Entre sueños y pesadillas: ¡Comandante supremo con el mazo dando! por Armando Martini Pietri
Entre sueños y pesadillas: ¡Comandante supremo con el mazo dando! por Armando Martini Pietri

CabelloyChávez

 

Diosdado Cabello no es uno más. Es un jefe. Si es líder o caudillo, en una estructura aluvional como el chavismo ya es más difícil determinarlo. Un comandante que asumió un camino político y de organización partidista con los gestos y actitudes militares con las cuales se formó en su juventud, y que lo hizo así porque es lo único que conoce. Cabello habla directo a la cámara, «muerde los micrófonos». ¿Le hablaba así a Chávez cuando el cáncer no era obstáculo y ambos se reunían en privado? No lo sabemos ni vamos a especular al respecto. 

Líder y caudillo lo fue Hugo Chávez, no lo ha logrado ser Nicolás Maduro, no ha habido otro en el chavismo, pero Diosdado ha sabido ser permanentemente soporte de los dos. Es un profesional de disciplina. Un personaje complejo y complicado. Querido por algunos y odiado por muchos. Unos lo respetan, otros le temen, ¿cuántos le tienen simpatía, es simpático Diosdado?, no sabemos si en su casa. Especulan sobre por qué el comandante no lo dejó como su sucesor y otros dicen que es el poder detrás del trono, y alguien comenta que entre él y Maduro existe una rivalidad sin tregua. La pregunta importante quizás sería ¿cuánto poder hay en el trono y cuánto detrás del trono, cuanto anda repartido entre jefes en busca de solidez y permanencia? De todo se teoriza en torno a este protagonista de la revolución. Porque ciertamente protagonista siempre ha sido. Caudillo nunca, eso es distinto. Maduro tampoco, lo señalamos antes; Maduro no es solo él; también es Cilia, parientes y consecuencias.

De lo que no queda duda posible es que Chávez nunca ocultó por Diosdado un cariño muy especial, una amistad fraterna, una hermandad, lo quería y sin vacilación fue de su círculo más íntimo. No se puede negar que muchas fueron las demostraciones de afecto, de confianza y hasta lo regañó públicamente como lo hace un padre con su hijo, no en el tono de «lo hiciste mal», sino en el de «yo confiaba en que lo hicieras bien y me fallaste».

Diosdado Cabello nació en el Furrial estado Monagas el 15 de abril de 1963, militar, político e ingeniero. Ex Director de Conatel, fue gobernador de Miranda, vicepresidente y presidente interino el 13 de abril de 2002, fue ministro de varias carteras y hoy es Presidente de la Asamblea Nacional. Pero sorprendentemente también ha sido profeta; dijo en una oportunidad -¿o se le «chispoteó»?- que «Hugo Chávez era el muro de contención de nuestras ideas locas», un concepto que mete miedo porque confirma que sin Chávez el chavismo, más que el desastre, es el caos de la nada.

Sin embargo, la pregunta sin respuesta segura que pone nerviosos a muchos de lado y lado es ¿quién manda de verdad en Venezuela? ¿Diosdado Cabello a cuenta, según muchos, de que todos los jefes militares actuales le responden a él, lo cual dejaría a Maduro y a la misma oposición colgando de lo que planea Cabello, o Maduro contando con la estructura civil chavista y unos cuantos importantes militares o la opción aterrorizante, nadie? ¿Está la fuerza del poder real en manos de Cabello y los militares, o de Nicolás Maduro y un grupo cívico militar, o atomizada entre líderes regionales y nacionales sin que nadie sienta que es jefe de nada más allá de parcelas de poder? ¿Son los gobernadores militares surgidos de la fuerza y voluntad de Hugo Chávez –o de errores y descuidos de la oposición como en el caso zuliano- la fuerza real del chavismo actual?

En Furrial York el candidato regresa cansado, sudoroso y polvoriento de otra jornada electoral recorriendo su estado natal, donde esta postulado por el PSUV para repetir como diputado en las elecciones del 6 de diciembre. Una reunión de evaluación con su equipo de campaña en el patio de la casa monaguense termina tarde; cuando los convocados finalmente se retiran, cerrada la noche monaguense, Diosdado se sienta a descansar, a rescatar fuerzas tras el vacío dejado por el intenso calor del día, bajo una mata de mango. Y escucha la voz conocida, querida e inolvidable: “¿Diosdado cómo andas, como estas?»

Título de caja

Como buen militar no se sorprende ni se asusta, nadie se alarma por la llegada de los amigos aunque vengan desde una tumba en el Cuartel de la Montaña. «Ya me extrañaba mi comandante que no me hubiera dispensado una visita, todo el mundo comenta que usted anda dando vueltas por estos lares».

Chávez se le acerca y habla con gravedad, sin sonrisas, hasta la noche se pone tensa. «Faltan tres semanas para las elecciones parlamentarias y siento que estamos perdidos, la revolución se extingue, la situación de crisis en todos los aspectos de la sociedad se percibe, se respira, se nota y no diviso ninguna posibilidad de solución inmediata por parte del gobierno. ¿Qué carajo pasa Diosdado?» Y remata refunfuñando, casi rencoroso: “Y con este lio de los sobrinos de Cilia esta lavativa ahora sí creo que de verdad se jodió.”

