¿Izquierda? ¿Derecha? por Damián Prat C.
¿Sabe el lector que los gobiernos fundadores del estado de Israel fueron de izquierda? ¿Y que de la izquierda israelí -es decir del partido laborista- fueron los siete primeros gobiernos entre 1948 (fundación) y 1977 en forma ininterrumpida, lo cual incluye a los gobiernos que condujeron las guerras “de los 7 días” (1967) y del Yom Kipur (1973) y a líderes como Ben Gurión, Golda Meier, Issac Rabin y Shimon Peres?. El tema lo inicio por aquí para “descolocar” a quienes tienen una visión maniquea, simplista y distorsionada porque creen que “la izquierda” es solamente la totalitaria, reaccionaria y retrógrada tipo Stalin (compite con Hitler como el mayor asesino de la historia), Mao, Fidel y monstruos como Pol Pot (Camboya) y la dinastía de Kim IlSung, hijo y nieto en Corea del Norte. Pues no, de la izquierda democrática, progresista, promotora de la economía de mercado y al mismo tiempo con fuerte acento social (alejados del estatismo salvaje y del capitalismo salvaje) fueron exitosos gobiernos (en su tiempo y circunstancias) de gran trascendencia histórica para sus pueblos y la humanidad como los de Willy Brandt (Alemania), Olof Palme (Suecia), Felipe González (España), Ricardo Lagos (Chile), Fernando Cardoso (Brasil). De izquierda fue Nelson Mandela y también Ghandi. Luchadores libertarios y progresistas.
¿De dónde vienen los términos izquierda y derecha?. Como tantas cosas de la política moderna eso nace en un episodio de la revolución francesa. Durante unos importantes debates en el parlamento de aquella Francia cuyos cambios han sido trascendentes para toda la humanidad, los grupos más conservadores, reacios a algunos cambios, que preferían preservar parcialmente a la realeza, se sentaban a la derecha. Los que pugnaban por cambios hacia lo que modernamente llamamos democracia, con división de poderes e independientes, los más republicanos, se sentaban a la izquierda. Desde entonces, la derecha fue sinónimo de conservadurismo y la izquierda lo fue de pensamiento liberal, transformador. Luego hubo la izquierda democrática progresista o socialdemócrata y la izquierda marxista con afán totalitario. Como hubo una derecha elitista, discriminadora, sostenedora de las injusticias y otra derecha democrática, con afán de justicia, modernizada.
Por décadas, por ejemplo, los políticos de derecha eran reacios a la igualdad de derechos de la mujer. Los liberales y de izquierda pugnaban por la no discriminación. Los liberales de izquierda, por ejemplo, defendieron siempre la autonomía y libertad de cátedra con pluralidad de pensamiento en las Universidades. Los conservadores abjuraban de esa libertad y pluralidad. ¡Pero el chavismo en el poder, de una supuesta izquierda pero en realidad militarista conservadora, hostiga y atropella a las Universidades tratando de controlarlas para ponerlas “al servicio de la revolución” y no de la libertad de ideas!. Vueltas que da la vida. La “revolución” en Venezuela es derechista y ultra conservadora.
No obstante, tampoco es algo lineal que la derecha sea renuente a todo cambio. Lincoln, adalid de la abolición de la esclavitud, era del partido Republicano que en EEUU es “la derecha”. Fue Nixon (apoyado en Kissinger), republicano y muy derechista, quien dio el gran paso, visitó a Mao en Pekin para abrir diálogo y relaciones con China. Churchill, conservador de derecha, fue no solo el faro de la libertad de la resistencia británica ante los Nazis en la II Guerra Mundial, sino el que dio los pasos para integrar la alianza con Roosveelt (EEUU) y Stalin (URSS) decisiva para la derrota del eje nazi-fascista. Ellos fueron revolucionarios, al menos en esos aspectos.
El poder y en especial si es un poder absolutista, transforma en conservadores a antiguos izquierdistas. Por eso la izquierda comunista en el poder siempre terminó por ser muy reaccionaria, retrógrada, conservadora -diríamos que de extremo derechismo- con métodos semejantes al fascismo de Mussolini, como sucede con los Castro en Cuba o con la ya desaparecida “nomenklatura” soviética. En parte por eso, muchos consideran que hoy en día ya no tiene sentido la terminología izquierda-derecha. No les falta algo de razón, aunque a mi juicio el asunto sigue siendo pertinente. ¿De izquierda un retrógrado como el Fidel Castro de éstas últimas décadas, que ha montado un estado policial-militar ultra represivo solo para impedir cualquier cambio y mantener anclada a Cuba en la rémora del pasado?. El “capitalismo salvaje” sin normas, sin derechos sociales, laborales ni sindicales, lo comparten polos tan aparentemente dispares como el gobierno “comunista” de China y los grupos de extrema derecha que ahora se dan en autocalificar de “liberales” (que antes era sinónimo de pensamiento libre de izquierda) y reniegan de cualquier regulación o presencia del estado. Son grupitos irracionales que dicen que los gobiernos democráticos de 1958 a 1998 “eran el mismo comunismo chavista”. Que repudian a Mandela (“porque era comunista”) y al Papa Francisco porque -dicen ellos- que defender a los pobres y preocuparse por lo social lo convierte en “comunista marxista enemigo de la libertad económica”. Esos extremismos enfermizos de ultra derecha o extrema izquierda son cosas de enfermos.
Es un tema que requiere análisis más extensos, imposible de agotar en un espacio tan corto como una columna periodística. Yo solo reitero lo que he escrito varias veces. La sabia fórmula: “Tanto libre mercado como sea posible. Tanto estado como sea necesario” es la que posibilita más la libertad económica que hace crecer, con el progreso y la justicia social. Los extremos del “estatismo salvaje”, fracasado y ruinoso; como del “capitalismo salvaje”, pleno de injusticias que tampoco es viable y siempre ha sido vencido por las luchas sociales, son indeseables.