El jueves pasado, los británicos votaron para elegir 650 diputados, luego de una campaña electoral aburrida, según los analistas. No obstante, la paradoja que ningún sondeo daba un claro vencedor. En un escrutinio precedido de un suspenso como nunca antes en la historia electoral británica.
45 millones de personas estaban convocadas a votar en unas elecciones legislativas que tienen lugar cada cinco años, las mismas son uninominales, a una sola vuelta y en éste 2015 había unos 3.900 candidatos.
La incertidumbre era total, un suspenso, que presagiaba el fin del bipartidismo histórico y el nacimiento de una fragmentación inédita, a decir de los expertos.
Nada de ello ocurrió. Siendo el actual Primer Ministro David Cameron poseedor de un balance positivo en términos económicos y de una muy baja tasa de desempleo (los mejores de toda Europa) era difícil imaginar su derrota. Pero para los sondeos esas no eran herramientas suficientes para obtener una amplia victoria. Hasta se le criticó a Cameron una supuesta “falta de ganas”. Su principal rival, era Ed Miliband, líder del partido de lo laboristas de centro izquierda. Crítico acérrimo de las marcadas diferencias sociales entre británicos.
Entre los emergentes sobresalió, UKIP, partido extremista, populista y anti europeo, que gracias a su victoria en las europeas de mayo del 2014, ocupó el tercer lugar en éstas parlamentarias 2015. Sin embargo, su líder Nigel Farage, y su polémico estilo, no lograron obtener los escaños que le garantizaran convertirse en una fuerza dentro de la Cámara de los Comunes.
Los centristas, representados por Nick Clegg, aliado del gobierno de Cameron, se decían decepcionados y además obtuvieron un pésimo resultado electoral.
Por último, los independentistas escoceses del SNP, con el liderazgo de la carismática , verdadero fenómeno de campaña, vencedora en dos de los debates televisivos. A pesar de haber perdido el referéndum, fue la gran vencedora en ésta ocasión al obtener su partido 56 de los 59 escaños por los que competía.
Si bien aburrida, en la campaña electoral, dominaron diversos temas. La alta tasa de crecimiento económico, el pleno empleo, la subida de la precariedad y un poder adquisitivo congelado. El tema europeo, también tuvo un espacio importante en el debate electoral en virtud de la promesa de referéndum sobre la permanencia en la Unión, que hiciera Cameron de ser electo. Miliband y Strugeon, son claramente europeístas. Cameron es un crítico y Farage militaba abiertamente por el retiro del Reino Unido de la Unión Europea.
La inmigración, el sistema de salud, la educación y los impuestos, también, aunque en menor medida fueron temas de la campaña.
Así las cosas, la muy amplia victoria de los Conservadores, tuvo consecuencias inmediatas. En menos de 24 horas los derrotados; Clegg, Miliband y Farage renunciaron a sus cargos dentro de sus respectivos partidos políticos.
Finalmente los británicos no se dejaron influenciar por unos sondeos efectistas. Por otra parte, las agrupaciones que perdieron, comenzaron inmediatamente a trabajar en la reconquista del poder para unos y en mantener la influencia para otros.
Mucho que aprender, tenemos los venezolanos, de estas elecciones británicas. Tanto de los electores, como de la dinámica de los partidos políticos.
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