El presidente de la Asamblea Nacional, hombre siempre tranquilo, de confianza reflexiona y con muy especial cuidado contesta: “mi comandante, por favor tranquilícese y vamos por partes: la crisis no es fácil de resolver, la guerra económica financiada y puesta en marcha por la oligarquía internacional y los apátridas nacionales ha hecho estragos y a pesar de nuestros esfuerzos no logramos ni controlarla ni superarla…”.

Esta vez Chávez lo interrumpe con irritación. “¿Van a seguir tu y Nicolás con ese calamar ya trillado de la guerra económica? ¡Eso no lo cree nadie, ni tú mismo que me lo cuentas. ¿De verdad ustedes piensan que soy pendejo?”

«Ni en broma diga eso, mi Comandante», expresa asustadizo Diosdado.

Chávez con furia: «¡Y para colmo Nicolás se deja manejar por Cilia que también hizo lo que le dio la gana cuando ocupaba tu puesto en la Asamblea!»

Diosdado no capta muy bien lo que le reclama Chávez, y éste se lo aclara. «¡Es que en este Gobierno todo bicho de uña quiere ocupar los puestos con sus familiares, ¿qué es eso, carajo?»

«Como usted en Barinas», más bien gruñe que responde Diosdado, que empieza a molestarse, pero el Comandante no lo escucha y sigue: «…porque tu hermano, tu mujer, tu sobrino y otros familiares están en cargos públicos al igual que los de Nicolás y los de Cilia ¡coño esto parece un gobierno familiar! ¡Y para colmo se dejan agarrar en cacerías montadas por la DEA justo ahora, cuando necesitamos más respeto de la gente!».

 Chávez se pasea, respira el aire que ha refrescado un poco, mira a su amigo casi rogando mejores noticias pero la expresión facial de Diosdado es pétrea, castrense, seca. «Quedamos muy pocos del árbol de las tres raíces, Diosdado, ¿te acuerdas de aquellos tiempos, todo lo que soñamos, todo lo que creímos que haríamos?». 

Habla el capitán y señaló con cierto reconcomio: «Hasta que usted se enredó entre delirios de grandeza y afirmaciones apolilladas y caducas de Fidel Castro».

El comandante eterno se hace el loco, no quiere seguir el tema y entra a conocer de otros: “¿cuéntame del PSUV? 

El diputado se prepara para dar parte de la situación y comienza el relato: “como sabe las elecciones no se ganan con encuestas se conquistan con organización, movilización y preparación. Le aseguro que hoy nosotros –PSUV- estamos más organizados y mejor preparados que los adecos en sus mejores tiempos. Y eso es garantía de éxito.” Y continua: “Ciertamente comandante la oposición está ganando pero no por 20 o 30 puntos como ellos dicen y le mienten a sus seguidores, la verdad es que nuestras encuestas solo les dan una ventaja de entre 8 y 10 puntos. Y aclaro, sólo en el tema del cómo se desempeña Maduro. El error que cometen los opositores, es creer que estas son unas elecciones nacionales presidenciales y no lo son.” 

De una jarra plástica sobre una mesita se sirve un vaso de agua fría, saborea un sorbo y continua: “nosotros sabiendo y estando conscientes de las dificultades del Gobierno y de la falta de liderazgo de Nicolás nos hemos venido organizando, en ofensiva, como si esto fuera una guerra. Tenemos el 1×10, el plan voto seguro, los testigos están listos y entrenados, la logística esta en su punto, el mensaje es único, los volantes, la propaganda, el tema de la unidad perfecta… en fin todo, y hasta las cuñas de campaña se refieren a usted. Es usted, comandante eterno, nuestro portaaviones.”

“¿Y la oposición como se prepara?” inquiere Chávez.

Sin mucho vacilar Cabello da el informe: “los escuálidos son unos bate quebrados, nuestros patriotas cooperantes nos dicen, que a estas alturas, -y como siempre les pasa-, aun no logran el 70% de los testigos, están divididos en varias fracciones, están muy desorganizados, la preparación y logística es deficiente y por si fuera poco, la movilización no existe.” Descansa, reflexiona y remata: “después señalan que hay fraude o culpan –como ya lo han hecho antes- a los ciudadanos que no fueron a votar por ellos.”

Hugo Chávez, más calmado, señala: “lo del fraude es normal que lo digan pero internacionalmente es difícil explicar que pierdan con esa ventaja ¿cómo se declarará cuando ganemos?»

Diosdado coge aire respira profundo y con satisfacción señala: “La MUD, salvo el documento de reconocimiento presentando por el CNE -que en realidad importa poco- ha aceptado absolutamente todo, admitieron, consintieron, aprobaron y convalidaron el registro electoral permanente REP -que como usted sabe mejor que nadie- es nuestra gran fortaleza nuestra arma secreta, la tinta indeleble también la conformaron, todas las auditorias que se han hecho han sido ratificadas por representantes de la MUD, sin ninguna queja ni reparo ni observaciones. Ya UNASUR llego con sus observadores en fin, con qué cara van a cantar fraude… y si lo hacen, le sacamos todas las actas refrendadas por ellos. ¿Se van a desdecir? Comandante le aseguro que vamos por buen camino a la victoria perfecta.” Hace pausa reflexiona no quiere engañar a su Jefe: “aunque debo reconocerle que no será amplia como queremos pero seremos mayoría sin duda.”

