Para el país cuyas actividades de perforación y explotaciones de energías fósiles empezaron nada menos que hace 2.000 años, China está despertando y empezando la explotación del gas de esquisto muy lentamente y más cuidosamente de lo esperado.
Esta semana el gobierno de Pequín ha ofrecido 20 bloques de exploración y explotación de gas a compañías que incluyen empresas chinas, extranjeras y principalmente de capital mixto para aprovechar su vastas reservas y convertir a este gigante asiático en un gran productor de gas mundial.
Los estimados más conservadores del Ministerio de Recursos del Subsuelo afirman que China está sentada sobre una reserva gasífera de 25 toneladas de metros cúbicos de gas de esquisto, o sea una quinta parte de todo el planeta que supera lo estimado para los Estados Unidos, pero el Servicio de Administración de Energía de los mismos Estado Unidos creen firmemente que las reservas chinas en realidad alcanza las 36 toneladas de metros cúbicos.
Esto le cae muy bien a China la cual necesita reducir drásticamente su dependencia del carbón y otras fuentes de energía fósiles que causan un alto grado de contaminación ambiental.
Pero uno se pregunta por qué este país ha planificado extraer solamente 6.5 millardos de metros cúbicos al año para el 2015, que representa solamente el 3 por ciento de la producción Norteamericana del año pasado y mientras los Estados Unidos piensan subir su extracción hasta alcanzar 100 millardos de de metros cúbico para el año 2020.
Las razones son que China no posee uno prolífico caudal de agua necesaria para el proceso de fracking, o fracturación hidráulica de las capas de esquisto, su red de gasoductos es insuficiente para una distribución masiva y adecuada y sus conocimientos en el campo de la fracturación hidráulica son muy reducidos.
Esto explica porque varias empresas chinas han gastado 6 millardos de dólares (US) para adquirir importantes participaciones en compañías Norteamericanas involucradas en proyectos de extracción de gas de esquisto con el fin de aprender todo lo posible sobre el sistema de fracking. Pero no existe ninguna garantía que el proceso de fracking en China sea igual al de Estados Unidos por las diferencias en las formaciones del subsuelo y el hecho que el país es afectado por problemas sísmicos en varias de sus regiones .
Finalmente otro factor negativo es el bajo precio del gas que el gobierno Chino ofrece a sus consumidores en el intento de aumentar el consumo del gas en escala nacional. Mientras que Pequín puede muy bien absorber este subsidio las empresas extranjeras que están o estarían interesadas en operar en el campo gasífero en China no consideran que por el momento este represente un gran negocio.
Tony Bianchi