En las pasadas elecciones presidenciales efectuadas en la República Islámica de Irán, resultó vencedor el clérigo Hassan Rohani. Sólo conoce Dios por cuales razones este personaje fue bautizado como “moderado” por la prensa internacional de occidente. Cualquier búsqueda en la web, nos demuestra que Rohani casi es sinónimo de moderado. Las consecuencias de tal etiqueta no son para nada irrelevantes, ya que de entrada pronostica que cuando vuelvan a fallar las negociaciones en el asunto del programa nuclear iraní, las potencias occidentales serán catalogadas como un grupo de “radicales” que buscan aplastar a un simpático y para nada belicoso presidente iraní. Esto es obvio ya que si Rohani es el “moderado” pues sus contrapartes serán los “radicales”. Rohani, entonces, es la nueva esperanza de los siempre despistados medios internacionales, los mismos que años atrás proferían alabanzas y hacían los mejores comentarios sobre el sirio Bashar al-Assad.
El punto aquí es que Rohani forma parte de la élite política que ha dirigido los destinos de Irán desde el triunfo de la revolución islámica. Por ejemplo, Rohani fue el negociador en jefe que sirvió de contraparte a las naciones europeas que llevaron la batuta en el delicado caso del incumplimiento de Irán de sus obligaciones ante la Agencia Internacional de Energía Atómica, teniendo como único producto casi lograr enloquecer a Javier Solana, cuestión que es en realidad harto difícil. No es por nada que las sanciones impuestas por las naciones del viejo continente a Irán son aún más fuertes que las del propio Estados Unidos de América.
Como si lo anteriormente expuesto fuera poco, Rohani es el representante del líder supremo, Ayatola Ali Khamenei, en el Consejo de Seguridad Nacional de Irán y es corresponsable de las acciones que contra los opositores al régimen se ejecutan tanto dentro de su país como en el exterior.
Una de las cuestiones que más llama la atención sobre la etiqueta de moderado que colocaron los medios internacionales al clérigo iraní, consiste en la ausencia de razones, que deberían ser abundantes, para poder asignar tal denominación. El caso es que no existe un solo discurso, acción u reacción que haya realizado Rohani sobre los temas que preocupan o han preocupado a la comunidad internacional que pueda ilustrar porque es merecedor de ese calificativo. Así, entonces, tenemos como presidente de Irán a un “moderado” y esa es santa palabra. Por tal razón tendremos que esperar que el gobierno persa realice algunas pruebas nucleares o ejecute una carnicería contra la oposición para quitarle tal etiqueta. Gracias CNN, muchas gracias.
Centro Latinoamericano de Estudios de Seguridad.
Universidad “Simón Bolívar”
Por: Leopoldo E. Colmenares G.