«¿Cómo va lo de la frontera?», quiere saber el Presidente.

Cabello se sonríe con picardía: “ya lo prorrogamos, pero eso es cuento, los militares en la zonas fronterizas van a votar y eso nos garantiza que la mayoría de nuestros candidatos conquisten sus curules. Eso es un alivio –nos tenia preocupados- fue una jugada maestra y nadie protesto con energía, nadie se dio cuenta de lo que hicimos de verdad.”

«Cuéntame ese lio de los sobrinos que me tiene intranquilo», interroga Chávez.

El diputado militar no quiere meterse en honduras ni tomar partido y solo atina a decir: “Nos hizo daño el asunto de esos muchachos mentecatos y necios pero lo hemos manejado con discreción y la oposición -como siempre- no pudo responder sino con declaraciones que dan lastima; la primera «solo querían saber porque tenían pasaportes diplomáticos» y le callamos la boca porque lo que tenían eran pasaportes normales y la segunda bolsería «fue pedir una investigación en la Asamblea Nacional» y suspendimos la sesión. Sin embargo no podían quedarse callados y remataron en su desesperación pronosticando que la MUD-Miranda tendría 11 de los 12 diputados. Usted sabe mi comandante la misma pendejada del plebiscito.”

Chávez da por concluido el tema y quiere saber de su partido. 

Cabello no quiere mucho pero está obligado a presentar informe y lo hace: “la maquinaria esta aceitada, el motor parejito, la gente feliz, los ponemos a firmar para y por cualquier tontería y luego cruzamos las rúbricas con las anteriores y sabemos con exactitud quienes son los camaradas que realmente están comprometidos con la revolución.  Y déjeme decirle, comandante, que son algo más de 4 millones, y eso es una base muy fuerte y segura, un gentío disciplinado. Nos sentimos muy contentos. Pero debo advertirle que estamos un poco enmarañados -aunque lo hemos manejado-, con lo de las tendencias que son varias: los chavistas de siempre, es decir, los originales del 4F, los centauros; después están los maduristas y afines, luego los radicales e institucionales y por último dicen las malas lenguas que los diosdistas –pero eso es mentira, yo no armo facciones-.”

Chávez está apaciguado, casi siente la brisa nocturna, pregunta sobre la campaña electoral propiamente dicha.

“Muy bien” responde el vicepresidente del PSUV: “usted es nuestro único símbolo, nadie cree en ganar con Maduro, todos sabemos que con Chávez ganamos. La oposición da instrucciones en un manual de campaña, que ni se le nombre a usted o al chavismo le tienen terror y miedo a su legado mi comandante. Tenemos mesas de votación en todas las misiones de viviendas para asegurar votos,  estamos repartiendo alimentos por todos lados menos donde está ubicada la clase media que a pesar de todo lo que le hemos dado en el tiempo aun se oponen a la revolución, bueno, que se jodan y sigan votando por los escuálidos. En la estrategia de la operación intimidación lo hacemos coordinadamente con Maduro, La Hojilla, Con el Mazo Dando, Desde el Diván, Zurda Konducta, el programa Clik, en fin…, el bombardeo es constante a diario esa es la clave para amedrentar la voluntad de los opositores y más importante aún, evitar que los nuestros terminen consumando el tan temido voto castigo.”

«¿Y con Lorenzo Mendoza qué van a hacer?»

Diosdado no flaquea: «estamos fiscalizándolo y siguiendo sus pasos uno a uno para evitar que financie y que se reúna con los opositores, lo fastidiamos, le montamos sindicatos nuestros… pero no haremos nada más porque no es conveniente en estos momentos,  lo vamos a mantener en la línea y amenazado para que no descarrile, después de las elecciones veremos”. Se da una pausa piensa y suelta algo que no le han preguntado pero que cree necesario decir: “por ahora vamos a embestir, atacando rudo y con furia a los gringos para distraer un poco la atención y de nuevo resaltar el patriotismo.” 

Tranquilizado Chávez pregunta: «¿Y qué van a inventar para la viabilidad, sustentabilidad y gobernabilidad si gana la MUD? Porque es una posibilidad, ¿no?»

Cabello se cuida mucho al contestar: “mi Comandante, perdóneme no me gusta rehuir temas pero ya tengo suficientes líos… pero aproveche que anda por tierras bolivarianas, y mejor pregúntele al Presidente que usted eligió».

No hay respuesta, cae un silencio espeso se dejan de escuchar grillos y ranas, hasta a los pájaros hacen mutis, Diosdado se perturba, se pone nervioso y prefiere meterse en casa. Se siente agotado de verdad.

 

@ArmandoMartini