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Editorial El Tiempo: Un desliz afortunado

Zea
Hace 11 años

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Fuente: El Tiempo

Fue un triunfo diplomático de Moscú y un afortunado “retroceso hacia delante” de Washington. El mundo saldrá ganando si la apuesta por la paz funciona.

Si algo demuestra, en forma terrible, la Historia es que una guerra puede desatarse en cuestión de segundos por una frase, un equívoco, un incidente. La riña a causa del préstamo de un florero, por ejemplo. No deja de ser esperanzador, pues, que de igual manera expedita y azarosa surja la ocasión de detener una guerra que parecía inevitable, como podría ocurrir con el anunciado bombardeo de Estados Unidos a Siria.

Desde hace días el presidente estadounidense, Barack Obama, anunció que se preparaba para ordenar un ataque contra instalaciones militares sirias a modo de castigo por el uso de gas letal contra miles de sus ciudadanos en la noche del 21 de agosto. Como en oportunidades anteriores Rusia y China vetaron en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas dos propuestas de acción militar, Obama optó por saltarse la legalidad internacional que representa la ONU y atacar escoltado por los países que quisieran unírsele. Los británicos se negaron y otros gobiernos recordaron que así había empezado el fiasco de la invasión de Irak y se abstuvieron de sumarse al grupo. Al final, solo dos naciones poderosas –Estados Unidos y Francia– se asociaron para el ataque.

En un instante de duda, Obama aplazó la aventura y pidió la opinión del Congreso. Esto le hizo ver que las cosas no estaban tan claras en su favor. Entonces se le deslizó una frase al desgaire de su secretario de Estado, John Kerry, según la cual se necesitaría que el gobierno sirio entregara sus arsenales químicos para evitar el bombardeo, y se abrió así una inesperada vía hacia la paz.

Apoyada en la frase de Kerry, Rusia preguntó a Siria si estaría dispuesta a permitir la destrucción de sus armas de muerte masiva bajo la vigilancia de la ONU, y Siria dijo que sí. Obama agarró el toro por los cuernos y, sin desmontar el ataque, lo congeló para dar una oportunidad a la paz. El martes pasado, su discurso televisado, que iba a explicar la necesidad del ataque militar, se convirtió en una explicación sobre la iniciativa que “tiene el potencial de remover la amenaza de armas químicas sin el uso de la fuerza”. Fue un triunfo diplomático de Moscú y un afortunado “retroceso hacia delante” de Washington. El mundo saldrá ganando si la apuesta por la paz funciona.

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