El Candidato-Presidente presentó el 11 de Junio desde el CNE su Programa de Gobierno con cuyas propuestas internacionales, en vez de insertar a Venezuela en el contexto moderno de las Naciones Emergentes, más bien parece asumir la posición del “Big Brother” definido en el profético libro “1984” de George Orwell.
En su Gestión Bolivariana Socialista (2013-2019) introduce versiones “creativas” con un neo-lenguaje bolivariano (“newspeak”) como el concepto de “Nuestamerica” o el de “eco-socialismo”, uniéndolo a amenazas autoritarias y mecanismos de dominación muy alejados del acervo histórico latinoamericanos (Otroamericano?), en los que no esconde sus planes hegemónicos al reconocer que utilizará las líneas estratégicas definidas por ALBA y por Petrocaribe para influenciar las posiciones de UNASUR y del CELAC.
El desafío asumido de apoyar la “participación protagónica de los movimientos populares” o impulsar la “diplomacia de los pueblos” se suma a la amenaza de la “urgente eliminación del sistema interamericano de derechos humanos y la Corte, por ser bastiones del Imperialismo Norteamericano”, además de ofrecer su compromiso de “denunciar Tratados Multilaterales que limitan la soberanía nacional” -todo ello- en contradicción con los principios consagrados en la propia Constitución Bolivariana.
Mientras Naciones como China, Rusia, Brasil procuran multiplicar el comercio, nuestros revolucionarios proponen “llevar a niveles no vitales el intercambio comercial con las potencias neo-coloniales”
En la Cumbre de Monterrey del 2002, los países pobres impulsaron en la ONU el tema de la “Financiación para el Desarrollo Sostenible”, pero el nuevo plan bolivariano propone “eliminar la participación de las instituciones financieras en el desarrollo Nacional”. La misma limitación se establece a nivel de la captación tecnológica proveniente de “potencias imperiales”, condenando de esta manera al país al atraso y a la pobreza.
La prepotencia del Poder es desproporcionada al afirmar que se “vigilará la agenda del Consejo de Seguridad de la ONU”, y que se convertirá al país en la “Gran Potencia Naciente de America Latina” ampliando el poderío militar y aplicando la geopolítica nacional. Me pregunto si los vecinos aceptarán la base de “Nuestramerica” Bolivariana?
Como si ello fuera poco, a pesar de los 13 años al frente de las relaciones internacionales, el programa logra convertir el nuevo compromiso diplomático en un retroceso en el que no se entiende como puede definirse como el “Corazón de mi Patria” cuando silencia totalmente el tema de las fronteras y los riesgos de perder la soberanía nacional al abandonar las reivindicaciones limítrofes de nuestro territorio, para convertirlo en “Vuestramerica”. Es el neo-lenguaje folklórico peligroso y primitivo que se ofrece.