Brasil acelera programa para repartir a los venezolanos por su territorio - Runrun
Brasil acelera programa para repartir a los venezolanos por su territorio

EL PORTUGUÉS CON ACENTO español de Venezuela ha llegado a la gran capital de la Amazonia. Es fácilmente reconocible entre quienes ofrecen botellas de agua en la plaza principal de Manaos bajo un calorazo que solo amaina de madrugada y entre los camareros de restaurantes o heladerías. Pero el español se oye sobre todo en el entorno de la estación de autobús, donde la venezolana Andreina Márquez, de 40 años, y varias decenas de compatriotas asaban recientemente unos pescados para comer. El creciente desembarco de migrantes venezolanos en Manaos es, en parte, fruto de los esfuerzos de las autoridades brasileñas para repartirlos por el territorio y aliviar las tensiones al norte de Manaos, en la región donde está el único paso fronterizo entre ambos países. Casi 15.000 personas han sido repartidas entre 250 municipios de prácticamente todos los estados.

Niusarete Lima, asesora del Ministerio de Ciudadanía, que coordina todos los ministerios, las entidades estatales y de la sociedad civil, explica cómo funciona este programa en el que participan Acnur y la Organización Internacional de las Migraciones (OIM): una vez los migrantes reciben su documentación y con ello acceso a todos los servicios públicos, las autoridades seleccionan a los migrantes más vulnerables -“una mujer sola con hijos o una persona mayor siempre tendrá preferencia sobre un varón joven”– y negocian con los servicios sociales municipales, estatales, con empresas… para encontrarles un destino. No es fácil porque la demanda supera a la oferta, explica esta funcionaria que trabaja desde el inicio en este programa de la interiorización, que el presidente Jair Bolsonaro heredó de su predecesor. Destaca una ciudad del interior, Dourados; con más de 1.000 acogidos para trabajar en la industria, está solo por detrás de la metrópoli São Paulo.

Como Brasil tiene más de 6.000 municipios, “si cada uno acogiera a una familia, ni se notaría”, recalca Lima, mientras se afana por implicar a más municipios para satisfacer las necesidades actuales (y quién sabe si futuras). Porque unos salen pero llegan otros. Unos 7.000 migrantes están acogidos en albergues de Boa Vista y Pacaraima, una operación en la que participa el Ejército. Dos de los refugios son específicos para los indígenas Warao, con los que comenzó el éxodo a Brasil. “Necesitamos tener canales (para repartirlos) por si la situación se agrava”, dice la asesora.

Por eso, además de la tradicional reunificación con parientes ya instalados en otras ciudades, han estrenado la reunificación social, con amigos asentados, y también identifican empresarios que buscan empleados y facilitan entrevistas de trabajo con migrantes por vídeoconferencia. El objetivo es reducir la concentración de venezolanos en la frontera, incentivar que se dispersen y darles un empujón para que, en unos tres meses, puedan valerse por sí mismos.
 
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