, hay que oxigenarlos para que sigan vivos y ayudando, nadie en el mundo gobierna como los fantasmas, siempre hay que tener alguna compañía aunque no se note demasiado». 

El Presidente designado, pero Presidente al fin aunque esté en casa prestada, toma agua, se acerca a una bandeja con dos jarras y taza, se sirve un café humeante, bebe un sorbo y continua: “la MUD está dividida, y está en ellos ya la decisión que después de las elecciones cada grupo hará su fracción parlamentaria, lo que es muy interesante y hace mucho más fácil buscar aliados. Muchos de ellos son amigos y conocidos –desde hace mucho tiempo- no tendremos problemas para la gobernabilidad. Y no los vamos a tener en 2016; la República y la Revolución que usted me puso en las manos, tendrán problemas, pero no se van a perder. Y le digo más, tampoco se va a perder el partido que usted fundó, pero que ahora manejo yo»

Chávez no interrumpe, no se atreve y continua Nicolás: “En el caso del PSUV las cosas no están fáciles, hay grupos enfrentados por el poder y el control no solamente del gobierno y sus privilegios sino del partido el más grande y sólido de Venezuela y quizás de Latinoamérica. Allí pululan los diosdadistas -aunque Cabello lo niegue-, los maduristas –quiera o no quiera yo, no puedo evitarlo-, los originales, los de siempre, los chavistas y dicen –no me consta- con la embajadora que usted sabe a la cabeza, tramando futuros y articulados con factores de oposición como el tamunangue.”

Chávez quién oyó con paciencia y algo más satisfecho observa que todo parece ir encaminado pero se permite una arbitrariedad, dar un consejo, emitir una recomendación y expresa: “Nicolás te voy a dar mi opinión de cómo veo las cosas y que haría en los diferentes escenarios independientemente de cuál sea el resultado que se de.”

No me cabe duda que la economía el año que viene estará claramente comprometida gane la oposición o gane el chavismo, el petróleo debe caer a niveles de 27$ el barril, y en consecuencia, luego de las elecciones están obligados a un gobierno de consenso para salir de la crisis que vendrá mucho más dura.

Chávez hace sus propios conclusiones y saca sus números, tiene información privilegiada: “Si el gobierno pierde las parlamentarias de entre 101 o más diputados, o si la oposición gana con poco que serian más de 85 y menos de 90 parlamentarios; de nuevo están exigidos a dar un diálogo, se modificarán varias leyes y tendrá que flexibilizase la economía. No queda remedio la actual no funciona, no sirve ya se comprobó, se evidenció, está demostrado. 

En el otro escenario igualmente gana la oposición y logran entre 111 o más diputados (mayoría absoluta 2/3 partes) si la oposición no quiere diálogo y busca la confrontación en las calles demandando el revocatorio presidencial y las elecciones en septiembre 2016, -esto acarrearía un conflicto nacional-. Lo que conllevaría dos posibilidades: que se deje y sacrifique a Maduro como culpable. Favoreciendo la posibilidad de uno o más candidatos del chavismo y seguramente varios de la oposición a la presidencia en un contexto nacional de carencia e insuficiencia de todo tipo, alta inflación cercana o más de 300% -según entendidos- y grandes choques de poder para buscar las elecciones. También en un territorio posible de acuerdos y negociaciones se puede producir un gobierno de transición con arreglo entre gobierno y oposición para luego realizar elecciones presidenciales donde se midan dos oponentes; uno del chavismo y otro de la MUD.”

Es ahora Maduro quien escucha con atención e insiste: “si bien es cierto que hay que preparase para cualquier acontecimiento que pueda suceder, tengo que reclamarle de manera cortés pero con firmeza, que en todos sus escenarios posibles la oposición triunfa.”

Chávez trata de interrumpir pero Maduro no lo deja y continua: “créame comandante que aquí lo único que pasara es que Usted, mi comandante, quedara invicto, Usted ganará la elección, Usted es nuestro jefe de campaña, Usted es nuestro comandante eterno, Usted es nuestro guía, Usted es nuestra imagen, Usted es nuestro slogan que dice: ´ aquí el 6 de diciembre gana Chávez´….”

Interrumpe el comandante supremo se ríe con sarcasmo y dice: “así es –el más pendejo- y como estoy muerto dirán ustedes que por mi culpa y seguir mi legado se perdieron las elecciones. No te jode”

“Por cierto te deseo feliz cumpleaños”, le manifiesta Hugo a Nicolás “quien agradece el gesto” pero no recibe contestación alguna cuando empieza a amanecer en La Viñeta, mientras poco a poco aumenta el tránsito por Los Próceres y algunos militares animosos salen del Círculo Militar al trote matutino diario.

 

@ArmandoMartini