Tal y como es una costumbre casi que histórica, al menos después de la crisis petrolera de los años 70, cuando es verano en el hemisferio norte, el precio del crudo en los mercados tiende a bajar. Ello se explica por el hecho que los principales consumidores de crudo, tienen menos necesidad para sus calefacciones y para sus sistemas eléctricos. El clima es cálido y los días son mucho más largos. Solo aumenta el tráfico aéreo en virtud de ser la principal época turística.

Este 2015 no ha sido la excepción a la regla y los precios del petróleo han bajado solo en el mes de julio un 20% en promedio.

Los expertos de la geopolítica petrolera, señalan que los ciclos de precios de los hidrocarburos son largos. Cualquiera que sea la tendencia.

Es así como en 1973 al estallar la famosa crisis energética, los precios subieron enormemente y se quedaron elevados hasta el año 1985. Una crisis que comenzó con la guerra de Yon Kippur y que desembocó en el embargo de los suministros de crudo de  los países productores del golfo contra los Estados Unidos y buena parte de Europa occidental.

Luego vino un segundo ciclo, pero ésta vez de precios bajos. Comenzó en el año 1986 y culminó en el 2001 con los ataques del 11 de septiembre. En esos 15 años de precios bajos tuvo lugar la primera guerra del golfo.

Sin duda las consecuencias de los ataques terroristas de Al Qaeda provocaron una subida en los precios petroleros que se comenzó a sentir a partir del año 2002. Un largo período de precios nunca antes tan elevados sobrepasando incluso los 100 dólares el barril de crudo. Este ciclo de altos precios, culminó en el año 2014.

En el presente, no hay elementos para suponer que éste período de precios bajos en curso no vaya a ser igual a los períodos precedentes, al menos en duración. La producción de petróleo sigue aumentando al igual que la demanda. Y de entrar en vigencia los acuerdos Irán y Estados Unidos sobre el nuclear, el inmediato levantamiento de las sanciones contra Irán, permitirá que la nación persa duplique su producción petrolera.

Todo ello, constituye una buena noticia para los automovilistas del mundo, pero una muy mala noticia para naciones productoras de petróleo como Argelia y Venezuela.

@LDeLION