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Opinión

La crisis de la política venezolana por Juan Martín Echeverría

Juan Martín Echeverría
16/01/2015

CrisisV

 

Ecuador, Bolivia y hasta Nicaragua han ido mejorando notablemente sus economías, por eso es inexplicable que Venezuela esté en caída libre, si es la importación de su ideología la que nutre a los países integrantes del Alba.  Hasta para el analista más izquierdoso, le es imposible explicar las contradicciones de Chávez y ahora de Maduro, quienes en busca de un comunismo que presuntamente forma parte de la “Nube”, han culminado en un capitalismo de Estado y en una antisociedad de masas; al destrozar las asociaciones democráticas y en especial a las organizaciones partidistas y a los sindicatos.

Ya Montesquieu lo había dicho “si no se percibe ni el vuelo de una mosca seguro que se trata de una tiranía…”, quién justifica la persecución a los medios de comunicación y a los que toman fotos de las colas en busca de los productos de primera necesidad o alza su voz indignada ante la corrupción, inseguridad y el desamparo de los ciudadanos. Tanta violencia, dirigida contra la oposición, 24.980 asesinatos en el 2014 y tanta destrucción de industrias, cultivos y ganado, son por su misma naturaleza antipolíticas. Como la famosa frase de  Hegel, en Venezuela el sentido común está cabeza abajo, cuando se prefiere importar y crear puestos de trabajo en otras Naciones, antes del aprovechamiento de nuestro sector privado, creador de empleo, competitivo y que siempre puede ser fiscalizado por el Estado, sin aniquilarlo, sino estimulando su inmenso potencial.

Al estudiar a Marx no se consigue por ninguna parte la pretendida reseña que ampara los crímenes de Stalin y otros miembros del aparato Bolchevique. De allí que la desarticulación de la sociedad venezolana es producto de una idea fija implementada con soberbia, que busca disolver la tradicional sociedad de clases para masificar a los ciudadanos alrededor del líder y terminar en un sistema totalitario. El actual régimen populista, integra a parte de los sectores populares y un porcentaje cada vez menor de la clase media al aparato del socialismo radical y repudia a las organizaciones horizontales, persiguiendo las ONG, los sindicatos no oficialistas, las asociaciones de estudiantes contrarias al régimen y a los partidos políticos que no se someten a la llamada antisociedad.

No estamos en presencia  de una crisis política cualquiera: autoritarismo Vs democracia, sino en una enorme crisis de la política venezolana como tal. Por ello es difícil que un analista extranjero e incluso un compatriota sensato, pueda entender el tamaño de la locura que arrasa con el país, que recuerda un poco la crisis alemana previa a la Segunda Guerra Mundial, ya que estamos en presencia de un nuevo populismo que atenta contra todo el sistema político. Sufrimos la destrucción de un orden de cosas para lanzarnos en la anarquía.

Frente a la sociedad digital y el uso extraordinario de la tecnología para crecer en todos los ámbitos, el mensaje es la persecución de los estudiantes, los obreros y las amas de casa, simbolizados con un sistema de colas que abarca a todo el país, que comienza con los productos básicos y termina con las medicinas, cuya inexistencia ha provocado incontables muertes por negligencia de los personeros del Estado. Concluimos refiriéndonos a la bonanza que está viviendo Bolivia, ahora con calles asfaltadas y una alianza positiva con el sector empresarial,  igual en Nicaragua y Ecuador; mientras la Patria de Bolívar prefiere importar a reconocer lo imprescindible de un sector privado pujante y en necesario crecimiento. La consecuencia de todo lo anterior es una izquierda retrógrada, corrupta y desconociendo la historia, que está cavando su propia sepultura al destruir con saña a la clase media, el conocimiento y lo indispensable de trabajar con armonía en beneficio del país.

Hoy en día somos un país en guerra, con una sociedad con espíritu de supervivencia que tiene su columna vertebral sometida a todo tipo de presiones y castigos. Si se le hiciera un examen a cualquier alto funcionario, para que dijera el nombre y apellido de los Ministros y Viceministros que hay actualmente en Venezuela, no acertarían ni el 10%. ¿Cuál será el destino de tanta aberración?, sobre todo cuando es inútil mantener el sentido común boca abajo, porque siempre terminará por pararse con solidez en su propios pies. ¿Dónde está la oposición política ante tanto desatino?.

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